ALL THAT REMAINS
In Memoriam Oli Herbert
Estas páginas debían estar ocupadas por una entrevista con ALL THAT REMAINS en la que habláramos de su nuevo lanzamiento, el nuevo giro en su sonido y el futuro de la banda. Tras escuchar su disco “Victims Of The New Disease” y entusiasmados por la trayectoria que podía tomaba la carrera del grupo, se acordó que el conjunto americano celebrara sus veinte años de existencia siendo portada en esta revista. Sin embargo, cuando todo estaba en marcha y solo un día antes de hacer la entrevista, Oli Herbert (guitarrista fundador de la banda) perdía la vida a la edad de 44 años y todo cambiaba.
Estas páginas debían estar ocupadas por una entrevista con ALL THAT REMAINS en la que habláramos de su nuevo lanzamiento, el nuevo giro en su sonido y el futuro de la banda. Tras escuchar su disco “Victims Of The New Disease” y entusiasmados por la trayectoria que podía tomaba la carrera del grupo, se acordó que el conjunto americano celebrara sus veinte años de existencia siendo portada en esta revista. Sin embargo, cuando todo estaba en marcha y solo un día antes de hacer la entrevista, Oli Herbert (guitarrista fundador de la banda) perdía la vida a la edad de 44 años y todo cambiaba.
En lugar de abandonar la portada con un grupo que ahora presenta un futuro incierto, hemos decidido seguir adelante y dedicar este espacio a realizar un breve repaso a la carrera de ALL THAT REMAINS en memoria de Oli, e invitaros a todos a disfrutar de su último trabajo “Victims Of The New Disease”.
Ya han pasado veinte años desde que nacieran ALL THAT REMAINS como banda. Desde Massachusetts, un joven quinteto de veinteañeros comenzaba a frecuentar los bares y locales de su área presentando un estilo de metal muy dinámico y en ciertos momentos incluso difícil de catalogar, combinando elementos del Metalcore, el Heavy Metal y el Death Metal Melódico, obteniendo como resultado un sonido en el que las armonías de las guitarras, las voces agresivas y los cambios de ritmo en la percusión acabarían por convertirse en sus señas de identidad.
Pasaron cuatro años antes de que el grupo editara su primer disco, “Behind Silence And Solitidure”, que vio la luz en 2002 de la mano de Prosthetic records y puso en el radar de todos los aficionados del metal duro y moderno al vocalista Philip Labonte y al guitarrista Oli Herbert, fundadores del grupo y sus principales referencias tanto en estudio como en directo. Era el comienzo de una carrera que les llevaría a dar la vuelta al mundo y a gozar de más popularidad de la que seguramente esperaban, especialmente en Europa, dónde su sonido se recibió como una variante actualizada del que In Flames o Children Of Bodom mostraran solo unos años antes.
Desde ese momento la carrera de ALL THAT REMAINS tomó un rumbo ascendente, apoyados por su fuerza sobre el escenario y por el lanzamiento de su segundo y especialmente su tercer álbum, “The Darkened Heart” y “The Fall Of Ideals” respectivamente. Este último fue el primer disco de la banda en entrar entre los cien primeros de Billboar, ocupando el número 75 y vendiendo en su lanzamiento unas trece mil copias, cifra que con el paso de los años se ha visto incrementada hasta la friolera de 175mil copias de un disco que marcaría un antes y un después para el grupo, confirmándoles como una apuesta en firme de la escena y como una banda a la que seguir muy de cerca.
Las expectativas de su tercer disco se vieron superadas por el lanzamiento de “Overcome”, que debutó en el puesto 16 de Billboard con cerca de doscientas mil copias vendidas a lo largo de los años. Este disco llegó en un momento en el que la banda ya estaba establecida en la escena, se había ganado una base de fans muy sólida y llamaba la atención de agencias y discográficas más grandes, que querían verles en sus roosters y en sus festivales. Gracias a esta atención la banda pudo incluir dos canciones en el videojuego ROCK BAND, lo que posiblemente contribuyó a que dos años después, ya en el 2010, la banda alcanzara el número 10 en Billboard y el 7 en las listas canadienses con su disco “For We Are Many”, un álbum que mostraba el lado más clásico y melódico de la banda, con un sonido que recordaba al de la NWOBHM en muchos aspectos… algo que dividió a los fans en la recepción del álbum.
Esta división en la recepción de “For We Are Many”, si bien no pareció afectar en exceso a la gira que siguió a ese disco (una de las más exitosas de la banda), sí que se vio reflejado en el lanzamiento en 2012 de “A War You Cannot Win”, siendo el primer disco de la banda que obtenía peores resultados que el anterior, descendiendo hasta el puesto número 13 en Billboard y quedándose muy lejos de las 200 mil copias totales de “For We Are Many”, con unas (aun así nada desdeñables) 123mil unidades.
Con su lanzamiento de 2015, titulado “The Order Of Things”, el mercado discográfico ya había cambiado drásticamente y las cifras de ventas habían dejado de ser un baremo real sobre el éxito de una banda. Pero es significativo que, si “For We Are Many” dividió la recepción de los fans, este nuevo trabajo hizo lo mismo pero con la crítica, ofreciendo valoraciones muy dispares, con medios que lo calificaban como una obra maestra con hasta 9 estrellas sobre diez, hasta otros que se quedaban en unos olvidables 4 estrellas sobre 10. Esto se debió, posiblemente, a un cambio en el sonido de la banda que, en su mayor parte, no terminó por convencer a la crítica, y tampoco a muchos de los fans, que dejaron las salas medio vacías en la gira de este trabajo, siendo una de las que menos afluencia congregó desde “The Darkened Heart”.
Su siguiente disco, “Madness”, vio la luz el año pasado y también fue el causante de fuertes divisiones en la opinión de los medios especializados, pero en esta ocasión no tanto de los fans, que respondieron de forma positiva a un disco que tomaba un enfoque más vocal, con la voz de Labonte adquiriendo algo de protagonismo extra sobre la guitarra de Oli Herbert.
Y con esto llegamos hasta 2018 y su nuevo lanzamiento “Victims Of The New Disease”, un álbum que retoma los elementos clásicos de ALL THAT REMAINS bajo la perspectiva de la experiencia adquirida en veinte años de carrera y nos presenta un disco dinámico, enérgico y muy potente que prometía ser el comienzo de una nueva etapa dorada para el grupo… hasta que tristemente, hace apenas una semana en el momento de escribir este artículo, salía a la luz el repentino fallecimiento de Oli Herbert, guitarrista fundado de la banda, con solo 44 años. Las circunstancias de su muerte, si bien apuntan a algún tipo de accidente, siguen siendo en este momento desconocidas.