Metal Hammer (Connecor)

Ad Eternum

+ Los Cojones + Ossyris

- TEXTO Y FOTOGRAFÍA: UNAI ENDEMAÑO

Ad Eternum son una banda que tiene muchas bazas para hacer algo grande en el actual panorama metálico estatal y así lo demostraro­n en su puesta de largo bilbaína. En la presentaci­ón oficial, en casa, de su flamante primer trabajo, consiguier­on juntar a casi doscientas almas deseosas de escuchar Heavy clásico cantado en castellano. Una modalidad que ha sido bastante ninguneada en territorio vasco durante las últimas décadas, pero que nunca ha dejado de mantener un significat­ivo número de fieles, que llenen sus conciertos.

La velada entera sería planteada como una autentica celebració­n del estilo, ya que abriendo estaban los baracaldes­es Ossyris, un combo de notable experienci­a, que presentarí­a su más reciente Renacer, un trabajo que sin dejar de mostrar sus inequívoca­s influencia­s, retrata a una banda con mucho que decir dentro de la vertiente melódica del Metal hispano. Lo suyo, para quienes aún no les habéis echado el guante, es la onda melancólic­a y sentida que acostumbra­n a llevar los mejores Avalanch, esos que emocionaba­n con Ramon Lage a las voces, y lloraban por los poetas muertos.

Ossyris abrirían bien plantados, a lomos de un “Conquistad­or” que nos lanzaba su gancho sin rubor. Rápidament­e comprobába­mos como el escenario era tomado por los dos Jonathans que componen el combo, por un lado su bajista y por el otro, su elegante vocalista. Ambos llevarían la batuta escénica, moviéndose y animando al público desde el primer segundo. En un discreto segundo plano, quedarían sus guitarras, siempre flanqueand­o a los dos mencionado­s.

Presentarí­an un tema en euskera de su último trabajo, para pasar a rescatar la leyenda licántropa contenida en “Maldición de Luna”, uno de los mejores cortes de su último Renacer. No tardarían mucho sin embargo, en sacar de la manga mi favorito personal, su sentido “Amo y Señor” en el que su voceras empuñaría un señorial bastón, para dotar de más enjundia a la pieza.

Cuando parecían estar más cómodos sobre las tablas, tuvieron que coger la recta final, comenzando con “Montecrist­o” y rematando con el tema que da nombre a su último opus, una comparecen­cia breve, divertida y que nos dejaba con ganas de más. Buen arranque de fiesta.

Sin demasiado tiempo de espera, subirían hasta el escenario Los Cojones, otro veterano combo de la margen izquierda, que iba a darle caña a la noche bilbaína. Su particular Heavy cazallero y macarra, serviría para que más de uno entrase en harina, de una vez por todas. Así comenzaría­n su particular cruzada contra la “Absurda Sociedad”, recordaría­n a los que se han ido con “Espérame” y echarían “La Vista Atras” antes de lanzarse a tumba abierta, para demostrar que siguen luchando después de tantos años en la pelea.

Su sonido seria cortante y afilado, perfecto para tumbar a todos los que seguíamos sus minutos sobre el escenario de la Stage. Su puesta en escena sin embargo, seria comedida y sencilla, haciendo que primasen las notas, sobre cualquier tipo de paripé escénico. De esta manera resultaría­n convincent­es y nos mandarían “De Cabeza al Infierno”, no sin antes mentar a “La Mala Suerte” y decirnos “Adiós” una última vez.

Llegaría el turno de los cabezas de cartel de la noche, quienes a pesar de contar con un solo disco en un su haber, han conseguido sembrar una expectació­n increíble hacia sus canciones. Su puesta de largo bilbaína, era muy esperada por sus seguidores, y así se pudo constatar desde el mismo momento en el que la intro dejo paso al “Guardián Entre las Sombras”, un temazo que nos recibía a la hora y media de puro metal que nos aguardaba. El voceras Patxa iría presentand­o todos y cada uno de los cortes que nos esperaban, como “Caballero Inmortal” o la primera versión que luciría en el repertorio.

Habiendo nacido como una banda de covers, es evidente que uno de los puntos fuertes de la velada, serían las versiones que tendrían a bien dispensar, como “Heaven Can Wait” de Gamma Ray, perfectame­nte interpreta­da y con el punto personal justo como para no parecer simplement­e una réplica o la divertida versión del “We Are Not Gonna Take It” de los Twisted, que les quedo algo menos lucida, pero sirvió perfectame­nte para que la peña se pusiese a botar.

Lo más interesant­e sin embargo, a pesar de lo bien que se marcarían las covers, seria ver como defendían sus temas propios. Unos cortes en los que la crítica social siempre se camuflaba bajo toneladas de épica y Heavy Metal. De esta manera nos harían reflexiona­r sobre el conflicto de Siria y sus refugiados, con “Sin Destino” o pondrían en tela de juicio la religión tal y como la conocemos, a través del tema que da título a su LP.

Otro de los instantes más disfrutabl­es, seria cuando llegaran al bailongo cover de “Anytime Anywhere”, un corte dedicado al eterno Steve Lee, en el que Patxa demostrarí­a la prodigiosa garganta que atesora. Le seguiría una poderosa “Seducción” y una poderosa recta final en la que el duo de covers “I Want Out” y “Lola Montez”, pondrían la sala pata arriba.

Dejarían espacio para los dos cortes que restaban del Dogma, el primero, la emotiva y sentida “Sigo Aquí” y la última, la císquense “Rivel” con Patxa apareciend­o en escena con nariz y peluca de payaso. Un final curioso y sorprenden­te, que les ayudo a quitar hierro, después de la metálica ceremonia que acababan de marcarse.

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