Ricardo Tolón, vicepresidente FER El futuro de este sector se está jugando ahora mismo
¿Cuál es la situación actual del mercado nacional de metales?
Si hay una palabra que puede definir perfectamente la situación actual, sin duda sería la incertidumbre. Cuando parecía que se dejaba a un lado la grave crisis económica que sufrimos en todo el sector, las últimas noticias sobre una guerra comercial en ciernes entre EE.UU. y China, precisamente por los aranceles al acero y al aluminio, suponen un frenazo al consumo y a las inversiones en nuestro país y en el resto de Europa por el temido efecto contagio.
¿Cuáles son los problemas más importantes a los que se enfrenta?
Dentro de la Unión Europea el problema más grave al que se ha enfrentado este sector es el considerable descenso del consumo debido a la grave crisis económica sufrida. Y a éste se le unió la competencia desleal que sufrió por parte del acero chino y ruso.
En España, además, tendríamos que ahondar en un problema grave que hemos transmitido a los responsables políticos: el desorbitado coste energético que nos hace ser poco competitivos con respecto a otros países vecinos o de la Eurozona.
Todo ello unido a que nuestra industria está sometida a una fuerte regulación y a un elevado coste económico derivado de las cargas burocráticas impuestas por las distintas administraciones, hasta el punto de amenazar seriamente la viabilidad de las empresas que se dedican a esta actividad.
¿Cómo está afectando la política arancelaria de Trump?
Como comentaba anteriormente, estas posturas proteccionistas solo consiguen crear incertidumbre y frenar las inversiones. Aunque de momento Europa ha quedado exenta de esos aranceles fijados por EE. UU., no hay peor escenario para una empresa que el de la incertidumbre o la inseguridad jurídica. Es lógico pensar que este frenazo para el sector se explique en que hasta que no se resuelva la situación pararán las inversiones y las contrataciones. Si encima la respuesta de China parece traducirse en una guerra comercial, se agravarán todavía más las dudas de las empresas y de los inversores. Por tanto, en Europa nos encontramos actualmente en una situación de calma tensa en un momento en el que todo parecía indicar que el sector siderúrgico repuntaba y que ahora mismo calificaría de desconcierto.
España es un país puntero dentro de la Unión Europea en reciclaje de metales. Esto no quiere decir que nos conformemos con los últimos datos sobre, por ejemplo, el reciclaje de nada menos que 7,2 millones de toneladas de chatarras férricas en 2016
¿En qué posición se encuentra España en cuanto a la recuperación y reciclaje de estos?
España es un país puntero dentro de la Unión Europea en reciclaje de metales. Esto no quiere decir que nos conformemos con los últimos datos sobre, por ejemplo, el reciclaje de nada menos que 7,2 millones de toneladas de chatarras férricas en 2016.
El Paquete de Economía Circular que nuestro país debe implementar a través de la Estrategia Española de Economía Circular debe reconocer la labor que realizamos los recicladores, y también debe fijar claramente la prevalencia del uso de materiales reciclados. Hemos de ser conscientes de que hay cuestiones que serán vitales para transitar de ese modelo económico lineal que está en boca de todos los políticos, y donde el reciclaje será clave para convertir residuos en recursos listos para volver a introducirse en el sistema productivo. Valores que el sector de la recuperación ya ha demostrado durante muchas décadas como, por ejemplo, una reducción considerable de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera en comparación a la extracción de materias primas vírgenes o la generación de empleos denominados “verdes”, de calidad y no deslocalizables.
¿Cómo considera que actúa actualmente la normativa en este sentido?
La normativa en materia de reciclaje de metales ha tenido hasta la fecha un carácter meramente regulador de la actividad. Las distintas leyes en materia de residuos, con sus adaptaciones y transposiciones derivadas de las Directivas europeas e incluso sus posteriores incorporaciones por parte de las comunidades autónomas que tienen transferidas estas competencias, han establecido una fuerte regulación del sector recuperador. Sin embargo, pese a tan abundante normativa, los recuperadores siguen padeciendo la competencia desleal de una serie de campas ilegales repartidas por todo el Estado que no tributan ni cumplen con los requisitos legales y, además, atentan contra el medio ambiente.
Además, tal cantidad de normas han derivado en enormes cargas administrativas para los recuperadores que suponen un elevado coste económico ajeno al ejercicio de su actividad. Nos referimos a las duplicidades existentes a la hora de cumplimentar distintos registros, al volcado de datos en plataformas electrónicas obsoletas, etcétera. Este trabajo, como decía, ajeno a la tarea de convertir residuos en recursos, genera un coste para las empresas recuperadoras que en algunos casos pone en riesgo su propia viabilidad económica.
¿Qué líneas se deberían seguir para su desarrollo? Claramente, el desarrollo normativo debe contemplar, en primer lugar, dar soluciones urgentes a estos problemas ya planteados por el sector. Pero, además, desde FER consideramos que se debe dar un paso más allá de la mera regulación de la actividad. Hay que incentivar el uso de material
reciclado y estamos ante una oportunidad única para que las distintas administraciones establezcan las condiciones legislativas para que así sea. ¿Cómo ve el futuro de este sector? Con la misma ilusión y esperanza de antes, durante y después de la grave crisis económica que ha atravesado. Seguro que conoce la expresión “más duro que el acero”, un material que destaca por su nobleza y su fortaleza. Así definiría a este sector, valga la redundancia. Hablando ya más en serio, le diría que el futuro de este sector se está jugando ahora mismo.
Si en Europa no se generan las condiciones necesarias para su recuperación real, estará abocado a más noticias de cierres de empresas, de deslocalizaciones, de despidos masivos… Y no podemos olvidar que Europa y España tienen grandísimas empresas, los mejores especialistas y la más alta tecnología para liderar mundialmente el sector reciclador. Todo depende de la voluntad política y la amplitud de miras para convertir esa incertidumbre actual en una posición de liderazgo.
Respecto a la recuperación de metales, redoblaría esa apuesta por parte de los responsables para diseñar las políticas que permitan incentivar el uso de materiales reciclados. Insisto en el enorme potencial que hay y para ello le doy un dato que lo ejemplifica: en nuestro país, todo el plomo que se utiliza procede del reciclaje. La cualidad de los metales, que permiten ser reciclados una y otra vez, posibilitan la realidad de que si se quiere, se puede.