EJERCITA LA VULNERABILIDAD
1. PEDIR AYUDA FORTALECE
El doctor Corey Martin, de la empresa de liderazgo y desarrollo de equipos Innovations in Resilience, recomienda empezar con una pequeña petición. Supón que estás pasando por un momento difícil en casa (hay alguien enfermo, tus padres empiezan a mostrar deterioro cognitivo) y eso interfiere en tu trabajo. “Sincérate con tu equipo y diles: ‘Oye, tengo mucho trabajo, pero no es mi mejor momento. Si estoy dejando de hacer cosas, necesito que me lo digáis. Os lo agradecería mucho, porque somos un equipo’”, dice el doctor Martin.
2. ASPIRA A LA EXCELENCIA, NO A LA PERFECCIÓN
El perfeccionismo y la vulnerabilidad son enemigos mortales, como explica Martin. Pensamos que si aparentamos ser perfectos, nadie sabrá que no somos los mejores padres o los mejores cónyuges: el disfraz de la perfección supone una armadura para evitar que la gente descubra lo que hay dentro de ti. Si los perfeccionistas se quedan cortos en su ansia por conseguir la perfección, en lugar de mostrarse vulnerables, se esfuerzan aún más por ser perfectos. La perfección se rige por lo que piensan los demás, y jamás puede ser alcanzada, por lo que te quedas atrapado en un bucle al intentarlo, ocultarlo, volver a intentarlo y volver a ocultarlo más y más. “Esfuérzate por alcanzar la excelencia, no la perfección”, dice el doctor Martin. “Intenta hacerlo mañana mejor que hoy, nada más”. Perdónate si no llegas a todo.
3. RECREA TU VERSIÓN DE “FAMOSOS LEYENDO TUITS HIRIENTES”
Cuando los famosos leen tuits hirientes en voz alta está claro que lo que se dice en ellos es falso. Prueba la edición casera: escucha lo que tu voz interior tuitea. “Escríbelo en papel”, recomienda Corey Martin. Pregúntate si alguien que se preocupa por ti diría esas cosas. Observa esas mentiras y tira el papel a la basura.