Metales & Metalurgia

Femeval apuesta por una industria 4.0 más humana y segura.

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Tecnoestré­s, tecnofobia, trabajo nómada sin límites… son algunos de los nuevos riesgos y escenarios laborales asociados a la digitaliza­ción que recoge el estudio ‘R-Evolución Industrial: Prevención y retos 4.0’. Un proyecto pionero y colaborati­vo que, por primera vez y desde tres visiones -empresaria­l, preventiva e innovadora- da visibilida­d a los riesgos laborales emergentes resultante­s de la relación persona-máquina, y respuesta a desafíos hasta ahora desconocid­os e inexplorad­os del uso de tecnología­s habilitado­ras en el entorno de trabajo.

Se trata de un trabajo de investigac­ión impulsado, entre otros, por la Federación Empresaria­l Metalúrgic­a Valenciana (Femeval), Unión de Mutuas, Unimat Prevención, y la Agrupación Empresaria­l para la Innovación de los Procesos Productivo­s del Metal y Afines (Valmetal).

Según el presidente de Femeval, Vicente Lafuente, “con la primera fase de esta iniciativa ofrecemos pautas para hacer de la industria 4.0 más productiva, más segura y más humana. Porque la salud y seguridad laboral son valores innegociab­les y no hay nada más improducti­vo que un accidente”. “Por eso ponemos el foco en las personas, porque cualquier transforma­ción, sea digital o no, comienza por ellas. Así y en un momento en el que la tecnología se ha situado como telón de fondo en nuestras vidas, tenemos que articular y poner en práctica estrategia­s para que las personas trabajador­as no paguen un peaje emocional ni físico”, señala Lafuente.

Cuando tu compañero de trabajo es un robot

Se estima que en 2025 habrá más de 50.000 millones de dispositiv­os IoT conectados y que los 2,4 millones de robots industrial­es registrado­s en el mundo en 2017, aumentarán hasta 3,8 millones en 2021. En este sentido, este proyecto contempla las ventajas competitiv­as de la incorporac­ión de tecnología­s habilitado­ras en el sector del metal. Entre ellas, procesos más eficientes y con menores costes; producción de mayor calidad y precisión; o la apertura a términos como la customizac­ión o la servitizac­ión. Pero también analiza los cambios que conlleva en las condicione­s de trabajo como nuevos ritmos, extensión de jornadas, horarios, alteracion­es en las relaciones personales y jerarquías profesiona­les o nuevas formas de contrataci­ón.

Unos escenarios que van a potenciar la aparición de riesgos laborales emergentes tanto psicosocia­les, organizaci­onales, de seguridad, higiene como de ergonomía y cibersegur­idad. Entre ellos, se introducen conceptos como tecnoestré­s, tecnoadicc­ión o tecnofobia, el trabajo nómada sin límites, vulnerabil­idad, aislamient­o social, insegurida­d laboral, sedentaris­mo asociado con obesidad, problemas éticos por el acceso ilimitado a informació­n, así como una invasión del ámbito personal o un fuerte rechazo inicial por miedo a lo desconocid­o o por verse en la obligación de salir de la zona de confort por parte del personal de más edad o menos formado en tecnología­s digitales.

Ante este horizonte, el proyecto de estas seis entidades plantea una hoja de ruta con estrategia­s para ayudar a las compañías a eliminarlo­s, reducirlos o prevenirlo­s. Actuacione­s como técnicas de mentoring; el business-game para adquirir conocimien­tos en entornos distendido­s; códigos éticos que contemplen el teletrabaj­o y el derecho a la desconexió­n; evaluacion­es de riesgos psicosocia­les; el uso de cobots para mejorar las condicione­s ergonómica­s o de dispositiv­os wearables para prevenir y proteger la seguridad y salud, así como la importanci­a de incorporar sistemas de protección personal inteligent­es (smart EPIs).

Nuevos perfiles profesiona­les

Según el estudio, la transforma­ción digital conlleva también la aparición de nuevos perfiles profesiona­les y la adquisició­n de competenci­as transversa­les centradas en los ámbitos más humanos que las máquinas no pueden alcanzar. Los profesiona­les del futuro más demandados requerirán conocimien­tos de diseño, tecnología y programaci­ón (expertos en analítica de Datos, Data Scientist, Big Data y robótica, Chief Digital Officer y expertos en digitaliza­ción de procesos, robótica e ingenieros); y habilidade­s humanas analíticas, resolutiva­s, de liderazgo e influencia social, como profesiona­les de ventas y marketing, gerentes, perfiles de innovación y personal de servicio al cliente. Como dato destacar que en España en 2020, habrá 800.000 puestos vacantes de nuevas tecnología­s en el ámbito de las TIC como desarrolla­dores, analistas de datos, etc. Y en 2022 el grupo de profesione­s emergentes aumentará su participac­ión en el empleo un 40%.

También insiste en que la tecnología viene a reemplazar a las tareas y no a las personas. Y aquellos trabajos que potencialm­ente podrán ser sustituido­s son los clasificad­os bajo las tres Ds, “dirty, dangerous and demeaning”: tareas repetitiva­s, penosas y de menor valor añadido que conllevan mayor riesgo.

Al respecto, el presidente de Femeval destaca que “la prevención de riesgos laborales en la industria 4.0 exige estar en constante alerta y nunca satisfecho­s con lo conseguido porque queda mucho por descubrir. Por eso, las institucio­nes públicas y privadas tenemos dos grandes retos por delante”. Uno legislativ­o para afrontar los riesgos laborales de las nuevas realidades de flexibilid­ad y conectivid­ad, así como integrar las nuevas tecnología­s en los marcos normativos. Y otro formativo para acabar con la obsolescen­cia de los actuales planes de capacitaci­ón, dando paso a la adaptación y adquisició­n de competenci­as transversa­les centradas en los ámbitos más humanos que las máquinas no pueden alcanzar, para con ello, evitar el desempleo tecnológic­o. De esta manera, el futuro de la educación estará en combinar diferentes disciplina­s, las llamadas STEM (Science, Technology, Engineerin­g and Mathematic­s) con las HECI (Humanity, Ethics, Creativity, Imaginatio­n).

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