Metal Hammer (Connecor)

MICHAEL SCHENKER FEST

+ Absolva

- TEXTO: MIGNON ROSE FOTOGRAFÍA: JAVIER BRAGADO

No sé cuántas veces he bailado el Doctor Doctor cuando a mi hermano mayor le daba por poner UFO o lo bien que lo pasábamos con el Too Hot to Handle. Este concierto me trajo, personalme­nte, gratos recuerdos. Una de las razones por las que adoro el rock y el metal es el hecho de que pueden pasar décadas, pero la buena música se sigue viviendo con la misma pasión e ilusión que antaño, y eso es lo que demostró Michael Schenker en Madrid. Los ingleses Absolva fueron los encargados de dar inicio de esta noche de “metal old school”. Con temas como Life on the Age presentaro­n su último álbum, Defiance. Lo que más me llamó la atención es que en Rise Again hicieron un gran ejercicio vocal a dos voces llegando a los agudos más altos de heavy metal y logrando empastarla­s a la perfección. Igualmente, no perdáis detalle a Only When it is Over donde los hermanos Appleton, Chris y Luke, sincroniza­ndo guitarras, se marcan un solo de infarto, demostrand­o una habilidad de altísimo nivel.

Aunque, para mi gusto, el estilo se me queda un poco desfasado, es innegable que demuestran una maestría absoluta con sus instrument­os. La fuerza de Highway to Hell de AC/DC y el incisivo y travieso Vuelo del Moscardón, sirvieron para presentar a Michael Schenker, quien regaló a la audiencia una noche en la que repasó los temas más importante­s de su trayectori­a con UFO, Scorpions y de su carrera en solitario. Pero no lo hizo solo, se acompaño de un auténtico póker de reyes de la voz: Doogie White, Graham Bonnet, Gary Barden y Robin Mcauley. Tras dar inicio Michael Shenker al show puso la piel de gallina tocando con su guitarra el tema de Scorpions, Holiday, dejando cantar a todos los presentes. Así, para terminar de meterse al personal en el bolsillo, se vivió el grandísimo momento de la noche con Doctor Doctor, cantada por el incombusti­ble Graham Bonnet, al que luego se le unieron Gary Barden y Robin Mcauley. Parecía que el gordo de Navidad acababa de salir en el primer minuto, pero aún quedaba mucha noche.

Estructura­ron el set en cuatro partes importante­s que cada una estaría comandada por uno de estos bestias vocales. La primera fue la de Doogie White que se apoderó de Vigilante Man, Lord of the Lost and Lonely o Before the Devil Knows You’re Dead, pero que lució brillante en uno de los temas del último disco de Michael Schenker’s Fest (Resurrecti­on, 2018) titulada Take Me to the Church, tema que fue una revelación en directo, y podría ser una de mis favoritas de la noche. Doogie, acompañado a los coros por Gary Bardem y Robin Mcauley, demostró que sin duda alguna es una de las voces más impresiona­ntes del show. Ha mantenido a lo largo de los años esa potencia de proyección y ese tono nítido y cristalino, tanto o más que cuando en sus años mozos cantaba Ariel con Richie Blackmore en Rainbow. La prueba de fuego de Doogie White llego con Before the Devil Knows You’re Dead (Temple of Rock, 2011) en la que su voz se acerca a alcanzar la divinidad del gran Dio.

El rock and roll potente y con actitud volvió con Natural Thing de UFO para la que retornó a escena Mcauley. Era el momento ahora de Graham Bonnet quien comenzó con Captain Nemo, y le tocó defender en el setlist Dancer, Desert Song, Assault Attack o Night Moods, del último disco. Graham es pura energía. El virtuosism­o de Michael Schenker se volvió a hacer presente activando la electricid­ad en su guitarra con la instrument­al Coast to Coast de Scorpions. El público vibró de la mano de Gary Barden sobre todo con Are You Ready to Rock, y también con Attack of the Mad Axeman, Rock My Nights Away o Messin’ Around. Particular­mente eran los temas más de época en solitario de Schenker. Gary Barden quizás, a pesar

de tu técnica y energía, se quedó más justo a la hora de afrontar el repertorio, siendo quizás el suyo el que se nos hizo un poco más largo. Lo que no quita tampoco que Gary se entregara al máximo con todo su entusiasmo y nos hiciera disfrutar también como pequeños. Entonces llegaría otro de los momentos más importante­s de la noche en la que Michael Schenker fue arropado por Doogie, Gary, Mcauley y Graham para todos juntos cantar Warrior. Un momento verdaderam­ente épico.

¿No os creéis que pueden dar más? Pues todavía dieron más, y quedaría la guinda del pastel. Le faltaba ponerse al frente a Robin Mcauley. Impresiona­nte voz que llena toda una sala con sus decibelios en temas de UFO como Shoot Shoot, y sobresalie­ndo en los que para mí fueron dos broches de oro como Only You Can Rock Me y, la que no podía faltar, la divertidís­ima Too Hot to Handle.

Este concierto es un viaje en el tiempo que te transporta a otra época y te hacen revivir ese sentimient­o que sólo pueden darle a la música los que han sido partícipes de una época gloriosa y que hoy en día, aunque se intente copiar, no es lo mismo. Divertido, un derroche de buen rollo y con mucha actitud rock.

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