TEST ENDURO
Cuarta 250 2T del mes, y una muy especial: TM EN 250.
o llegó a tiempo para la comparativa, pero sí días después, así que con ella completamos el análisis de la gran mayoría de las enduro 250 2T. Si habéis leído la entradilla, muchos, la mayoría, ya estaréis diciendo algo así a cómo se le va la cabeza a Santi, o qué exagerado es, que poético, cuán fuera de la realidad está… Vale, por supuesto, admito vuestras críticas pero os la rebato con ímpetu hasta el punto de lograr llevaros a la convicción de lo que se siente con una TM. Hace falta abrir el corazón, por supuesto, por encima de la razón, tener sensibilidad y sacar nuestra parte pasional. No lo neguéis, casi todos habéis pensado comprar una TM, porque mola, es diferente y transmite halo de exclusividad. Y no lo hacéis por, corazón en mano, valorar racionalmente el precio, siempre alto. Pero a mí la presencia de una TM me sigue emocionando, tanto por la propia moto en sí como por el hecho de conseguir alguna de las que hay en España. Más aún si llega de la mano de su propietario, Julio Herráez, piloto de Salamanca, que corre Campeonato de España Senior B, apasionado y fan como pocos de los que nos habéis visitado por el enduro y, en particular, por las TM. Escuchando al salmantino hablar de su moto, con su sentir forofo exagerado pero bien razonado, te permite entender por qué tener una de las máquinas italianas.
FUOCO IN EL CUORE
Alberto no tenía tradición motera en casa, y tuvo que acceder a su pasión por cabezonería y por gastar los ahorros del verano trabajando, en una moto. Y cómo siempre ha tenido que poner mucho trabajo para llegar a su sueño, pues siempre ha soñado alto, para tener lo más deseable y de mayor aspiración, una TM. Tardó años en tener la primera, una 125, luego le siguieron varias 125 más, hasta que el año pasado cambió a una 250 2T, moto que ahora renueva con la versión 2018. ¿Por qué te compras una, le pregunto? Su respuesta es clara: « porque no la hay igual. Una TM o la odias o te enamora. Nadie la compra porque sí. Es cara, claro que sí, pero me transmite sensaciones que ninguna otra consigue, tanto funcionando como en parado. Mi pasión por ella me lleva incluso a meterla en el salón de mi casa, limpia, por supuesto -ha quedado en mandarnos una foto, que ya publicaremos-. Escapa mucho más de lo racional. Y el que no lo entienda, pues, evidentemente nunca tendrá una TM. Eso sí, vas con la moto y todo el mundo te mira, te pregunta… Además es como icónica, como un símbolo de que las cosas te van bien, de que te sientes bien y de que eres la envidia, aunque nadie lo reconozca ».
Antes de seguir, que nadie se lleve ya al equívoco y diga lo que no he dicho: que la TM es la mejor enduro porque es la más cara. No confundáis churras con
La práctica del enduro encuentra una dimensión especial y notable cuando se realiza con una moto que nos provoca el delirio. Acaloramiento y entusiasmo colosal, desmedido y tremendo, creando un clímax para el recuerdo especial con una moto que nos hace latir el corazón y nos deja perder la cabeza. Porque una TM se compra por pasión por encima de la razón.
merinas, angulas con gulas o tortilla de patata con deconstrucción de tortilla. La TM entra por los ojos, tiene línea llamativa y cautivadora. Te lleva a mirar detalles, incluso habiéndola visto mil veces antes. Como dirían los italianos enciende «fuoco al cuore» -fuego al corazón-. Y eso que detalles como que aún lleve pegatinas adheridas sobre la carrocería, en vez de los grafismos inyectados en el plástico como las marcas más actuales, nos deja un poco «flasheados».
Poco ha cambiado esta versión 2018 sobre la anterior, como la obligada nueva decoración anual, junto al escape retocado, la horquilla Kayaba con tratamiento antifricción y chasis reforzado a la vez que aligerado.
A los mandos la vista se va hacia la tapa con branquias, sobre el depósito -en esta unidad el dueño ha cambiado la de plástico por otra de carbono-, que es la entrada de aire hacia la caja del filtro, ubicada bajo el asiento en posición convencional. Otro detalle peculiar, que la TM es singular hasta en no montar arranque eléctrico, la única 250 2T que no lo llevar. Y no tiene intención alguna TM de montarlo ni siquiera con el motor acoplado como apéndice, sobre el encendido, como lleva la Gas Gas o como tuvieron las primeras KTM con botón. No quieren ponerlo, se mantienen puristas, aunque es el gran «déficit» de la EN. Arranca fenomenal a patada pero se añora el botón sobre todo si trialeamos en el tan de moda enduro extremo. Aquí, cuando se cala el motor, en posición complicada, a pedal cuesta más arrancar que con botón, sin duda.
El propulsor italiano no esconde su gen racing ni en aspectos como el sonido, o en su empuje. Exagerado, fabuloso e imponente, con una potencia de 48 CV, la más elevada entre todas las rivales 2018 pero con una grandiosa entrega. Quizá impropia de una TM que ya no es pura sangre indómita y, gracias a la «fusta» de la válvula con motor eléctrico, se ha domesticado mucho.
No es tan crítica y exigente para pilotarla. Refinada moto, la 250, con un exquisito golpe de gas que deja en olvidolvido el pasado en el que los bajos eran tímidos, los medimedios aparecían con exceso de desparpajo y los altos con fogosidad. La entrada de potencia ahora es contincontinua pero sigue corriendo una brutalidad. SensacioSensaciones para el recuerdo que no se olvidan las que tenetenemos sobre una TM, para muchos el clímax de una 250 2T, no solo por lo que empuja sino por cómo lo hace. En pistas y cronos, es un portento, y en salidas desde paparado, con una aceleración de dragster, empuja como ningunani otra. Trialea bien también, aunque sin la precisprecisión y el control de respuesta que sí permiten las otras rivales probadas este mes como KTM, HVA y Gas GaGas. Algo más enérgico, el motor TM hay que controlacontrolarlo con el embrague que, de serie, es algo on/ off en susus reacciones, a la antigua, no progresivo. Por eso, hay quienes como Julio, para bajar la dureza de los muelles, le ponen unos casquillos y unos separadores que descdescargan tres muelles y quedan menos presionapresionados. Así no patina y la respuesta no es brusca.
En lo qque sigue penalizando la «Teme» es en su cambio de cinco marchas, esquema que sin resultar inadecuinadecuado para enduro no es el mejor. Salvo que nos dedidediquemos solo a recorridos de marchas cortas, en cuancuando hacemos enduro de pistas, las 5 marchas quedan descompensadas. Acostumbrado a cajas de 6, me cuestacu encontrar la marcha idónea para llevar un ritmo constante sin tener que estar todo el rato cambiancambiando. Y, además, la cuarta y la quinta tienen mucho ssalto entre ellas, que obliga a subir de vueltas mucho ppara que engrane la «directa» sin quedarnos colgadoscolgados. El tacto es duro, cuesta meter la marcha, quedandquedando encima la palanca alta. Otros dos detalles mejorabmejorables de la TM son el nivel de vibraciones, alto, así como el consumo, de media alta, aunque el depósito de 9,5 litros,litros le ayuda a superar los 100 km de autonomía.
La parparte ciclo presenta su ya tradicional posición, con los estribestribos altos, que nos deja las rodillas algo elevadas. Sobre la moto nos movemos bien, y se nota el manillar Renthal que ha montado Julio, que aporta un puesto más domdominante. Sigue sobresaliendo mucho la tapa del encendiencendido, expuesto de forma notable a golpes por el lado izquierdo.izqu Pocas motos transmiten tanta confianza en la ruerueda delantera como la TM, rígida, cierto, pero precisa een las trazadas y estable. Exigente con el piloto en cuancuanto a que le marque la entrada en la curva, se lleva muy bien con los pies, pero sólida en la trazada una vez que la rueda está dentro de la trayectoria. Resulta imponente su aplomo y nobleza, cualidades que junto al potente motor, nos dejan ir muy rápido, nunca demasiado, pero hace las cosas más fáciles que encontrar un número perfecto impar. La TM peca de radio de giro corto y tiene una agilidad buena. Es ligera, la mejor de la clase -sin arranque eléctrico, no olvidarloaunque esta unidad de Herráez ha pesado algo más que la 2017 al llevar mousses, otro manillar…
La suspensión ha mejorado, sobre todo la horquilla. Antes trabajaba seca, ahora tiene más tacto, responde firme pero se puede ir sin que la rueda escupa las piedras. Es sólida en los peraltes y en los saltos pero también sensible en suelo roto. Artífice de poder ir muy rápidos con la EN y confiados. El amortiguador TM, de producción propia, es muy bueno, regulado por Julio suelto y rápido de extensión, que carga atrás para que traccione bien la moto con mucha sensibilidad.
La frenada tiene los mismos puntos de siempre positivos (mordiente y potencia) como negativos (tacto de la bomba delantera, fofo) . Delante, la curiosa mezcla de bomba Nissin con pinza Brembo no casa bien. Julio monta una bomba Brembo -no la llevaba en esta motoy dice que la TM frena mejor.
Gran enduro la TM, digna de gente apasionada. MV