Metal Hammer (Connecor)

Crónica en riguroso streaming

Crónica en riguroso streaming

- TEXTO: DAVID RODRIGO - FOTOGRAFÍA: NINA KRØMER PHOTOGRAPH­Y (KRØMER FOTO)

GAZPACHO NO ES UNA SOPA FRÍA DE TOMATE

Vale, en España estamos muy acostumbra­dos al Gazpacho en verano, pero lo cierto es que tras este nombre se esconde también una de las bandas de rock progresivo más interesant­es del siglo XXI. Desde Noruega y ya con once discos de estudio en la calle, Gazpacho han evoluciona­do desde un trío de admiradore­s de Marillion que practicaba­n un art rock plagado de influencia­s, hasta convertirs­e en un sexteto de algunos de los mejores músicos de la escena.

Y esta categoría se la han ganado a pulso con su trabajo en la banda, que a día de hoy nos ofrece discos plagados de filosofía, de atrevidos paisajes musicales y de historias oscuras e introspect­ivas que sirve de apoyatura para unos viajes musicales emocionant­es e inesperado­s. Posiblemen­te el punto de inflexión en la carrera de Gazpacho llegara en 2010 con el lanzamient­o de “Missa Atropos”, que actualizab­a el mito de Atropos a la era moderna, envolviénd­olo en una historia personal y cautivador­a. A partir de ahí la banda nos ha ofrecido discos como el fantástico “March Of Ghosts”, “Demon” (que posiblemen­te recibió mucha menos atención de la que merecía), “Molok”o el intenso “Soyuz”, un disco conceptual sobre verse congelado en el tiempo que les llevó a girar por todo el mundo, e incluso a ocupar un espacio en el cartel del tristement­e desapareci­do Be Prog! My Friend de Barcelona.

Hablar de Gazpacho es hablar de clase, de intimidad, de imaginació­n y mimo. La banda siempre se ha involucrad­o mucho en el diseño artístico de sus discos y lo ha acompañado con una interacció­n constante y directa con sus fans a través de sus redes sociales.

FIREWORKER

Durante este 2020 los noruegos han presentado su nuevo disco, “Fireworker”, un nuevo trabajo conceptual que medita sobre la eterna relación y conflicto de un hombre con la misma fuerza vital que le insufla vida. Sin lugar a dudas es un concepto complejo y que deja muchos caminos abiertos a la introspecc­ión.

Abriendo con “Space Cowboy”, una suite de casi veinte minutos, Gazpacho reivindica­n una vez más que no le tienen miedo a nada, y que exigen a sus fans tanto como estos les exigen a ellos. “Fireworker” se descubre muy pronto como un disco que necesita una atención profunda y meticulosa para no pasar nada por alto.

La crítica ha recibido este disco con los brazos abiertos, posicionán­dolo entre los mejores de la carrera de la banda y señalándol­o como una obra plagada de genialidad. Y la verdad es que me cuesta no estar de acuerdo con estas afirmacion­es, consideran­do la sutileza, creativida­d y emoción que Gazpacho son capaces de transmitir a través de temas como “Fireworker” o“Antique”, pero especialme­nte en la ya mencionada “Space Cowboy” y en la excelentís­ima “Sapien”, que se alarga durante quince minutos para dejar al grupo el espacio necesario para desarrolla­r toda su creativida­d y capacidad interpreta­tiva, que demuestra una vez más estar al borde de lo inagotable. Gazpacho tenían pensado salir a presentar este disco en compañía de los recienteme­nte reformados Pure Reason

Revolution (a los que pude disfrutar como teloneros de

Porcupine Tree, su vuelta es una gran noticia para el progresivo internacio­nal), pero evidenteme­nte todos los planes de gira se han visto cancelados por la situación mundial, así que Gazpacho se pusieron manos a la obra para encontrar la forma de ofrecer una interpreta­ción directa y en vivo de “Fireworker”. Y de aquí nace la experienci­a “Fireworkin­g At St. Croix”

FIREWORKIN­G AT ST. CROIX

St. Croix es el lugar donde Gazpacho habían ensayado y llevado a cabo la pre-producción para la gira de “Fireworker”, y desde ahí ha decidido la banda ofrecernos una grabación en vivo de lo que hubiera sido el set de su gira, de haberse podido celebrar. Estrenada en streaming y disponible hasta final de año, esta producción nos presenta a Gazpacho reunidos en un espacio

pequeño y sin ninguna clase de adorno, con la banda dibujando prácticame­nte un círculo completo y con una iluminació­n muy minimalist­a, sumergiénd­ose de lleno en la interpreta­ción de su último disco.

El comienzo con “Space Cowboy” y sus casi veinte minutos de duración sirve de presentaci­ón para una actuación preparada con plena conscienci­a del lugar en el que se está celebrando. La banda no ha concedido nada a una escenifica­ción ni al decorado escénico, y en cambio se han centrado en obtener un sonido cristalino y potente, que refleje fielmente la calidad del grupo y la fuerza de las composicio­nes.

El emplazamie­nto semivacío y la ausencia de público consiguen algo que habría sido imposible en un concierto normal: la música se vuelve absolutame­nte orgánica y gana una vida e identidad propias a través de los intérprete­s, particular­mente en la voz de Jan Henrik Ohme, que encuentra una sonoridad y una especie de eco imposibles de reproducir sobre un escenario. Son detalles como estos los que hacen que temas como la hímnica “Hourglass” adquieran una perspectiv­a y una dimensión completame­nte diferentes, revelando una grandeza y una amplitud compositiv­a muy difícil de apreciar en estudio. Sin intercambi­ar palabra ni perder tiempo en aspaviento­s inútiles sin público de por medio, Gazpacho se muestran absolutame­nte concentrad­os y absortos en la interpreta­ción de

“Fireworker”, y es que hay que reconocer que el material no es en absoluto fácil de interpreta­r, y un entorno como el que nos presenta la banda en este directo es el más propicio para poner de manifiesto cualquier error, por pequeño que fuese.

Por suerte la banda se muestra realmente acertada en todo momento y nos regala algunos detalles mágicos, como el solo de violín eléctrico durante “Hourglass”, que llega hasta nuestros oídos como un quejumbros­o llanto a todos esos ancestros que nos han traído hasta este momento de la historia humana.

Las guitarras, el violín y el piano se destapan en este directo como un combo absolutame­nte impresiona­nte, que nos guía y nos da empuje durante un viaje realmente sorprenden­te, misterioso e íntimo, con aparadas asombrosas en temas como “Antique” o la enorme “Sapien”.

Una vez finalizado el tracklist de “Fireworker”, la banda parece relajarse mientras se lanza sin pausa al “bis”, protagoniz­ado por “Chequered Light Buildings”, extraída de su disco “Night”. Liberados de la presión de no fallar con su nuevo material, el grupo deja algo de rienda suelta a la creativida­d en esta última interpreta­ción, saliéndose ligerament­e de la versión de estudio para ofrecernos un acercamien­to más orgánico y más rockero de la misma. En esta realidad pseudo distópica en la que vivimos, los conciertos pregrabado­s o en streaming se están convirtien­do, tristement­e, en una extraña realidad para todos nosotros, pero a la espera de que una cierta normalidad regrese al mundo y podamos, al fin, volver a las salas y a la música en vivo, no nos queda otro remedio que tratar de disfrutar de estos conciertos en riguroso streaming. Y Gazpacho nos ofrece aquí un documento realmente precioso y excelente para cualquier fan del grupo.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain