Descubre cómo los alimentos pueden ayudarte a cuidar tu salud mental.
Algunas de las armas más poderosas para combatir el desánimo y la depresión se manejan con cuchillo y tenedor.
DURANTE MIS PRÁCTICAS como psiquiatra nunca me dijeron que les preguntara a mis pacientes qué comían, y cuando empecé a hacerlo los resultados me dejaron perplejo, por decir algo. La gente que hizo algunos cambios en su dieta, por pequeños que fueran, empezó a ver mejorías y, en ocasiones, incluso llegaron a reducir la dosis de medicación.
Puede parecer que unos simples cambios en la alimentación como solución para la depresión sea algo demasiado bueno para ser verdad, pero piénsalo de esta manera: poner al cerebro en funcionamiento cuesta mucho. A pesar de que solo pesa 1,5 kg, necesita casi el 20% de las calorías que consumimos al día. Su funcionamiento óptimo depende de nutrientes clave como las proteínas, y de la glucosa, el combustible que necesitan las células, los neurotransmisores y la aislante materia blanca. Por eso, evaluar la alimentación y las elecciones a la hora de comer debería ser una parte integral del tratamiento y la prevención de las enfermedades mentales.
DEL TENEDOR AL CEREBRO
Hoy en día muchos médicos abogan por una dieta de estilo mediterráneo, que sabemos que, al estar basada en frutas, verduras, pescado, granos enteros y grasas saludables, proporciona los nutrientes esenciales para ayudar a la salud mental. Sin embargo, yo prefiero no recomendar un tipo de dieta específica para ayudar al cerebro, pero sí que se coman alimentos de ciertas categorías que contienen altos niveles de nutrientes saludables para él.
Las pruebas de que comer alimentos integrales y saludables es beneficioso para el cerebro son cada vez más claras. Hace más de 60 años, mediante varios estudios e investigaciones, se descubrió que la dieta mediterránea era clave para reducir el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un infarto. Y más tarde se relacionó con tasas más bajas de demencia y depresión.
Estos estudios no han parado de aumentar y muchos de sus datos indican que la dieta importa cuando hablamos de depresión y ansiedad. Pero ha sido difícil llegar a la conclusión de que los psiquiatras deberían recetar cambios en
la alimentación, porque hasta hace muy poco no había estudio de referencia que lo avalara, hasta que en 2017 científicos del Australia’s Food & Mood Centre de la Deakin University School of Medicine publicaron el primero.
En este estudio, llevado a cabo por dos líderes del campo de la nutrición psiquiátrica, Felice Jacka y Michael Berk, se observó qué ocurría a 67 personas con trastorno depresivo mayor (la mayoría de las cuales tomaban medicación o acudían a terapia) durante 12 semanas, tras recibir asesoramiento para seguir una dieta mediterránea. Los investigadores descubrieron que prácticamente un tercio de los que recibieron el asesoramiento nutricional vieron cómo su depresión desaparecía. Desde entonces, en otros estudios se ha demostrado que los cambios en la alimentación pueden reducir e incluso eliminar totalmente los síntomas de la depresión.
“Se obtuvieron un montón de datos sorprendentes del estudio, pero creo que el más importante es que la gente puede mejorar mediante la dieta, incluso aunque tengan depresión en un estado moderado o grave”, dice Jacka.
Cuando lo juntas todo, ves que estos datos tan impresionantes demuestran que un cambio en la dieta tiene la capacidad de cambiar también la salud mental. Al sustituir la comida basura por alimentos que contienen nutrientes y que potencian el trabajo del cerebro, puedes mejorar también tu salud y función en general. En última instancia, tú y solo tú tienes el poder de decidir de qué quieres que esté hecho tu cerebro y, al hacerlo, ponerlo en modo crecimiento, resiliencia y salud.