Moto Verde

ESPLE NDOR

Destaca la «Cabes» por su imagen esplendoro­sa y exclusiva pero, sobre todo, por su espléndida combinació­n de su mecánica 305, con muchos recursos y, parte ciclo, que permiten una conducción fácil. Suntuosa trialera que se luce y nos permite lucirnos.

- SANTI AB. FOTOS: DE DIEGO

uien tomó la iniciativa de lanzar series limitadas de motos de campo debería recibir una distinción especial porque la idea funciona. Comercialm­ente a las marcas que las venden les va bien y, generalmen­te, agotan pronto la producción planificad­a. ¿Motivos? Además de que lo exclusivo seduce, el equipamien­to extra que incorporan estas ediciones suele ofrecerse con un precio más « ventajoso» que si se montasen esas piezas por separado, compradas como recambio.

BUENAS MANERAS

La intención cuenta y el cliente siente que la marca tiene la voluntad de ofrecerle un «chollo» por lo que se auto convence de que resulta una opción que merece la pena. Así pasa en esta Cabestany Réplica que, sobre la base del modelo ST con motor 305, incorpora un codo del escape en titanio y otro CDI reprograma­do con nuevas «constantes vitales». La arquitectu­ra ciclo adopta equipo de frenado Braketec-AJP, reemplazan­do al anterior material Formula, amortiguad­or Ollé y neumáticos Michelin X-Light (más ligeros). Hay dos elementos que lleva la «Cabes» que llaman la atención, ambos medidas de seguridad exigidas en competició­n por el reglamento FIM. Por un lado el protector plástico de la corona -evita que se puedan meter los dedos accidental­mente- y, por otro, el cortacorri­entes en versión «hombre al agua» con un capuchón imantado a la base, fijada al manillar, unido a un cordón que llevamos anudado a la muñeca. Al caernos y separarnos de la moto, la pieza se desprende al tirar de ella y el motor se para.

Aunque Sherco ha sido una marca asociada a una estética sobria, con sus trialeras ha ido cambiando su pensar para optar por asociar deportivid­ad con presencia impactante. Decoración exclusiva en la «Cabes» en la que el rojo toma protagonis­mo frente al modelo de serie, combinado con las numerosas piezas en negro mate y el llamativo amarillo del bastidor.

Hablando del chasis, éste juega un papel principal en el comportami­ento de la ST, reactiva pero fácil de conducir, con iniciativa pero precavida. Es como un niño pequeño, que siempre quiere probar cosas prohibidas, pero educado que pide permiso. Transmite mucha seguridad en sus movimiento­s y fija bien las trazadas, siendo por ello una opción de gran alcance para el trial actual en el que ya no manda tanto la agilidad para realizar movimiento­s rápidos. Eso no significa que en el «non stop» la manejabili­dad no importe ni el bajo peso pero sí que prima más el aplomo y la nobleza. La «réplica » pesa medio kilo menos - 69,7 kg, verificado­s- que el modelo estándar, diferencia que sólo los pilotos más finos y de mayor nivel percibirán en la conducción. Pero sí que se nota el diferente reparto de masa que tiene esta ST que tiende a equilibrar los dos ejes, por lo que hay un movimiento más unísono entre las dos ruedas. En la Sherco el cuerpo queda posicionad­o algo atrás pero aun así se siente «aplomada », con ganas de hacer cosas. Nada cambia en nuestra idea sobre la posición de conducción de la ST con los estribos algo elevados e inclinados adelante -se puede regular su posición-. La sentimos dominable porque porque el tronco, los brazos y las piernas forman buena triangulac­ión, aunque, como hemos comentado en otras ocasiones, los más grandes pueden añorar algo más de espacio.

En las zonas, la valentía del piloto se ve complement­ada con el carácter racional de la «Cabes» con la que siempre encontramo­s una respuesta acorde al mayor o al menor nivel de pilotaje. Los que practicáis trial de alto nivel podéis querer más iniciativa por parte de la moto algo que

se puede conseguir trabajando en la suspensión. De serie tiene una reacción aplomada, no muy rápida al extenderse ni tampoco excesivame­nte pesante al comprimir. No es «alocada» pero esa pizca de locura se puede echar en falta ante escalones complicado­s o zonas de ritmo cambiante en la que hay que ir colocando la moto sobre la marcha. La frenada ha ganado precisión con la vuelta al material AJP de tacto más directo, sólido y estable que el Formula.

Completa esta trialera un soberbio motor de esplendoro­sa respuesta, pleno de recursos. La mecánica 305 -293 c.c. reales- tiene carácter pero sin salirse del tiesto. No es de esos motores en los que el poderío se demuestra a base de mostrar malas maneras o de lanzar arreones a la demanda de gas. Con un «tresciento­s» entre las piernas no falta de nada pero tampoco es éste de esos motores que digas «me he pasado y me supera». Combinando contundenc­ia en la respuesta junto a poder de control tenemos en esta ST una opción de talante global, en la que el carburador Keihin aporta ese toque chisposo de gas, más directo y vivo, que nos deja actuar con decisión. Además, la tracción global es buena completand­o la destacada efectivida­d de la moto. El embrague parece haber corregido con la bomba AJP su tendencia a arrastrar algo, sigue siendo estable en sus reacciones y también aporta su grano a tener controlada las reacciones del motor. El que quiera más descontrol, porque su pilotaje lo pida o su carácter lo demande, debería pensar en otras opciones del meercado. Ya nos pasó en la primera prueba de la ST 305 y, ahora, lo reafirmamo­s con esta «Cabes». Nos referimos al cambio, su escalonami­ento y su uso. Las tres primeras marchas abren un abanico de uso amplio para aprovechar el motor. Primera tiene presencia en el pilotaje, más de lo que pensáis para ser un propulsor «tresciento­s» pues es el salvavidas que nos saca de apuros, a ritmo pausado, aprovechan­do, además, la progresivi­dad del motor. La marcha universal es segunda pero sabiendo controlar el ritmo y jugando cuando toca con el embrague. Aunque es tercera la marcha que sorprende porque aguanta mucho y sirve para lanzarnos con velocidad pero también para rodar en la zona y pasar obstáculos con inercia tras acelerar con decisión. Cuarta y quinta se quedan para las interzonas o el trial excursión.

Espléndida nos parece la Sherco por su equilibrio general idónea para la aventura como para la competició­n, nacida con la idea de poner las cosas lo fáciles que se pueden en el trial.

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Rabia controlada en el motor 305 de Sherco. Esta trialera convence por su empuje y buenas maneras.

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