DE METAL
Porque si algo destaca en METALDAYS es la sensación de que estamos ante las vacaciones soñadas para cualquier metalero. ¿Te estresan las grandes aglomeraciones, festivales donde es imposible ver a las bandas con comodidad? Imagina un festival donde puedes ver a tus bandas favoritas en tercera o cuarta fila, ir al aseo o a reponer birra, y recuperar tu sitio en pocos minutos ¿Los festivales se te pasan volando y siempre te quedas con ganas de mas? Pues aquí tienes cinco días, de lunes a viernes, aunque permiten acampar desde el miércoles anterior y la fiesta arranca ese fin de semana. ¿Prefieres no madrugar pero no quieres perderte grupos? Aquí los conciertos no empiezan hasta después de comer, lo cual esta perfectamente diseñado ya que la oferta por la mañana es amplia y variada: desde recorrer el pueblo de Tolmin o los alrededores, disfrutando de cerveza y comida local a muy buen precio, hasta adentrarse en deportes y actividades de ocio en las montañas que rodean al festival, entre las que destacamos el parapente sobre la frontera italiana, el rafting y las maravillosas excursiones a las cascadas, castillos e iglesias llenas de historia. Pero a pesar de ser éstas grandes opciones, si algo destaca en la oferta turística de METALDAYS es la presencia de tres playas (de rio) que se ubican dentro del propio festival, dos de ellas accesibles desde la zona de acampada, a las que puedes llevar cualquier tipo de comida y bebida y en las que debes esforzarte por llevar el mejor disfraz, la colchoneta mas original o el bañador mas esperpéntico posible, y otra a la que también se puede acceder simplemente dejándote llevar por la corriente desde las anteriores, que se ubica directamente dentro del recinto del festival. En ella no solo se ubican todas las fiestas de madrugada, llenas de cocktails y djs pinchando buen metal, sino que se pueden realizar actividades tan diversas como el yoga matutino, el metalzumba, juegos variados y hasta partidos de volley playa. Quien haya leído hasta aquí sin haber visitado nunca Metaldays podría tener la sensación de que la música queda en segundo plano ante la oferta turística, pero nada mas lejos de la realidad. Si bien no podemos pretender que un festival de cinco días traiga a primeros espadas como Iron Maiden o Metallica (ya fue todo un sorpresón saber que Judas Priest encabezaban uno de los días del festival) los organizadores plantean una oferta musical no solo variada sino también muy bien planeada: En la playa de la zona de acampada montan un pequeño escenario, el New Forces, en el que bandas emergentes amenizan al publico en su camino de ida y vuelta al rio. En el escenario principal se guarda un equilibrio perfecto entre el metal mas clásico de bandas como Accept o Epica, el death de Kataklysm o Cannibal Corpse e incluso las nuevas tendencias como Jinjer, con magnifica visibilidad tanto desde la parte frontal como desde la ladera que se ubica en uno de los laterales (y que Abbath se encargó de popularizar en redes sociales) y con un excelente sonido, potente y nítido desde cualquier punto (tónica general del festival en todos sus escenarios) que incluso permite escuchar a las bandas del main stage desde la zona de acampada.
Pero la magia se vuelve todavía mayor en el segundo escenario, pequeño, ubicado en mitad de un bosque con arboles altísimos, rodeado de puestos de comida casi en penumbra y en ocasiones bañado hasta por la niebla nocturna, no existe lugar en el mundo mas apropiado para ubicar conciertos de black, doom o pagan metal. Una localización casi mística para el fan de los sonidos mas extremos, donde bandas como Primordial, Watain o Myrkur brillaron aun mas de lo habitual. Gran acierto de la organización, que ubica allí los últimos conciertos del día intentando que sean bandas que eleven el espíritu antes comentado, pero que también programan durante la tarde a bandas de corte más agresivo.
Por ultimo, destacar la armonía y el buen rollo que se genera en todo el público a base de compartir experiencias únicas y flotadores de unicornio… no importa si son gente de la zona, llegados en avión o en caravana, o en un heroico bus tras dos días de aventuras desde España (ese viaje daría para un articulo aparte, metaleros viajeros) la gente vive esos días con una sonrisa en la cara, enfriando sus resacas en el agua helada del rio, creando amistades y haciendo que este festival sea hoy en día una de las experiencias mas recomendables para el mundo del metal.