¿Debes usar un filtro de aire?
¿Lo necesitas para tener un hogar más sano?
ANTES DE QUE LA COVID-19 hiciera que pasemos mucho más tiempo en casa y que nos preocupemos por todo lo que se transmite por vía aérea, la calidad del aire en los espacios cerrados ya hacía que la gente enfermara. Este se puede contaminar con prácticamente cualquier cosa: velas, productos de higiene personal, leña, impresoras e, incluso, al cocinar. Estos contaminantes, además, se entremezclan con los que entran por las puertas o las ventanas mal selladas, como las partículas procedentes de los neumáticos y las chimeneas de las fábricas. En conjunto, la concentración de contaminantes del aire en interiores puede ser de dos a cinco veces mayor que en el exterior, lo que favorece la aparición de problemas de salud, desde el ardor de ojos hasta las enfermedades pulmonares.
Por desgracia, aunque los científicos hacen un seguimiento de las partículas respirables de mayor tamaño, no disponen de muchos datos sobre las peligrosas partículas ultrafinas, que son tan pequeñas que pueden pasar al torrente sanguíneo. Y si no hay suficiente información, se dificulta la labor de los investigadores para evaluar los efectos en la salud de los humanos. Los resultados de los estudios realizados con animales no son precisamente buenos. Los investigadores han descubierto que los animales expuestos a la contaminación pueden desarrollar una inflamación pulmonar que puede llegar a la circulación, lo que desencadena una inflamación sistémica. Esta puede contribuir a causar diabetes, obesidad, aterosclerosis y neurodegeneración, lo que, a su vez, da lugar a enfermedades como alzhéimer y párkinson. A corto plazo, la mala calidad del aire puede provocar dolor de cabeza o de garganta, además de mareos y fatiga. Las habitaciones mal ventiladas también pueden fastidiar tu capacidad para pensar con claridad y dejarte expuesto a partículas que contienen virus de transmisión aérea.
Afortunadamente, los filtros de aire pueden ser de ayuda. “La calidad de tu ambiente interior afecta a tu salud y a tu rendimiento. La ciencia no tiene dudas al respecto”, afirma Joseph Allen, director del programa de Edificios Saludables de la Escuela T. H. Chan de Salud Pública de Harvard (EEUU).
¿Necesitas usar un filtro?
Podría ser. “Cualquiera que viva en una zona afectada por el humo de un incendio forestal debería prepararse para filtrar el aire de su casa”, asegura el doctor Brett
Singer, científico e investigador principal del área de tecnologías de la energía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. Si el aire exterior es bueno, abrir las ventanas de par en par (o tan solo una rendija), debería bastar para aumentar la tasa de ventilación de tu casa; es decir, las veces que el aire interior se renueva gracias al aire fresco que viene del exterior. También podría servir para proteger tu hogar en caso de que tú o alguna de las personas con las que vives se haya contagiado de COVID-19. En ese caso, lo ideal es aislar al enfermo en un dormitorio con un ventilador dispuesto para que extraiga el aire por la ventana.
¿Y si no puedes abrir las ventanas de tu casa?
Entonces es el momento de comprar un filtro de aire. Los filtros HEPA (purificadores de aire como los que se usan en aviones y hospitales) atrapan hasta el 99,97% de las partículas de hasta 0,3 micras, pero funcionan aún mejor con las que son más grandes. Esto se debe a la forma en que las partículas de otros tamaños (incluidas las que transportan el coronavirus) se desplazan a través del aire y chocan contra el filtro. En los apartamentos pequeños, las aulas o las tiendas que todavía no tienen una alta tasa de ventilación, podría darse una reducción del 90% de las partículas que transmiten el coronavirus en el aire interior, según los expertos.
¿Cómo elegir un filtro? 1. ENCUENTRA LA TASA ADECUADA
En primer lugar, presta atención a su tasa de suministro de aire limpio (CADR, por sus siglas en inglés). Las unidades disponen de tres clasificaciones CADR: una para el humo del tabaco, otra para el polvo y otra para el polen. La Asociación de Fabricantes de Electrodomésticos, la cual se encarga de expedir estas clasificaciones (y cuyos parámetros son seguidos por casi todos los fabricantes del mundo), aconseja elegir un purificador de aire con un CADR para el humo que cubra al menos dos tercios del área de la habitación en la que se va a utilizar. Por tanto, una habitación de unos 30 m2 necesitaría un CADR para el humo de 20 o más.
2. NO TE CONFUNDAS
Los ionizadores, a diferencia de los filtros, limpian el aire emitiendo iones que se adhieren a las partículas y las empujan al suelo. Desafortunadamente, los contaminantes que caen acaban ensuciando las superficies. Peor aún, los ionizadores también emiten ozono, el cual puede reaccionar con los gases (como los compuestos orgánicos volátiles) y crear contaminantes secundarios irritantes o dañinos. Otros dispositivos también afirman eliminar las partículas víricas mediante luz ultravioleta o filtros HEPA impregnados de plata, pero nuestros expertos recomiendan ceñirse a lo básico.
3. CUIDADO CON EL RUIDO
Si quieres que funcione mejor, has de ponerlo a toda potencia. Y los ventiladores purificadores pueden ser bastante ruidosos. La mayoría de las unidades indican el nivel de ruido medido en dBA o dB; cuanto más bajo sea, más silencioso será.