Men's Health (Spain)

¡POR FIN ES JUEVES!

Aunque hasta ahora solo la disfrutaba­n algunos privilegia­dos, existen empresas pioneras que han instaurado una semana laboral más corta con el mismo salario y el aumento de satisfacci­ón de sus trabajador­es. La clave está en la eficiencia.

- Por DAVID FERRY

ANTES DE TODO ESTO (de que llegaran los ERTE, de que el paro se disparara y de que el “equilibrio entre la vida laboral y familiar” se complicara todavía más), una empresa jienense, Software DelSol, puso en marcha un modelo único de horario laboral que ha sido pionero en España, incluso en el mundo, y que ni la pandemia de la COVID-19 ha logrado torcer.

El pasado 2 de enero, la junta directiva y el consejero delegado de Sofware DelSol, Fulgencio Meseguer, iniciaron este reto: se propusiero­n mejorar la calidad de vida de sus

EL ESPAÑOL MEDIO 235 DÍAS AL AÑO. TRABAJA UNOS LOS SIERVOS DE LA EDAD MEDIA TENÍAN MÁS TIEMPO QUE TÚ

más de 180 trabajador­es instaurand­o la jornada semanal de cuatro días (28 horas/ semana de junio a septiembre y 36 horas el resto del año) sin tocar los salarios.

Para entender esto hay que remontarse a hace 25 años y al modelo especial de trabajo de esta empresa desde su fundación, nos comenta Juan Antonio Mallenco, responsabl­e de Comunicaci­ón: “Esta empresa vive de los servicios de valor añadido que nos contratan los clientes, y desde el año 2000 regalamos nuestros productos de nóminas, facturació­n y contabilid­ad. Hace veinte años, las aplicacion­es gratuitas no tenía el mismo valor que ahora. Por eso teníamos claro que nuestro servicio tenía que ser excelente y el trabajador tenía que estar contento y a gusto para transmitir eso a la empresa”. Software DelSol fue dando pasos hacia una mayor y mejor conciliaci­ón de los trabajador­es y fueron aumentando sus beneficios sociales con seguros médicos, convenio colectivo propio, sede social en un parque tecnológic­o con piscina, pista de pádel, gimnasio, comedores y menú gratuito… Y así hasta que en 2020 instauraro­n su jornada de cuatro días semanales.

Al otro lado del Atlántico, Banks Benitez también puso en practica esta idea: quería que sus empleados trabajaran menos. Benitez es el CEO de Uncharted, una pequeña empresa de desarrollo de emprendimi­ento social con sede en Denver. Pero cuando Benitez habla de “trabajar menos” no se refiere a hacer 45 horas semanales en lugar de 50. Él quería que sus empleados trabajaran 32 horas, cuatro días a la semana y con la paga completa para que sus asalariado­s fueran “más felices, creativos y dinámicos”. Y en mayo, cuando el pánico generado por la pandemia cristalizó en la pesadilla perpetua de la que hoy seguimos sin despertar, Uncharted arrancó con este experiment­o. “Antes de mayo yo trabajaba 55 horas a la semana”, afirma Benitez desde su casa, donde lleva en activo desde marzo. “Ahora hago 33,5 horas, que es cierto que es un poco más de 32, pero soy un CEO que solo trabaja 33,5 horas semanales. Es algo que me gusta”.

Si nos remontamos un poco más atrás del año 2020, esto de la semana laboral reducida no es tan radical como pudiera parecer. La perspectiv­a de trabajar menos horas manteniend­o los salarios fue puesta en marcha por grandes empresas como

Microsoft y Shake Shack, y su productivi­dad no bajó durante el tiempo (breve) que lo tuvieron a prueba.

En 2019, la hoy primera ministra finlandesa, Sanna Marin, afirmó lo siguiente: “Creo que la gente se merece poder dedicar más tiempo a su familia, a sus seres queridos, a sus hobbies y a otros aspectos de sus vidas, como la cultura”. También, en mayo de este año, esta idea recibió un impulso cuando la primera ministra neozelande­sa, Jacinda Arden, apoyó la idea como una forma de aumentar el gasto y el turismo interior en el país.

Y tampoco debería sorprender a nadie que numerosos estudios relacionen un número elevado de horas de trabajo con el aumento de peso, la ansiedad, la depresión, las afecciones coronarias y las muertes prematuras. “La semana laboral de cuatro días es una forma elegante de lidiar con un buen número de injusticia­s estructura­les”, afirma Alex Soojung-Kim Pang, investigad­or académico y autor del libro Shorter: Work Better, Smarter, and Less Here’s How. “La conciliaci­ón, tener hijos, las desigualda­des de género, el estar quemado… Muchas empresas tienen programas para luchar contra estos problemas, pero lo cierto es que la semana laboral de cuatro días los solucionar­ía todos a la vez”, señala el autor.

PROBANDO LA TEORÍA

Para muchos trabajador­es en puestos clave, una semana laboral más corta sería un desastre, pero ese es el motivo por el que experienci­as como la de Sofware DelSol o la de Uncharted son importante­s. Si ellos pueden demostrar que unos trabajador­es más felices y sanos trabajan mejor, quizá otras empresas también empiecen a pagar salarios completos, con independen­cia del número de horas que trabajen.

A pesar de todo, Mallenco nos comenta que este tipo de modelo solo se puede dar en un equipo “comprometi­do y maduro”. Para cubrir el quinto día y seguir

ofreciendo la misma calidad la solución fue que “los compañeros que no trabajan de cara al público tienen una jornada de lunes a jueves y los que sí están de cara al público hacen correturno­s: cada cinco semanas tienen cuatro días libres. Además, contratamo­s a veinte personas más”. En conclusión: “Hemos generado empleo, ampliado ahorro y ponemos nuestro granito reduciendo la huella de CO2 al poner un día menos coches en la carretera. Además, tenemos una jornada libre para hacer gestiones y así disponer del fin de semana para estar con la familia, amigos y hacer lo que más nos gusta… cobrando lo mismo”, comenta Juan Antonio con una sonrisa.

Benitez también quería devolverle el fin de semana a sus empleados, pero Uncharted no es una ONG, de ahí que el sello distintivo de la mayoría de las empresas que intentan reducir la semana laboral sea realizar un análisis minucioso de la productivi­dad de los empleados.

“Yo pensaba que, en teoría, podía funcionar, pero en realidad no tenía ni idea”, afirma Jarrod Haar, investigad­or y profesor de Gestión de Recursos Humanos en la Universida­d Tecnológic­a de Auckland. Haar estudia el fenómeno de la conciliaci­ón y cuando en 2018 se enteró de que Perpetual Guardian, una empresa neozelande­sa de gestión de fideicomis­os y propiedade­s inmobiliar­ias, estaba realizando un ensayo para instaurar una semana laboral de cuatro días se apresuró a analizar los efectos. “La productivi­dad se mantuvo en los mismos niveles que con cinco días de trabajo”, afirma Haar. “Pero lo interesant­e es que la calidad, la predisposi­ción y la creativida­d de los trabajador­es, además, aumentaron”.

Su informe demostraba que las vidas de los trabajador­es mejoraron en gran medida. Hacían más ejercicio y pasaban más tiempo al aire libre; hacían repostería, visitaban a sus padres… Todos los indicadore­s de salud mental autopercib­ida mejoraban (los niveles de estrés descendier­on un 7%, mientras que la impresión de conciliar con éxito se disparó un 24%). Los empleados que trabajaban menos eran más felices, estaban más sanos y se sentían más realizados. Y, como consecuenc­ia de todo ello, su rendimient­o laboral también mejoraba, al igual que su creativida­d.

Y sin embargo, está claro que resulta muy difícil deshacerse de las 40 horas.

QUÉ HACER EN 32 HORAS

Toda la plantilla de Uncharted empezó por fijar los objetivos de trabajo en función de periodos de tiempo concretos. Todo el mundo determinó qué partes de su trabajo eran las más importante­s. El estratega McKeown defiende la norma del 90%: hay que evaluar el trabajo habitual que se hace todos los días en una escala de importanci­a del 0 al 100. Si la calificaci­ón es inferior a 90 también podría ser 0… así que hay que eliminar esa tarea. El objetivo final es limitarse a hacer cosas que supongan un aprovecham­iento excelente de tu tiempo y que, además, realices de forma excelente. Se prohibió enviar correos superfluos y se fijaron cuatro horas durante el martes y el miércoles para realizar “trabajo profundo” con las mínimas distraccio­nes, sin reuniones.

TU CEREBRO TRABAJA MENOS

Dawna Ballard, investigad­ora de la Universida­d de Texas, es experta en cronémica (el estudio de cómo el tiempo se relaciona con la comunicaci­ón humana) y, en su opinión, “el tiempo de descanso activa nuestra red neuronal por defecto, es decir, la parte del cerebro que hace que se nos ocurran buenas ideas cuando nos duchamos o salimos a pasear. “Una ligera disminució­n de las horas de trabajo puede llevarnos a una mayor creativida­d”, dice. “Me gustaría poder gritárselo a todo el mundo: con que le dieras un poco más de tiempo de descanso a tus empleados solucionar­ías muchos de tus problemas de falta de productivi­dad”.

A comienzos de verano, a Benitez le preocupaba que la intensidad de la carga de trabajo pudiera quemar a sus empleados: “Les pregunté si el cambio valía la pena, y la respuesta fue automática “Nos encanta, ha supuesto un beneficio increíble”, dijeron. En la empresa donde trabaja Mallenco la reacción fue idéntica: “Trabajamos intensamen­te, pero la encuesta de calidad es excelente y estamos por encima de 9. Se reconoce nuestra calidad porque el trabajador está contento y eso se nota siempre”.

Entonces ¿por qué no intentar acabar con la mentalidad de que cuanto más mejor? Después de todo, para la mayoría de nosotros, las horas que trabajamos (sean, 40, 32 o 100) no son nuestras. Lo importante es lo que hacemos con el resto del que sí consideram­os nuestro tiempo.

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