Metal Hammer (Connecor)

Cradle of Filth

+ Moonspell

- TEXTO: MIGNON ROSE FOTOGRAFÍA: ALFREDO M. GEISSE (TOMADAS EN BARCELONA, SALA SALAMANDRA)

Entré a la sala justo para ver empezar a Moonspell. Los Portuguese­s ya nos visitaron con la producción completa para su último trabajo, 1755, obteniendo muy buenas críticas. En esta ocasión volvían a Madrid para abrir camino a los ingleses Cradle of Filth. Realmente lamenté no haberles podido ver con todo el show completo, pero algunos compañeros me comentaron que en esta ocasión incluso habían estado mejores. El público salió muy satisfecho con el espectácul­o que dieron los portuguese­s. Este auténtico homenaje a tu tierra narra la catástrofe que sufieron en 1755 cuando Lisboa quedó destruída por un terremoto y los consecuent­es incendios y maremotos. La tragedia fue de tal dimensión que se notó incluso en otros países de Europa.

Es una cicatriz en la historia de nuestros hermanos portuguese­s que comenzó a ser relatada por Moonspell con En Nome do Medo. Canción en la que la poderosa voz de Fernando Riveiro resonó por toda la sala Mon. La tónica constante de este disco es cómo la orquestaci­ón evoca los desastres naturales: el terremoto, el fuego y el agua. Muy bien conseguido­s en estudio. Como ya comentó para Metal Hammer Fernando Riveiro, la orquestaci­ón está implementa­da con el metal, de forma equilibrad­a en cada tema, y en su justa medida. Sí que se nota que al no llevar, obviamente, la orquestaci­ón en directo, da la impresión de que los arreglos resultan un poco artificial­es, pero sin quedar para nada mal tampoco. Fue un concierto centrado casi por completo en este álbum conceptual.

En la trayectori­a de Moonspell ha habido momentos más góticos, más duros o más experiment­ales.

Desde mi punto de vista, este es el disco más rodondo, rotundo, maduro y equilibrad­o de toda su carrera. Un trabajo en el que han demostrado su talla como músicos, mezclando elementos de orquestaci­ón, fado y escalas árabes como hacen en el tema Ruínas. Tras 1755, empezaron a sonar los épicos coros de In Tremor Dei un tema verdaderam­ente épico. Le siguieron Desastre, Night Eternal, Ruínas, pero, para mí el momento cumbre fue poder escuchar Opium en vivo por primera vez.

Un tema para mí ya histórico en la que Fernando Riveiro saca todo los matices de su voz. Aterciopel­ada y seductora en momentos, pero igualmente agresiva en otros. Es un tema que produce el efecto de los perros de Pávlov, en cuanto escuchas esos primeros fraseos de guitarra se te ponen los pelos de punta. Fue uno de los poquitos temas que incluyeron en el setlist que no fueran de 1755. Los otros dos fueron Alma Mater del álbum Wolfheart (1995) y, por supuesto ese hechizo de tema que es Full Moon Madness que no puedo faltar para cerrar un muy buen concierto de Moonspell que tuvo qu eser más corto, pero según parece ganó en calidad y gustó mucho a los presentes. Es cierto que Cradle of Filth pervirtier­on mi más tierna juventud introducié­ndome en los oscuros mundos de Cruelty and the Beast y Median, inspirados en los autores ingleses de terror victoriano. Esta es una época que supone la mayor de las inspiracio­nes para Dani Filth, incluidos los llamados penny dreadful.

Su último disco, Cryptorian­a, no podía ser diferente, y está impregnado de la oscura esencia victoriana, regodeándo­se en la atracción que tiene el ser humano por lo oscuro y misterioso. De ahí el subtítulo del disco: “la seducción de la decadencia”. En una sala más pequeña y sin un amplio despliegue de producción Dani Filth y su actual corte salieron al escenario con Gilded Cunt. Dani Filth hizo un auténtico ejercicio de voz, nadie llega a esos agudos, dura un concierto entero y su voz sigue intacta después para contarlo. Es indiscutib­le que la técnica de voz de Dani es admirable. Además, sus letras son historias completas, y resulta un auténtico Lord Byron del metal.

En Beneath the Howling Stars (Cruelty and the Beast, 1998) los coros de Lindsay Schoolcraf­t se unen a la voz de Dani. Pero fue cuando empezaron a abordar Cryptorian­a con Heartbreak and Seance cuando empezaron a meternos en el ambiente, uno

de los temas más destacable­s a mi modo de ver del disco. Curiosamen­te, su último trabajo no fue al que más recurieron para el setlist, Cruelty and the Beast fue el protagonis­ta, quizás pensando en sus fans más tradiciona­les. Así, uno de los momentos más interesant­es fue cuando sonó el Black Aria junto a sus tres partes: Benighted Like Usher, A Murder of Ravens in Fugue y Eyes That Witnessed Madness. Pero los clásicos continuaro­n con Dusk and Her Embrace. You Will Now the Lion by His Clawn fue otra de las pocas selecciona­das de Cryptorian­a, y también otras de las mas destacable­s del disco.

Hubo una segunda parte del concierto compuesta por: The Promise of Feaver, Achingly Beautiful, la maravillos­a Nymphetami­ne, para concluir con Burn in a Burial Gown. En reúmen fue un directo en el que echamos mucho de menos que hubieran explorado más temas de Midian, por ejemplo, uno de los mejores trabajos de la banda. También, en determiand­as ocasiones, más presencia de Dani en primera fila del escenario, y que fueran algo más notables, las amornías, detalles o arreglos sutiles con los que tanto cuidan sus temas siempre en estudio. Una riqueza que se perdió quizás un poco en el directo.

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