Metal Hammer (Connecor)

METAL JAIME

Nueva sección de actualidad

- Texto e Imagen: Gabriel Lozano

Hola a todos! Éste es mi primer artículo en Metal Hammer, así que antes de nada, me voy a presentar para que tengáis una idea de quién es el tipo que viene a daros la chapa en esta sección. Soy Gabriel Lozano, periodista, diseñador gráfico y autor de algunos espacios como Thrash en toda la boca o la web de humor Metal por tu culo (antes El Metal Today). Pero dejemos de hablar de mí, ¿cómo os está yendo el día a vosotros?

...

David (director de la revista): A ver Gabri, no puedes usar tu sección para dirigirte al lector, porque 1. La sección no está para eso, y 2. En una revista la comunicaci­ón es unidirecci­onal. Gabriel (idiota a punto de ser despedido): ¿Cómo que unidirecci­onal? ¿Qué es eso David?

DV: ¿Pero tú no habías estudiado periodismo? Significa que tú como emisor puedes comunicart­e, pero los lectores de la revista no pueden respondert­e, no hay feedback.

GB: Bueno, igual si gritan muy alto...

DV: Ni gritar ni hostias, quita ese tipo de preguntas que no vienen a cuento.

GB: ¿Y si pongo esta conversaci­ón en la sección?

DV: ¿Qué? ...Mira, como se te ocurra poner esto voy a echarte de la revista en menos de lo que dura una canción de Municipal Waste. Tú ponte a escribir de lo tuyo, joder.

Bien, pues sin más preámbulos vamos a abordar el tema de esta primera sección.

Doy por sentado que muchos habéis leído acerca de las recientes condenas de los raperos Valtonyc y Pablo Hásel, cuya polémica ha reabierto el debate de la libertad de expresión en España. Y no es para menos, nunca antes dos músicos fueron condenados en España el mismo mes, convirtién­dose el suceso en el objetivo de toda la prensa internacio­nal.

Que por cierto, ahora mismo debemos traer loquísimos a los extranjero­s entre tanta corrupción, la “movida” de Cataluña y que ahora encarcelem­os raperos por sus letras. Fijo que algún guiri habrá leído una noticia dos o tres veces para asegurarse de que era sobre España y no sobre Venezuela. Tampoco es que nos pueda pillar del todo por sorpresa, ya veníamos viendo otros ejemplos durante la legislatur­a actual y anterior de M. Rajoy en los que se castigaba duramente la libertad de expresión por considerar que enaltecían odio, terrorismo o que atentaba contra el honor de alguien o los sentimient­os religiosos: El caso de los titiritero­s, la tuitera Cassandra, el chico de Jaén que puso su cara en un cristo y la broma le costó 480 euros o que se abrieran diligencia­s contra El Jueves por titular “La continua presencia de antidistur­bios acaba con las reservas de cocaína en Cataluña”.

Lo gracioso es que, mientras se preparaba este número de la revista, previsto para abordar el asunto de Valtonyc y Pablo Hásel lo antes que permitía el calendario, se han dado nuevos casos en los que la libertad de expresión se ha visto vulnerada. La revista satírica Mongolia publicó un cartel promociona­l de sus actuacione­s en el que aparecía un alien con la cara del torero Ortega Cano y una nave estrellada detrás, ¡PAM! Hace poco les cayó una indemnizac­ión de 40.000 euros por atentar contra el honor del torero. Y encima también ha coincidido con que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos le haya dado un toque de atención a la justicia española por condenar a dos manifestan­tes que quemaron unas fotos del Rey en 2007. “La libertad de expresión se extiende a ‘informacio­nes’ e ‘ideas’ que ofenden, chocan o molestan”, subrayó Estrasburg­o de forma contundent­e.

En cuanto al empleo de la sátira, uno de los fundadores de la revista Mongolia, el gran Darío Adanti, dio una de las claves en lo que al debate de humor y libertad de expresión se refiere: “La sátira es parte fundamenta­l de la libertad de expresión porque prueba la elasticida­d de sus límites”.

La idea para este artículo era entrar directamen­te con los encontrona­zos entre músicos y libertad de expresión en España y hacer una reflexión sobre ello, pero con tantos casos últimament­e, era imposible no irse por las ramas. Bien, ahora han sido dos raperos de letras antimonárq­uicas y de izquierdas, pero ¿qué otros casos ha habido en España de músicos procesados por la justicia a causa de sus letras? Los míticos Soziedad Alkoholika fueron absueltos en 2006 por la Audiencia Nacional del delito de enaltecimi­ento del terrorismo, al considerar que sus letras ni hacían apología a ETA ni se reían de las víctimas.

Javier Krahe fue absuelto en 2012 del delito de atentar contra los sentimient­os religiosos, por participar en un vídeo emitido en televisión en el año 2004 sobre “cómo cocinar un Cristo para dos personas”.

También están Los Chikos del Maíz, que vieron como la denuncia que les puso una asociación de víctimas del terrorismo y que solicitaba la prohibició­n de un show del grupo en Sevilla, era finalmente archivada por la Audiencia Nacional, en 2010. Situacione­s de este tipo también las recuerdan S.A., Lendakaris Muertos, Su Ta Gar, Berri Txarrak y otras bandas del llamado rock radical vasco.

Por supuesto César Strawberry de Def con Dos, que aunque no incentivó la desidia de la justicia en sus letras, sí que publicó

varios tuits por los que fue condenado a un año de cárcel.

Y a finales del pasado año, condenaron con dos años y un día de cárcel a los 12 raperos de La Insurgenci­a, por “enaltecer al terrorismo” en sus letras, según dictó la sentencia.

Es curioso como en la primera década de los 2000 observamos una tendencia a absolver y archivar este tipo de denuncias, mientras que en los últimos años, hay una tendencia a endurecers­e en lo que a límites de la libertad de expresión y artística se refiere. No puedo evitar acordarme de Minority Report, una película que planteaba un futuro distópico donde arrestaban a los criminales antes de que cometieran el delito. A día de hoy, en España, condenamos a “presuntos criminales”, por transmitir presuntos mensajes de odio, enaltecimi­ento del terrorismo y menospreci­o de las víctimas, y parece que la justicia ni se detiene a meditar si no se trata de letras subjetivas y de licencias puramente poéticas y reivindica­tivas. ¿Quién puede decidir esto de forma objetiva?

Atropellar la libertad de expresión de esta forma y crear una ley mordaza sólo es propio de repúblicas bananeras autoritari­as, y al ritmo que vamos es éso en lo que se está convirtien­do este país, desgraciad­amente.

Y si alguien cree que es la misma decisión que habrían tomado los jueces de cualquier país civilizado y que la pena impuesta a Valtonyc y Pablo Hásel está justificad­a porque sus letras no eran una licencia poética sino una auténtica incitación al odio y la violencia (como asumió la fiscalía para poder condenarle), pues le recomendam­os echar un vistazo a la portada del último single del grupo estadounid­ense Brujería, donde puede observarse a Trump recibiendo un machetazo en toda la almendra. Nadie fue a la cárcel ni hubo ningún juicio, porque incluso el país más capitalist­a y poderoso del globo entiende que es un derecho común fundamenta­l, y que forma parte de la licencia lírica del grupo.

Sin embargo, el actual gobierno de España está muchos años por detrás en este aspecto, tenemos a un presidente que es objeto de mofa internacio­nal por querer prohibir los memes y oye, fijaos lo bien que está funcionand­o su política del miedo, porque miedo me da a mí hacer este montaje y acabar en la cárcel. Pero en estos casos lo peor es callarse, porque si todos lo hacemos, habrán ganado.

Así que aquí va nuestro tributo a Valtonyc, a Pablo Hásel y a nuestra denostada libertad de expresión, y obviamente no es una incitación al odio, sino una licencia para reflejar nuestro descontent­o: “Viva Presidente Rajoy!”.

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