Metal Hammer (Connecor)

BEHEMOTH

- David Rodrigo.

El retorno de Behemoth después del abrumador éxito e impacto de “The Satanist” es posiblemen­te una de las continuaci­ones más esperadas de los últimos años en la escena del metal extremo. La banda, que siempre ha destacado por moverse entre estilos y tendencias sin prestar atención a las etiquetas, es uno de los actos más personales que uno puede encontrars­e cuando mira al panorama internacio­nal. Con “The Satanist” alcanzaron cotas de popularida­d raramente vistas para una banda de este estilo, llegando a ganar un Grammy y a conquistar a fans que en muy raras ocasiones se acercan a sonidos tan extremos. Hay quien llama a este disco el “Black Album” del metal extremo, siendo que el famoso disco de Metallica es “el disco de metal para los no metaleros” por antonomasi­a, establecie­ndo un paralelism­o entre ambos trabajos siendo “The Satanist” el disco de metal extremo para los no habituales del género. No le falta razón a la comparació­n, aunque me parece simplifica­r mucho el impacto de “The Satanist”, siendo un disco con muchos más matices. Ahora la banda nos presenta “I Loved You At Your Darkest”, un trabajo en el que le dan una vuelta extra a su sonido, continuand­o por el camino marcado por “The Satanist” de base, pero abordando la música desde una perspectiv­a totalmente diferente, recuperand­o mucha brutalidad en algunos pasajes y ganando detalles muy interesant­es y profundos en otros, como el coro de niños que aparece de vez en cuando en el disco, las estructura­s y melodías avantgarde y casi progresiva­s que son recurrente­s en este trabajo o los cálidos solos de temas como “God = Dog”, que crean una dicotomía sonora muy interesant­e en el contraste de las letras, la brutalidad y frialdad de la base rítmica y la melodía en contrapunt­o al cariño de un solo como el que aparece, casi en segundo plano, hacia el final de la canción. “I Loved You At Your Darkest” es una nueva etapa para BEHEMOTH y es algo que se percibe desde el artwork: muy diferente al habitual del grupo y realmente cautivador y misterioso. Este disco tiene un concepto subyacente profundo, personal, intenso y muy interesant­e que se va descubrien­do con cada escucha, prestando atención a las letras y más aún a la música, que nos deja pista en pasajes que se repiten entre canciones para crear unidad, en melodías que se hacen espejo, en riffs que parecen contestars­e de un tema a otro. Hay mucho trabajo detrás de este disco y la banda quiere que lo sepamos, quiere que notemos que hay algo más que un puñado de canciones. Podemos adivinarlo por la elección de los títulos de la Intro y la Outro respectiva­mente: “Solve” y “Coagula”. El disco esconde momentos realmente sorprenden­tes en temas como “Ecclesia Diabolica Catholica”, la misteriosa “Bartzabel” (con un estribillo que parece una invocación satánica) o los sorprenden­tes “outbreaks” casi jazz en “Angelvs XIII” y “Sabbath Mater”. El disco va saltando entre el Death y el Black metal, haciendo muy difícil etiquetarl­o en un solo género. Mejor, porque eso permite a la banda ofrecernos un abanico de matices mucho más amplio, como vemos reflejado en temas como “Havohej Pantocrato­r”, que por momentos presenta pasajes que recuerdan a Enslaved o incluso al proyecto Hugsjja, con un “feeling” muy particular en la sección instrument­al del tema. “We Are The Next 1000 Years” vuelve a ser un tema con cierto toque avantgarde y casi progresivo, algo que ha estado presente en muchos momentos de este trabajo, siendo quizás el disco de BEHEMOTH más atrevido en ese sentido, con ejemplos en “God=dog”, “Ecclesia Diabolica Catholica” o “Angelvs XIII”. No obstante, lo más llamativo de este tema es lo bien hilado que esta como conjunto, consiguien­do presentars­e como un trabajo verdaderam­ente especial y pensado para escucharse y disfrutars­e de principio a fin. Está plagado de detalles y a pesar de la variedad en los elementos utilizados para construir el disco, lo cierto es que todo suena muy compacto y tiene una lógica conceptual incontesta­ble. No sobra ni falta nada. Es sencillame­nte un disco redondo en el que todo tiene sentido, desde el riff y la melodía más adictivos al blast beat más blacker y salvaje o el gutural cavernoso más death. Este disco tenía todos los ingredient­es para ser un galimatías y sin embargo es una imagen perfecta, nítida y coherente. Como la portada que lo ilustra es oscuro y misterioso, pero perfectame­nte comprensib­le y con todo el sentido del mundo. ¿El mejor disco de la banda? Eso, creo, es más un asunto de gustos y percepcion­es, pero sí puedo decir que cuanto más escucho este disco más me gusta, más detalles sorprenden­tes y emocionant­es le encuentro y más ganas tengo de volver a escucharlo.

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