Crónica en riguroso streaming
Crónica en riguroso streaming
GAZPACHO NO ES UNA SOPA FRÍA DE TOMATE
Vale, en España estamos muy acostumbrados al Gazpacho en verano, pero lo cierto es que tras este nombre se esconde también una de las bandas de rock progresivo más interesantes del siglo XXI. Desde Noruega y ya con once discos de estudio en la calle, Gazpacho han evolucionado desde un trío de admiradores de Marillion que practicaban un art rock plagado de influencias, hasta convertirse en un sexteto de algunos de los mejores músicos de la escena.
Y esta categoría se la han ganado a pulso con su trabajo en la banda, que a día de hoy nos ofrece discos plagados de filosofía, de atrevidos paisajes musicales y de historias oscuras e introspectivas que sirve de apoyatura para unos viajes musicales emocionantes e inesperados. Posiblemente el punto de inflexión en la carrera de Gazpacho llegara en 2010 con el lanzamiento de “Missa Atropos”, que actualizaba el mito de Atropos a la era moderna, envolviéndolo en una historia personal y cautivadora. A partir de ahí la banda nos ha ofrecido discos como el fantástico “March Of Ghosts”, “Demon” (que posiblemente recibió mucha menos atención de la que merecía), “Molok”o el intenso “Soyuz”, un disco conceptual sobre verse congelado en el tiempo que les llevó a girar por todo el mundo, e incluso a ocupar un espacio en el cartel del tristemente desaparecido Be Prog! My Friend de Barcelona.
Hablar de Gazpacho es hablar de clase, de intimidad, de imaginación y mimo. La banda siempre se ha involucrado mucho en el diseño artístico de sus discos y lo ha acompañado con una interacción constante y directa con sus fans a través de sus redes sociales.
FIREWORKER
Durante este 2020 los noruegos han presentado su nuevo disco, “Fireworker”, un nuevo trabajo conceptual que medita sobre la eterna relación y conflicto de un hombre con la misma fuerza vital que le insufla vida. Sin lugar a dudas es un concepto complejo y que deja muchos caminos abiertos a la introspección.
Abriendo con “Space Cowboy”, una suite de casi veinte minutos, Gazpacho reivindican una vez más que no le tienen miedo a nada, y que exigen a sus fans tanto como estos les exigen a ellos. “Fireworker” se descubre muy pronto como un disco que necesita una atención profunda y meticulosa para no pasar nada por alto.
La crítica ha recibido este disco con los brazos abiertos, posicionándolo entre los mejores de la carrera de la banda y señalándolo como una obra plagada de genialidad. Y la verdad es que me cuesta no estar de acuerdo con estas afirmaciones, considerando la sutileza, creatividad y emoción que Gazpacho son capaces de transmitir a través de temas como “Fireworker” o“Antique”, pero especialmente en la ya mencionada “Space Cowboy” y en la excelentísima “Sapien”, que se alarga durante quince minutos para dejar al grupo el espacio necesario para desarrollar toda su creatividad y capacidad interpretativa, que demuestra una vez más estar al borde de lo inagotable. Gazpacho tenían pensado salir a presentar este disco en compañía de los recientemente reformados Pure Reason
Revolution (a los que pude disfrutar como teloneros de
Porcupine Tree, su vuelta es una gran noticia para el progresivo internacional), pero evidentemente todos los planes de gira se han visto cancelados por la situación mundial, así que Gazpacho se pusieron manos a la obra para encontrar la forma de ofrecer una interpretación directa y en vivo de “Fireworker”. Y de aquí nace la experiencia “Fireworking At St. Croix”
FIREWORKING AT ST. CROIX
St. Croix es el lugar donde Gazpacho habían ensayado y llevado a cabo la pre-producción para la gira de “Fireworker”, y desde ahí ha decidido la banda ofrecernos una grabación en vivo de lo que hubiera sido el set de su gira, de haberse podido celebrar. Estrenada en streaming y disponible hasta final de año, esta producción nos presenta a Gazpacho reunidos en un espacio
pequeño y sin ninguna clase de adorno, con la banda dibujando prácticamente un círculo completo y con una iluminación muy minimalista, sumergiéndose de lleno en la interpretación de su último disco.
El comienzo con “Space Cowboy” y sus casi veinte minutos de duración sirve de presentación para una actuación preparada con plena consciencia del lugar en el que se está celebrando. La banda no ha concedido nada a una escenificación ni al decorado escénico, y en cambio se han centrado en obtener un sonido cristalino y potente, que refleje fielmente la calidad del grupo y la fuerza de las composiciones.
El emplazamiento semivacío y la ausencia de público consiguen algo que habría sido imposible en un concierto normal: la música se vuelve absolutamente orgánica y gana una vida e identidad propias a través de los intérpretes, particularmente en la voz de Jan Henrik Ohme, que encuentra una sonoridad y una especie de eco imposibles de reproducir sobre un escenario. Son detalles como estos los que hacen que temas como la hímnica “Hourglass” adquieran una perspectiva y una dimensión completamente diferentes, revelando una grandeza y una amplitud compositiva muy difícil de apreciar en estudio. Sin intercambiar palabra ni perder tiempo en aspavientos inútiles sin público de por medio, Gazpacho se muestran absolutamente concentrados y absortos en la interpretación de
“Fireworker”, y es que hay que reconocer que el material no es en absoluto fácil de interpretar, y un entorno como el que nos presenta la banda en este directo es el más propicio para poner de manifiesto cualquier error, por pequeño que fuese.
Por suerte la banda se muestra realmente acertada en todo momento y nos regala algunos detalles mágicos, como el solo de violín eléctrico durante “Hourglass”, que llega hasta nuestros oídos como un quejumbroso llanto a todos esos ancestros que nos han traído hasta este momento de la historia humana.
Las guitarras, el violín y el piano se destapan en este directo como un combo absolutamente impresionante, que nos guía y nos da empuje durante un viaje realmente sorprendente, misterioso e íntimo, con aparadas asombrosas en temas como “Antique” o la enorme “Sapien”.
Una vez finalizado el tracklist de “Fireworker”, la banda parece relajarse mientras se lanza sin pausa al “bis”, protagonizado por “Chequered Light Buildings”, extraída de su disco “Night”. Liberados de la presión de no fallar con su nuevo material, el grupo deja algo de rienda suelta a la creatividad en esta última interpretación, saliéndose ligeramente de la versión de estudio para ofrecernos un acercamiento más orgánico y más rockero de la misma. En esta realidad pseudo distópica en la que vivimos, los conciertos pregrabados o en streaming se están convirtiendo, tristemente, en una extraña realidad para todos nosotros, pero a la espera de que una cierta normalidad regrese al mundo y podamos, al fin, volver a las salas y a la música en vivo, no nos queda otro remedio que tratar de disfrutar de estos conciertos en riguroso streaming. Y Gazpacho nos ofrece aquí un documento realmente precioso y excelente para cualquier fan del grupo.