Men's Health (Spain)

CÓMO DETECTAR PSEUDOC1EN­C1A

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SÍ, AHÍ FUERA ESTÁ EL MUNDO LLENO DE BULOS,

elaborados y distribuid­os por personas que en ocasiones han puesto mucho empeño en ellos y que, en otras, sencillame­nte se limitan a reproducir­los sin contrastar. “La desinforma­ción constituye una manera fácil de manipular la opinión de la gente”, asegura Marta Pellico, directora ejecutiva de iCmedia, la federación de asociacion­es para la calidad de los medios, cuyo objetivo es impulsar iniciativa­s que favorezcan la calidad de los contenidos audiovisua­les. “Nosotros le damos mucha importanci­a a la formación. Cada uno tiene que aprender a leer la informació­n con un sentido crítico, y valorar de dónde viene”. Antes de creerte nada, hazte las siguientes preguntas.

1 ¿HAY EVIDENCIA CIENTÍFICA PARA SOSTENERLO?

■ SÉ ESCÉPTICO SI una afirmación está basada en estudios realizados solo en animales (si no está probada en humanos, no te la creas), si el universo de muestra es pequeño (en general, para obtener resultados fiables se necesitan estudios grandes, de miles de personas, no solo de unas decenas) o si se trata de un estudio meramente observacio­nal (esos que no implican relaciones entre dos factores o causalidad, sino que se limitan a observar una determinad­a correlació­n incapaz de demostrar científica­mente que A causa B).

Aunque en ocasiones resulta muy tentador compartir los resultados de nuevas investigac­iones (sobre todo, en un escenario de pandemia como el actual), es muy importante que consideres el cuerpo de esos estudios, que observes si otros científico­s lo han revisado (lo cual es una práctica habitual antes de publicar una investigac­ión en una revista científica) y, sobre todo, que te informes de si hay un consenso al respecto en la comunidad científica. A veces, el consenso es que no hay una sola respuesta o que no hay ninguna. “La medicina no es una ciencia exacta”, recuerda la doctora Laura Garrido.

2 ¿LA EVIDENCIA ES PRELIMINAR?

■ AUNQUE LA ESPECULACI­ÓN CIENTÍFICA puede ser valiosa en tanto que aporta un debate público y pone en circulació­n nuevas maneras de abordar ciertas cuestiones, lo que otorga la verdadera credibilid­ad (y la supervisió­n necesaria) es la revisión por pares. Desde que estalló la pandemia en marzo de 2020 ha habido un gran aumento de los estudios preliminar­es o de investigac­iones que no han sido revisadas por científico­s independie­ntes ni publicadas en revistas científica­s. Y esto último es más importante de lo que puede parecer. “Publicar un estudio en una revista científica como The Lancet o British Journal of Pharmacolo­gy no es nada fácil, porque son superestri­ctos”, explica la doctora Laura Garrido. Ha ocurrido durante la pandemia con un estudio preliminar sobre los supuestos beneficios contra el covid de un compuesto llamado ivermectin­a. No hay conclusion­es al respecto, pero el dato se extrajo de una web, se descontext­ualizó, y ahora los rumores siguen circulando por Internet.

3 ¿ESTÁ LA CONCLUSIÓN BASADA EN UNA ANÉCDOTA?

■ A TODOS NOS GUSTA una buena historia. No solo permiten que escuchemos más atentament­e, sino que nos conectan más con los que nos están diciendo o estamos leyendo, y también hacen que los argumentos que intentan transmitir­nos se queden grabados en la memoria durante más tiempo. Las historias son fáciles de recordar, mucho más que los datos o los porcentaje­s, que al cerebro le resultan bastante más áridos y los termina olvidando al poco.

Pero las historias y las anécdotas son también un arma de doble filo. Un estudio de la Universida­d de Míchigan ha revelado que una anécdota convincent­e puede disminuir la capacidad para pensar científica­mente. Y este es el motivo por el cual las historias se han convertido en un vehículo perfecto para la expansión de bulos. Una web llamada 1.000 Covid Stories no es más que eso: un montón de vídeos de voces de antivacuna­s, entre ellas la del cantante Eric Clapton, hablando de malas experienci­as. Da igual que ni siquiera tengan algo que ver con las vacunas. Pero sabemos que tú eres un hombre con espíritu crítico, no un fanático. La investigac­ión científica requiere probar la relación entre una causa (como la vacuna) y un efecto. Las historias están bien, pero ante todo debe haber hechos. Y no datos lanzados al aire, sino debidament­e contextual­izados. Es lo que tú necesitas para sacar tus propias conclusion­es, que no tienen por qué ser las de un famoso. La desinforma­ción es igualmente mentira aunque salga de la boca de alguien cuya voz, escritura, manera de jugar o talento interpreta­tivo admiras.

4 ¿SE TRATA SOLO DE LA OPINIÓN DE UN AMIGO?

LAS INVESTIGAC­IONES SOCIALES han demostrado que tendemos a confiar en personas que son similares a nosotros mismos, incluso, aunque no haya ninguna evidencia científica para creer en lo que nos están diciendo. Eso no quiere decir que te conviertas en un desaprensi­vo y rechaces tomarte una birra con un colega para escuchar sus teorías conspirati­vas sobre la ‘plandemia’. Es solo que no te tomes al pie de la letra lo que te diga.

5 ¿ES ALGUIEN QUE ESTÁ INTENTANDO VENDERTE ALGO?

UNA DE LAS RAZONES por las que se crean los bulos es (¡sorpresa!) por beneficio económico. A veces piden que hagas una transferen­cia o un bizum a alguna parte empleando un gancho altruista, y otras no se andan con rodeos y directamen­te te venden un fraude. En EEUU, el doctor Joseph Mercola ha creado un imperio multimillo­nario vendiendo productos que la FDA (la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de EEUU) ha asegurado que son inútiles contra el covid.

6 ¿HAY ALARMISMO O IDEOLOGÍA ESCONDIDOS EN ELLO?

¿ESTÁ EL AUTOR INTENTANDO ser un provocador o tratando de transmitir una determinad­a idea del mundo? ¿Está apelando a tu parte más emocional? En España lo vemos cada día, con noticias en las redes sociales (que después saltan a los medios tradiciona­les) que alarman o enervan al personal y consiguen sacar lo peor de cada uno de nosotros. Esa alarma o indignació­n, tan pasajera como vacía, es una de las bases de la polarizaci­ón. Hay incluso partidos políticos especializ­ados en alimentarl­a a diario. Son tan buenos en eso que consiguen marcar la agenda de los medios. A su vez, estos los necesitan para conseguir visualizac­iones, interaccio­nes y clics en sus webs. El clickbait es un gran contenedor donde hay muchos actores tratando de pescar en la actualidad.

7 ¿HAY RASTROS DE PSEUDOCIEN­CIA POR ALGUNA PARTE?

EL LENGUAJE CIENTÍFICO puede ser copiado para otorgar legitimida­d a algo que no es más que un fraude. Es ponerle un bonito envoltorio a un poco de humo. Suele ser una estrategia efectiva para crear una ilusión de autoridad científica, incluso aunque lo que se diga sea un disparate (“Se trata de un inmueble con profusión de ectoplamas” suena más serio que “es una casa con fantasmas”). Es un modo de jugar con la ignorancia del interlocut­or en un determinad­o campo de conocimien­to (¿cuántos expertos en física cuántica hay en la sala?), lo que no deja de ser una manipualci­ón a través de la opacidad. Así que no te dejes impresiona­r por la terminolog­ía grandilocu­ente.

8 ¿ESE TEXTO O ESA PERSONA TE HACE DUDAR DE LA EVIDENCIA?

UNA DE LAS HERRAMIENT­AS de las que se vale la desinforma­ción para extenderse como un virus es hacer dudar incluso de los consensos científico­s más amplios, como que el covid o el cambio climático existen. Eso sí, está muy bien que te plantees ciertas cosas, sobre todo con las que estás de acuerdo. “Esto se ve, sobre todo, en la radio. Cada uno pone lo que quiere escuchar, y se toma casi como una ofensa personal que digan lo contrario de lo que tú quieres escuchar”, asegura Juan Delgado, experto en comunicaci­ón de crisis de Atrevia. Así pues, está bien que te cuestiones algunas de tus ideas, pero las evidencias científica­s son las que son. Y una de ellas es que las vacunas funcionan muy bien y salvan millones de vidas cada año en todo el planeta.

9 ¿LO PUEDES COMPROBAR POR TI MISMO?

LA TRADICIÓN DEL FACT-CHECKING o la comprobaci­ón de datos (lo que debería ser la base del periodismo pero que en la práctica se plasma mucho menos de lo deseable) es algo que se está importando a España en los últimos años. Organizaci­ones como Maldita o Newtral analizan los bulos más populares a diario. Puedes preguntarl­es directamen­te a ellos. También debes fijarte en la fuente de la informació­n. ¿Quién lo dice y qué credencial­es tiene? Si algo parece muy exagerado, con lagunas o demasiado bonito para ser verdad, probableme­nte sea falso.

UN MODO PROBADO DE IMPULSAR LA DESINFORMA­CIÓN ES INCLUIR A MENUDO ELEMENTOS DE DUDA

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