El sector siderúrgico transmite su compromiso con la sostenibilidad
La Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) ha presentado recientemente su publicación sobre “Sostenibilidad de la industria siderúrgica Española 2016”, con datos cerrados del pasado ejercicio, en la que se muestran indicadores económicos, sociales y medioambientales. El documento transmite el compromiso del sector siderúrgico con la sostenibilidad, entendida como la preocupación por crear valor económico, medioambiental y social a corto y largo plazo, contribuyendo al aumento del bienestar y al progreso de las generaciones presentes y futuras.
Con esta iniciativa, la asociación pretende contribuir a “una mayor transparencia del sector para que la sociedad conozca y entienda cuáles son las aportaciones de la industria del acero en todos los ámbitos de la sostenibilidad”, han explicado desde Unesid.
Por su parte, el director general de Unesid, Andrés Barceló, ha señalado que “analizar la sostenibilidad de un sector es analizar la de los productos que pone en el mercado. Cuando adquirimos un producto importado, importamos también su impacto económico, social y ambiental. En el momento actual, las empresas chinas están inundando los mercados europeos con materiales a precios de derribo, lo que pone en riesgo miles de puestos de trabajo de la industria europea. La situación genera un efecto perverso: importamos CO2 de China y les exportamos empleo, eso sin citar el impacto ambiental en sus lugares de producción o las condiciones laborales que en cierta forma favorecemos. Si la UE concede a China el estatus de economía de mercado, será imposible aplicar los instrumentos de defensa comercial contra sus importaciones desleales”. Además, la publicación de Unesid se articula como una herramienta de autodiagnóstico que permite evaluar el comportamiento y evolución del sector y establecer objetivos y metas para futuros ejercicios. Según Unesid, cumplir los tres objetivos de sostenibilidad en lo económico, social y ambiental contribuye a generar más confianza en la industria siderúrgica española y en el esfuerzo que realiza por lograr un desarrollo sostenible que continúe aportando riqueza y bienestar al país.
El sector siderúrgico en España invirtió 301 millones de euros en innovación El 75% de acero fabricado en España es reciclado
Tres pilares
El contenido de la publicación de Unesid se estructura en los tres pilares fundamentales de la sostenibilidad, los tres objetivos fundamentales para lograr el desarrollo sostenible: económico, social y ambiental.
- Indicadores económicos: en 2015, la industria siderúrgica española invirtió 301 millones de euros en nuevos procesos y productos más innovadores y más sostenibles, desde el principio sectorial de que la inversión en innovación es vital para el futuro del sector.
El valor económico generado y distribuido por el sector se ha calculado basado en la metodología GRI (Global Reporting Initiative) e incluye costes de explotación, retribución a empleados, donaciones y otras inversiones en la comunidad, beneficios no distribuidos y pagos a proveedores de capital e impuestos. En total, esta cifra ascendió a 11.187 millones de euros en 2015.
Por otro lado, el sector emplea a unas 60.000 personas y distribuye unas retribuciones salariales por importe de 1.460 millones de euros.
- Indicadores sociales: éstos evidencian que las empresas siderúrgicas están fuertemente arraigadas y colaboran estrechamente con sus comunidades locales, invirtiendo, generando empleo estable y contribuyendo al bienestar social. Se trata de industrias fuertemente vinculadas a las localidades en las que se implantan, realmente forman parte de la comunidad en la que se integran contribuyendo a su desarrollo. Los núcleos urbanos próximos a instalaciones de la industria siderúrgica ven crecer su actividad económica y su tejido industrial y ello atrae y mantiene la población.
Lo que afecte a la industria, afecta a la localidad en la que desarrolla su actividad. Por ello es fundamental defender a la industria siderúrgica local frente a las importaciones de países que, como China, inundan los mercados europeos con materiales a precios de derribo que han sido fabricados con normas medioambientales que nada tienen que ver con las nuestras. En cuanto a la inversión en formación, ésta ascendió a 25 millones de euros el año pasado, representando una media de unas 29 horas formativas al año por trabajador del sector.
- Indicadores ambientales: la industria siderúrgica es la campeona del reciclaje y, posiblemente, el mejor ejemplo de la verdadera economía circular, según Unesid. El 75% de acero fabricado en España se hace a partir de chatarra, lo que supone un ahorro de recursos naturales y de energía consumida a la hora de producir el nuevo acero.
En la actualidad, el 97% de los subproductos de la industria siderúrgica pueden reciclarse, “pero para lograrlo es preciso conseguir que se eliminen las trabas administrativas existentes. Si esto ocurriese todos los subproductos siderúrgicos serían efectivamente reciclados”, aseguran desde Unesid.
Además, la industria siderúrgica española figura a la cabeza, no sólo en la Unión Europea sino a nivel mundial, en reutilización del agua consumida en el proceso industrial, recuperando el 100% del agua utilizada.
Compromiso sectorial
El compromiso de las empresas siderúrgicas españolas con el desarrollo sostenible, la responsabilidad social y la transparencia es total y, además, ha ido creciendo rápida y sólidamente, según han apuntado desde Unesid.
En la actualidad, el 82% del acero producido se fabrica en empresas que editan memorias de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Además, el 60% de las empresas del sector ha firmado el Pacto Mundial de Naciones Unidas, cuyo fin es promover el diálogo social que permita conciliar los intereses de las empresas con los valores y demandas de la sociedad civil. Y el 40% de la producción siderúrgica española dispone del distintivo de responsabilidad social empresarial, Sostenibilidad Siderúrgica.
La publicación presenta, además, ejemplos sobre acciones solidarias que llevan a cabo empresas siderúrgicas en su entorno más directo que evidencian que existe una verdadera contribución a las comunidades locales más allá de la propia riqueza y empleo generados y una constante preocupación por realizar, además, aportaciones económicas efectivas y desinteresadas a proyectos que generan bienestar en el entorno más directo.