Expansión Catalunya - Mensual Fondos
Ante la incertidumbre, gestión flexible
Tras los altibajos de los mercados financieros en los últimos nueve meses, que han obligado a muchos inversores a revisar las asignaciones de sus carteras, lejos quedan los días de rentabilidades de dos dígitos propiciadas por el fácil acceso al crédito y unas medidas de estímulo sin precedentes. Por si fuera poco, los precios han subido de manera generalizada, infligiendo importantes daños al patrimonio y el poder adquisitivo. Para los inversores, tales daños se hacen especialmente patentes al considerar la incertidumbre permanente que generan las fuertes tensiones geopolíticas, especialmente aquí en Europa.
Como tanto les gusta recordar a los seguidores de la popular serie de HBO Juego de Tronos, se acerca el invierno y, con él, el que podría ser un golpe más sobre nuestros ingresos disponibles. Conforme comienza el otoño, algunos inversores comienzan a preguntarse si la mejor opción sería quizá cortar sus pérdidas y ampliar sus posiciones en efectivo hasta que la incertidumbre remita.
Sin embargo, aunque invertir en efectivo en lugar de en acciones o bonos podría proporcionar un cierto alivio, la decisión puede salir cara, dados los actuales índices de inflación. Este es precisamente el caso de los inversores que han acumulado grandes pérdidas en 2022, en particular los que fueron víctimas del miedo a perderse las rentabilidades que caracterizaron el periodo 2020-2021. Puede que muchos de ellos no quieran o no puedan realizar dichas pérdidas, sobre todo si la alternativa que tienen es asignar efectivo a las tasas de inflación actuales. En cualquier caso, quienes estén planteándose capear el temporal con la esperanza de convertir esas pérdidas en ganancias cuando los mercados retomen su tendencia a largo plazo, deberán asumir el riesgo de sufrir pérdidas mucho mayores, al menos a corto plazo. Lejos de seguir comprometidos a sostener a los mercados financieros, los bancos centrales parecen más bien decididos a combatir la inflación, lo que a corto plazo hará mella en las expectativas de recuperación a largo plazo de la economía.
Pero, pese a que la posibilidad de correcciones adicionales en los mercados financieros es mayor, las alternativas son ahora menos que a comienzos de 2022 y no están tampoco exentas de riesgo. Diversificar en otros sectores para recuperar pérdidas ha pasado a ser una opción cada vez más peligrosa dada la trayectoria de los tipos de interés y las previsiones de crecimiento global.
Los precios del gas y electricidad en Europa baten récords diariamente, lo que contribuirá a alimentar la rampante inflación de la región en los próximos meses. Otra opción tentadora sería invertir específicamente en el sector energético para proteger las carteras frente a una posible subida adicional de los precios a corto plazo por las tensiones geopolíticas. En cambio, el hecho de que las valoraciones sean altas y la posibilidad de que futuras medidas monetarias puedan revertir esta tendencia en cualquier momento hacen de ésta una apuesta arriesgada a día de hoy.
Aquellos que no quieran mantener efectivo o ampliar posiciones en los actuales ganadores de 2022 se sentirán inevitablemente llamados a buscar oportunidades –quizá no mañana, pero sin duda en el futuro próximo– con la esperanza de que soportar la volatilidad disparada que probablemente vendrá se recompense con sólidas ganancias. Otros, por su parte, se plantearán invertir en un fondo cotizado o una cesta de fondos cotizados en los segmentos con peor comportamiento para, con suerte, ponerse al día del mercado. Desde luego las opciones abundan, tanto en las clases de activos y sectores tradicionales como en un enorme abanico de temas alternativos. Sin embargo, es probable que en los próximos meses las bolsas pasen a centrarse más en los fundamentales.
Por tanto, si la búsqueda de beta fue la opción más lógica en el 2020, la generación de alfa podría ser lo más seguro en el actual entorno de mercado. En cualquier caso, teniendo en cuenta lo que el futuro podría depararnos, los gestores de fondos con flexibilidad para invertir solo en las mejores oportunidades de riesgo-remuneración disponibles parecen ser la opción más acertada.