SUZUKI RMZ 450 NILSSON MOTOR
más vigorosa en bajos y medios, aun sin resultar demasiado agresiva y permitiendo una conducción alegre sin temer por los excesos de gas. Además, el motor de la RMZ «201» estira muy bien arriba, aunque sin grandes diferencias con el modelo de serie. También nos ha gustado mucho el suave trabajar del embrague -muy buenas formas las de la maneta Prostuf-, así como un accionamiento del cambio menos recio de lo que recordábamos en la 450 amarilla. Por el contrario, la montura de Fernández ofrece una comportamiento con más chispa y un carácter más «racing» en general. Y es verdad, que la «treinta y seis» nos recuerda un poco a un motor «gordo» de dos tiempos. Porque a muy bajas vueltas, la «treinta y seis» responde inicialmente con buen par pero menos inmediatez, para acto seguido mostrar una buena patada de potencia ya antes del medio régimen. Un talante que induce a un estilo de conducción claro: peinar el acelerador en mitad de curva dejando que la moto corra sola por la rodera; y reventarla directamente a la salida con un golpe de gas contundente. A partir de ahí la Suzuki de «El Toro» embiste con bravura y nos deleita con una subida de vueltas más rápida, enérgica y puntiaguda que la montura de las tiendas -y también que la RMZ de Nilsson-. Así mismo, frente a ésta, muestra un accionamiento de embrague más duro, a cambio de ofrecer una gran precisión.
Nuestras dos invitadas vuelven a concordar ideas si nos referimos al comportamiento del apartado ciclo. En ambos casos nos encontramos con suspensiones con tarados claramente endurecidos, aunque más cómodas de lo que podría parecer. Sobre todo, en la moto de Mathias, cuya horquilla denota una gran sensibilidad de trabajo y un endurecimiento muy progresivo