Men's Health (Spain)

EL ÚLTIMO CIGARRILLO

- Por ARTURO GIL Fotografía JOBE LAWRENSON

AUNQUE LA LEY ANTITABACO SE IMPUSIERA EN 2011, la Asociación Española Contra el Cáncer y el Instituto Nacional de Estadístic­a señalan que en España el 22% de la población afirma fumar a diario, el 2% es fumador ocasional y el 25% se declara exfumador. Según cifras del Ministerio de Sanidad, cerca de una cuarta parte de los hombres son fumadores habituales. Si eres uno de ellos, ESPERAMOS QUE EL TESTIMONIO DE VICENT PASTOR TE INSPIRE, MOTIVE (Y EMOCIONE) PARA DECIRLE ‘HASTA NUNCA’ A LA NICOTINA. AVISO: NO TE LO ESPERAS.

LA OMS SEÑALA QUE, AUNQUE EUROPA ES LENTA REDUCIENDO EL CONSUMO DE TABACO, LA TENDENCIA DISMINUIRÁ UN 25% EN 2025

El tabaco mata a más de 8 millones de personas al año en todo el mundo. Más de 7 millones se deben al consumo directo y 1,2 millones al humo ajeno. Según la encuesta Tabaco, otras formas de consuPR \ FRQ¿QDPLHQWR realizada a 17.000 personas por el Ministerio de Sanidad en 2020, un 6,73% de encuestado­s dejaron de fumar durante la crisis del coronaviru­s, un 5,98% redujeron su consumo desde su inicio y un 13,56% lo intentaron, mientras que el 70,8% aseguraron intentarlo por sí mismos y un 10% reconocier­on recurrir a fármacos. Actualment­e, la proporción de exfumadore­s ha superado a la de fumadores diarios.

Uno de los motivos de este movimiento detox antitabaco pudo ser la conclusión de un estudio de la OMS que se publicó el año pasado en todos los periódicos. Señalaba que los fumadores tenían más probabilid­ades de desarrolla­r síntomas graves en caso de padecer COVID-19. “El tabaquismo deteriora la función pulmonar y dificulta que el cuerpo luche contra esta y otras enfermedad­es. El consumo del tabaco es, además, un factor de riesgo importante de enfermedad­es no transmisib­les, como las enfermedad­es cardiovasc­ulares, el cáncer, algunas enfermedad­es respirator­ias y la diabetes, y las personas que padecen esas dolencias tienen un mayor riesgo de desarrolla­r síntomas graves en caso de verse afectadas por la COVID-19. Los datos de investigac­ión disponible­s hasta la fecha parecen indicar que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrolla­r síntomas graves y de fallecer a causa de la COVID-19.

A Vicent Pastor Alabau (41 años) no le hizo falta que tuviese que llegar una pandemia mundial para dejar de fumar. Lo dejó en 2004 y no por una enfermedad o por ser más cuidadoso con su salud. El origen fue el nacimiento de su primer sobrino. “Mi hermana no me dejaba cogerlo en brazos si olía a tabaco. El niño nació el 6 de enero, un auténtico regalo de Reyes, y el día 19 tomé la decisión y dejé de fumar”. Así de simple. Bueno, ‘simple’ quizás no sea la palabra más acertada, porque Vicent tuvo que armarse de valor y de voluntad para no volver a caer y poder olvidarse de la nicotina por completo.

“SI ME LEVANTABA POR LA NOCHE PARA IR AL BAÑO, ME FUMABA UN CIGARRO ANTES DE VOLVER A LA CAMA”

TODO EMPEZÓ A LOS 12 AÑOS...

Este valenciano profesor de secundaria residente en Palma de Mallorca se fumó su primer cigarro cuando tenía 12 años. Ese fue el punto de partida que lo convirtió, años más tarde, en un auténtico vicio. “Empecé, supongo, por probar, por descubrir cosas. Como hacemos la mayoría de los chavales, cuando queremos saber todo eso que se supone que no debemos hasta que nos hagamos adultos. Mi padre tenía un bote metálico de Ducados en el mueble de la televisión donde guardaba su tabaco, y mis amigos y yo le cogíamos alguno de vez en cuando para ir probando. Pero fue a los 14 años cuando empecé a salir por la noche con los colegas, cuando aumenté el consumo y terminé comprando mis propias cajetillas. Primero solo para los fines de semana y luego ya diariament­e. Eso sí, tabaco rubio, que era lo cool en esa época. Lo fumaba todo el mundo, aunque con el tiempo me pasé, definitiva­mente, al tabaco negro”.

Vicent estuvo fumando, “con mi propia cajetilla”, puntualiza, unos 10 años. Y para poder dejarlo empezó a reducir el consumo una semana antes y solo se fumaba los cigarros que él considerab­a indispensa­bles: “Al levantarme cada mañana me encendía un pitillo y otro también con los cafés. Era el único momento en el que, por aquel entonces, veía que necesitaba fumar y fue lo que decidí mantener hasta que llegó el día de dejarlo al 100%”. Su sobrino fue el motor, y eso que había tenido hasta propuestas económicas para dejarlo. “Mi abuelo me ofrecía 50.000 pe

setas (300 €) si dejaba de fumar y, aunque te cueste creerlo, nunca decidí hacerlo. Murió unos meses antes de que naciese mi sobrino, así que, aunque finalmente dejase de fumar, no vi ni una peseta”.

Aunque no ganó dinero gracias a su abuelo, Vicent sí lo hizo, como todos los exfumadore­s, cuando decidió abandonar el vicio del tabaco. Hagamos cálculos: al principio, Vicent se fumaba un paquete cada 2-3 días. “Luego fui aumentando la cantidad hasta llegar al paquete diario, pero cuando cambié a tabaco negro llegué a fumar dos paquetes al día”. Cuando Vicent fumaba negro el paquete costaba unos 2 euros. Al mes se gastaba alrededor de 120 euros, un gasto fijo de 1.440 euros al año durante 10 años.

EMGORDAR, ESTO PASA SI DEJAS DE FUMAR CON CARAMELOS

Aunque dejar de fumar tiene que significar algo importante (una meta alcanzada, un difícil reto superado, un sueño cumplido…), siempre hay algo que te nubla esa ilusión y te hace pensar en volver atrás: y es que cuando uno deja de fumar suele ganar algo de peso.

Engordar es lo más habitual cuando decides hacer la dieta antitabaco. Diversos estudios médicos coinciden en que le ocurre a un 80% de los exfumadore­s y lo más frecuente es ganar unos 3-4 kilos. “Yo no sabría exactament­e decirte cuántos, pero 5 seguro. No paraba de comer. Iba a todas horas con piruletas, caramelos o cualquier chuchería para matar el gusanillo. Cada vez que me apetecía un cigarro me llevaba algo a la boca. Alimentarm­e, sobre todo de dulces, era mi método y así acabé. Además de que en esos años el deporte y yo no nos llevá bamos muy bien que digamos”.

Desde Men’s Health te animamos a que dejes de fumar con otros métodos si no quieres coger unos kilitos. Puedes acompañar tu rehab antitabaco con coaching nutriciona­l y deporte guiados por profesiona­les para que logres al 100% tu meta hacia el bienestar. Los tratamient­os de sustitució­n con nicotina, como los chicles o los parches, están pensados para ayudar a los fumadores a dejarlo.

La OMS recomienda intentar dejar de fumar lo antes posible mediante métodos de eficacia comprobada, como líneas de atención telefónica gratuitas para ese fin, programas que se basan en mensajes de texto por móvil o tratamient­os de sustitució­n con nicotina.

Siguiendo con la historia de Vicent… Además de los caramelos, nuestro entrevista­do no hizo terapias alternativ­as ni tampoco recurrió al famoso Champix para dejar de fumar. Después de ese consumo en el que solo recurría al tabaco en sus mañanas y sus cafés, el valenciano dijo: “Mañana ya no fumaré”, y así lo hizo. Ese día aún lo recuerda. “Fue muy duro, tenía mucha ansiedad y, por aquella época, aún se fumaba en el interior de bares y restaurant­es. Cuando quedaba con los amigos para tomar algo lo pasaba fatal. Ellos fumaban y no fue nada fácil resistir la tentación, pero no recaí. No me lo podía permitir. Lo que sí hice, más de una vez, fue decirles que me echaran el humo del cigarro para olerlo. Algo que ahora simplement­e, detesto”.

EL TABACO SE VA... PERO EL MONO SE QUEDA

Por mucha motivación que uno tenga, si eres fumador y de repente decides dejarlo… las ganas no se van así como así. “Después de una semana sin probar un cigarro, supongo que el mono, propiament­e dicho, ya había desapareci­do, al menos el físico, pero el psicológic­o… ese duró mucho más tiempo. Piensa que yo era fumador empedernid­o. A veces, me levantaba en mitad de la noche para ir al baño y me encendía un cigarro y me lo fumaba antes de volver a la cama. Es cierto que yo ya me sentía bien porque veía que lo estaba logrando. Podía coger a mi sobrino en brazos (por fin), pero en las reuniones sociales era muy duro ver a la gente fumar y yo no hacerlo. Por suerte, la mayoría, bueno, todos, en realidad, fumaban tabaco rubio, así que en ese sentido no les tenía tanta envidia”, señala Vicent.

Al mes la cosa iba mucho mejor. “Me sentía mejor, pero seguía teniendo todavía esa tentación relacionad­a siempre con el contexto social que lleva implícito, muchas veces, encenderse un pitillo”. Pero Vicent fue fuerte y no tuvo ninguna recaída. Aunque en realidad no la tuvo porque no se fiaba de si mismo. “Si le daba una calada a un cigarro estaba 100% seguro de que volvería a caer y tendría que empezar de nuevo. Así que ni siquiera cuando salía de fiesta me atreví a fumar, por si acaso. De hecho, tardé más de tres años en darle una calada a un cigarro. Fue en la boda de un amigo. Lo recuerdo como algo bastante desagradab­le. Me disgustó muchísimo el sabor. Era tabaco rubio. Quizá si hubiese sido negro la cosa hubiese sido distinta. Pero eso me ayudó y decidí tirarlo, porque no me merecía la pena volver atrás y perder tres años sin tabaco por una tontería”.

TRAS UN AÑO SIN FUMAR, HEUELES Y SABOREAS MEJOR

Para Vicent, estar 365 días sin coger un cigarro es un orgullo y una satisfacci­ón enorme para una persona que vivía pegada a un pitillo. “¡Es algo muy grande! Aunque es cierto que hay situacione­s en que te encuentras extraño porque antes te encendías un cigarro y ahora no lo haces, y no haces otra cosa, y sientes que estás un poco fuera de lugar, pero a la vez estás satisfecho contigo mismo por el logro y porque notas que tu cuerpo y tu mente ya no te piden que fumes. Incluso, el humo te empieza a molestar. Recuerdo que una amiga mía que fumaba se enfadaba porque le decía que me molestaba el humo y ella me recriminab­a que había soportado el de mis cigarros negros y ahora me tocaba a mí aguantarme. Situacione­s extrañas, sin duda, que me hacían saber que algo estaba haciendo bien”.

Otro detalle que notó Vicent cuando dejó de fumar es que olía y degustaba mejor la comida. “Percibía los olores con más nitidez, todo tenía más aroma que antes y se potenció el sabor de algunos alimentos”. Tampoco se cansaba tanto como antes, pues su capacidad pulmonar era mucho mayor, estaba más limpio, tenía más resistenci­a y una de las cosas que más agradeció fue “no oler yo a tabaco. Ni mis manos, ni mi ropa, ni mi aliento. Algo que, aunque no percibía cuando fumaba sabía que existía”.

“CUANDO DEJÉ DE FUMAR PERCIBÍA MEJOR LOS OLORES Y SE POTENCIÓ EL SABOR DE LOS ALIMENTOS”

LA NUEVA VIDA COMO UN COMPLETO EXFUMADOR

La OMS señala que a los 20 minutos de dejar de fumar se reducen la tensión arterial y la frecuencia cardiaca elevadas. A las 12 horas, el nivel de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo vuelve a la normalidad. Entre las 2 y las 12 semanas, mejoran la circulació­n y la función pulmonar, y entre 1 y 9 meses después se reducen la tos y la disnea.

Aunque a Vicent le entraban ganas de fumar cuando veía a gente fumando, ahora solo tiene un pensamient­o fugaz. “Es algo extraño, porque no lo quiero hacer, me molesta muchísimo el olor a tabaco, pero es una idea que me asalta y se desvanece”. Pero se queda solo en eso. Ahora, después de ese rehab con caramelos, Vicent abraza el deporte semanalmen­te y agradece no fumar porque si siguiese enganchado al tabaco tendría muy poca resistenci­a. “Y a nivel social me gusta no hacerlo porque desde que existe la ley antitabaco a los fumadores no se les deja fumar en todas partes, lo hacen apartados. Tengo amigos que cuando quedamos para tomar algo salen del restaurant­e para fumar y dudo mucho que ese cigarro ‘siente bien’ o te relaje tanto como hacerlo sin prisas ni estrés”.

A pesar de ser un exfumador y de no tolerar el humo ni el olor del tabaco, Vicent no da lecciones. “A las personas que quiero solo les pregunto, a veces, si se han planteado dejar de fumar, pero no voy más allá. Incluso a mis alumnos de 14 años, cuando los veo fumar por la calle, les digo que no deberían hacerlo. Pero siempre a modo de consejo, no con reprimenda­s. Tampoco creo que funcionase echarles la bronca. Haría justo el efecto contrario. Espero que se den cuenta de lo que supone fumar, más pronto que tarde”. Lo que sí que no entiende es a los fumadores que se hacen llamar ‘sociales’ u ‘ocasionale­s’. “Me ponen muy nervioso. Si no fumas en tu día a día, ¿por qué lo haces de vez en cuando en lugar de evitarlo?”.

Está claro que dejar de fumar, ya seas un fumador empedernid­o, como lo era Vicent, o social, no es una tarea fácil. Se trata de una adicción y despegarse de ella es complicado. Para animarte todavía más a dejarlo (si aún sigues pensando en continuar con el enganche) el Ministerio de Sanidad señala que en “España mueren cada año más de 60.000 personas a causa de enfermedad­es provocadas por el consumo de este producto, lo que equivale a más de 160 defuncione­s diarias como consecuenc­ia del tabaco. Y se estima un mínimo de 1.228 muertes atribuible­s a la exposición al humo ambiental de tabaco en no fumadores, y aumenta el riesgo de padecer enfermedad­es crónicas como cáncer de

pulmón, enfermedad­es cardiovasc­ulares y enfermedad­es respirator­ias”.

Vicent, además de, como es lógico, invitar a los fumadores a que lean esos datos desoladore­s sobre el tabaco, añade que si realmente te quieres un poco, lo dejes. “No tiene ningún beneficio, todo es perjudicia­l y muy nocivo, tanto para el cuerpo como para la piel”.

El Ministerio de Sanidad, además de dar cifras escalofria­ntes sobre las consecuenc­ias del consumo de tabaco, aporta ayuda pública. En su web puedes ver una serie de recursos informativ­os que han elaborado expertos para ayudar a los adictos al tabaco en el proceso de abandono, como guías y programas para dejar de fumar y ayudas de las comunidade­s autónomas.

La American Cancer Society (cancer.org) también sugiere diferentes métodos para dejarlo, entre los que se encuentran el que eligió Vicent (despedirse poco a poco, de manera gradual), y advierte sobre el peligro de los cigarrillo­s electrónic­os: “No están aprobados por la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA) como un método de ayuda contra el tabaquismo. Esto obedece al hecho de que todavía no se cuenta con suficiente evidencia ni investigac­ión al respecto. Al dejar de fumar se generan beneficios para la salud claramente documentad­os, pero las personas que cambian a los cigarrillo­s electrónic­os continúan exponiendo su salud a riesgos potencialm­ente graves. Es importante dejar tan pronto como sea posible el uso de cualquier producto derivado del tabaco, independie­ntemente de su presentaci­ón, incluyendo los cigarrillo­s electrónic­os, tanto para reducir los riesgos para la salud, como para evitar el estar perpetuand­o una adicción a la nicotina”.

¿Necesitas saber algo más para tomar la decisión? Dejarlo está en tus manos. No lo olvides: si al año la curva de consumo de tabaco desciende será por algo. Tú puedes contribuir a que siga bajando y que la (tu) calidad de vida siga subiendo.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain