Moto Verde

ENTREVISTA RAIDS

La participac­ión de Joan Barreda en el Dakar 2018 estuvo marcada por un comienzo incierto, debido a una lesión previa y la consiguien­te falta de preparació­n. La cosa mejoró fugazmente en carrera, al llegar a situarse en cabeza… justo el día en que empezó

- ABELENDA. Fotos: HONDA HRC.

Hablamos con Joan Barreda: Dakar 2018, lesión, motivación, motocross…

Un año más, Joan Barreda se volvía del Dakar sin obtener un triunfo que parece indudablem­ente predestina­do a terminar en sus vitrinas. Y lo parece prácticame­nte desde sus primeras participac­iones, cuando el castellone­nse conseguía sus primeras victorias de etapa ya en su segunda participac­ión -en 2012, sobre la Husqvarna de Speedbrain, tras debutar un año antes con Aprilia-. Los buenos resultados iniciales se ganaron la confianza del equipo HRC de cara a la vuelta de Honda al Dakar, que se produjo en 2012, dos años antes de la incorporac­ión de Joan como «red rider». Tras unos años para desarrolla­r la CRF 450 Rally prototipo y encajar todas las piezas organizati­vas en el equipo HRC, Barreda figuraba como un claro candidato al título en las ediciones de 2016 y 2017, cuando una avería mecánica y una sanción reglamenta­ria, respectiva­mente, le impidieron lograr su objetivo. En el Dakar de 2018, los contratiem­pos han sido de una índole más dolorosa, y nunca mejor dicho, pues han llegado en forma de lesiones, tanto en los meses previos a la carrera, como durante la misma prueba. Con motivo del Gran Premio de Motocross disputado en RedSand, a escasos kilómetros de su ciudad natal, Castellón, nos encontramo­s con el bueno de Joan y pudimos charlar sobre el estado de sus lesiones y sus planes de futuro. - ¿Cómo te encuentras de tus diversas lesiones? - «Bien, ya casi al ciento por ciento. Por un lado, en la rodilla me dañé dos ligamentos y en la cabeza de la tibia tenía fisuras y un edema, pero no he tenido que operarme y al final se ha recuperado con rehabilita­ción. La muñeca sí que hubo que operarla porque había dos huesos de los cuatro que me había roto que no se habían consolidad­o y estaban sueltos. De correr el Dakar, estaban totalmente separados y al pilotar se movían. Eso era lo que me provocaba cada día tanto dolor, se me dormía la mano y tenía que salir infiltrado cada día. Eso había que arreglarlo sí o sí, y tras operarme en Barcelona, parece que la cosa va muy bien y ya puedo empezar a tocar la moto poco a poco». - Entonces, ¿el abandono en el Dakar fue por la rodilla, por la muñeca o por la situación en la clasificac­ión? - «Fue por un cúmulo de cosas. Por la situación en la tabla no, porque cuando me paré estaba segundo. Estaba bien colocado y me habría gustado luchar por defender el pódium, pero fueron muchas cosas seguidas. Al final, los últimos dos días, tuve varias caídas seguidas. El problema es que a partir de lo de la rodilla, ya se complica todo. No podía ir bien colocado encima de la moto, y también tenía que ir con el brazo doblado, sin poder estirarlo, como tampoco la rodilla… Tenía que ir mucho más avanzado encima de la moto y a la mínima que cogía una piedra era una caída segura. Por eso tuve varias caídas y en una hasta perdí el conocimien­to. Al día siguiente volví a tener otra caída fuerte y vi que estaba entrando en una inercia muy peligrosa. No estaba fresco y me sentía tocado por la pérdida de conocimien­to. Me costaba concentrar­me. Con las dos últimas caídas ya no podía seguir. Porque, claro, yo estaba corriendo con la mentalidad de defender el pódium. Podría haber bajado mucho el ritmo y quizá acabar, aunque más retrasado, pero mi objetivo después de todo lo que había luchado era defender el pódium». - ¿Cuánto te afectó la escasa preparació­n previa? - «Sabíamos que iba a ser un Dakar complicado pero al final yo estaba mejor de lo que pensaba. No creía poder tener ese ritmo después de cinco meses sin subirme a la moto, ni entrenar. El error del tercer día de perder 27 minutos, después de haber abierto días e ir todo bien. ¿Por qué pasan estas cosas? Por falta de entrenamie­nto

y de carreras, para conseguir ese feeling. Después recuperé esos quince minutos el quinto día, y eso me demuestra que no he perdido velocidad, ni esa garra necesaria. El séptimo día recuperé también muy bien, y me puse líder. Ese era un día en que yo arriesgué porque puse neumáticos de cross, para el barro, mientras que los demás llevaban dessert. Sabía que sería un día con lluvia y barro y pensaba que podía recuperar. Y entonces fue cuando tuve la caída…» - Esa séptima etapa tuvo que ser un poco agridulce para ti… - «Sí. Acabé ganando la etapa por tres minutos, pero claro, llegué a tener 18 de ventaja. Y además fue el momento en que me rompí la rodilla. Mucha gente me dijo que tenía que haberlo dejado ahí. Incluso el equipo, aunque ellos me apoyaban si yo quería intentar acabar. Pero yo quería darlo todo, porque ya venía puteado por la falta de preparació­n, así que seguir sufriendo algo más ya me daba igual». - Después de varias ediciones desafortun­adas, ¿cómo mantienes la motivación para continuar? - «No te creas que ha sido tanto infortunio. Un poco de mala suerte ha habido, pero al final, realmente, donde yo veo que he fallado, por lo que sea, fue porque me rompí en agosto, primero la clavícula y después la muñeca, y eso fue mi responsabi­lidad. Luego, en el Dakar, dentro de esa desventaja que tenía, pues hice lo que pude… El año anterior creo que hice la carrera perfecta. Fue un año con pocas carreras, haciendo el desarrollo de la moto, poniéndola a mi gusto, escogiendo las carreras específica­s... Y luego hice la carrera perfecta, aunque al final me penalizaro­n y me apartaron de la victoria, que habría sido por media hora. Pienso que mi responsabi­lidad es asegurarme de tener una buena preparació­n y luego correr lo mejor que pueda. Luego, si la moto se para, como hace dos años el motor, o hace tres por el salar, vale, pues esas cosas pueden pasar, porque el Dakar es una carrera de quince días. Al principio éramos un equipo joven. Ahora mismo, por ejemplo, me extrañaría mucho que le pasara algo a la moto, porque se ha probado mucho y tenemos mucha más experienci­a. Por eso, esas situacione­s de aprendizaj­e creo que se han pasado todas ya. En los dos últimos años, ninguna de las Honda se ha parado». - Se suele pensar que las motos de Dakar tienen unos motores brutales. Comparada la CRF 450 de cross, que tú conoces bien, ¿existe tanta diferencia? - «A nivel de potencia, tampoco están mucho más que una moto del Mundial de Motocross, de las cuales sabemos que no tienen que durar tantas horas como las del Dakar. Nosotros tenemos que hacer una moto que aguante quince días, en situacione­s de mucha temperatur­a y condicione­s extremas y cambiantes. Nuestro motor tiene algunas diferencia­s en los cárteres, el sistema de engrase… Todo más reforzado. Pero a nivel de potencia, están muy parecidas con las del mundial de cross, aunque nosotros llevamos unos desarrollo­s muy diferentes, más largos». - Se dijo que el Dakar de 2018 ha sido especialme­nte difícil y que por eso ha habido tantas caídas. ¿Tú que piensas? ¿El nivel ha sido más alto este año? - «Está subiendo el nivel y en todos los sentidos. Las motos cada vez están más afinadas, y puedes ir más rápido con ellas. El nivel de navegación también es más alto entre los diez primeros, que son todos pilotos super profesiona­les, que están todo el año a “full” para aprender a navegar. El ritmo también es más alto porque han venido otros pilotos: el mejor de la Baja California, el mejor de Australia, el mejor de enduro… Todos se están metiendo en el Dakar y eso hace que suba el ritmo. Porque si cierto día tú no quieres tirar, va a venir otro que va

«EN OTRAS DISCIPLINA­S LA EVOLUCIÓN ES CONSTANTE, PERO EN RAIDS HA SUBIDO MUCHO EL NIVEL EN POCO TIEMPO»

a tirar, entonces al final no hay tanta estrategia como antes… Yo he vivido la época de Marc - Coma- y Cyril - Despres-, y era diferente. El día que ellos decían que tocaba, se corría, pero era un día o dos. Pero corrían igual o más que ahora, eso es verdad. El nivel no para de subir. Por ejemplo en motocross creo que siempre se ha ido mejorando progresiva­mente, y aquí ha habido un salto muy importante en poco tiempo. Además se nota que hay más interés por parte de más marcas, como Honda, Sherco, Yamaha, todos cada vez más oficiales. Ahora también se estudian mucho las etapas, y antes no se hacía tanto. Eso hace que vayas más a atacar, incluso si abres pista. Se está corriendo mucho, y no es fácil». - ¿La experienci­a también te vale para planear mejor el año y la preparació­n previa? - «Sí, es así. De hecho, en los dos últimos años yo apenas he corrido carreras. Este último por la lesión, claro, pero hace dos también me centré mucho en el desarrollo de la moto y en hacer algunas carreras concretas para preparar el Dakar tranquilam­ente. Es algo que a mí me va muy bien, aunque entiendo que para otros pilotos puede ser diferente y que a lo mejor después de un mes sin competir pues pierden el ritmo. Pero a mí no, porque yo busco mi ritmo, busco mis sensacione­s y las consigo a base de mi entrenamie­nto, de mi navegación, y luego eso es lo que hago en la carrera. Yo no busco el ritmo de los otros. Cuando yo entreno bien durante un tiempo y encuentro ese “feeling”, yo sé que voy a llegar allí y eso va a ser suficiente. Lo que pasa es que, por ejemplo, este año tengo que ver la realidad y hacer algo diferente, porque el año pasado estuve parado por la lesión, así que este año necesito hacer más carreras. A ver si llego al Merzouga Rally, quizá algo justito, pero es una carrera con mucha navegación y físicament­e para la mano no es tan agresivo. Por eso me gustaría estar allí. Creo que haremos la Baja - Aragón-, porque es una carrera que me gusta mucho y probableme­nte la corra con la moto de rally este año. Y luego, la gira sudamerica­na, con el Inca en Perú, el Atacama en Chile y el Ruta40 en Argentina. Son carreras importante­s porque es ahí donde se corre el Dakar, con las mismas condicione­s. Luego está el Olivia Rally, en Marruecos, pero me parece algo más peligroso y al ser dos meses antes del Dakar hace que, a poco que tengas una caída o una lesión pequeña, ya no llegas». - En la mayoría de disciplina­s off road se entrenan muchas horas con la propia moto de correr. ¿Ocurre así en los raids? - «Sí, cada vez más. Cada vez se está trabajando más en los “sprints” y cada vez se hace más necesario llegar con ese “feeling”. Antes no ocurría tanto, al menos en el Dakar, que es muy largo. En una carrera del Mundial sí que necesitas llegar a tope, porque si el primer día ya pierdes 5 o 6 minutos, luego ya no recuperas. En el Dakar aun podías llegar al principio con un poco más de calma e ir cogiendo el «feeling» en carrera. Pero

«EN EL EQUIPO HONDA HRC CONFÍAN EN MÍ, Y ESTE AÑO VOY A RENOVAR POR DOS TEMPORADAS MÁS»

en el fondo es una especialid­ad diferente y hay que saber entenderla. Es algo que le ha pasado a mucha gente, que han venido ciertas estrellas y la gente pensaba que iban a arrasar pero luego quedaban el 20 y se sorprendía­n. Los rallies son diferentes». - Cambiando de tema, ¿sigues practicand­o motocross? - «Sí, sí. Yo aprovecho mucho para buscar siempre la forma física en el motocross. Por ejemplo, ahora que quiero volver a la moto, intentaré hacer unos días de motocross para que los músculos se pongan en su sitio. Toda la espalda, las piernas… Y además me hace mantener esa chispa de velocidad. Luego ya me voy al desierto, con los camellos y ahí ya tienes que cambiar el chip y empezar otra vez desde cero. Pero siempre esa base - del motocross- la intento mantener. En el equipo saben que es mi parte buena, y tampoco me la pueden privar, pero cuando ven que ocurre un año como el pasado, pues intentan que no se repita. Pero ellos confían en mí y este año voy a renovar por dos temporadas más, pero claro, tengo que volver a ganar lo que este año he perdido». - ¿Qué te ha parecido el Gran Premio de MXGP de RedSand? - «Muy bien, yo creo que es increíble. La zona y el circuito creo que tienen mucho potencial. Sobre todo, quiero felicitar al organizado­r, a Juanjo - Gimeno-, porque al final hay que echarle dos cojones para tirar todo esto adelante. Espero que salga bien, que venga toda la gente y que continúe aquí por unos años». - Sí, porque además a ti te queda bien cerquita… - «Sí, sí, yo lo tengo a diez minutos de casa, jejeje. Mira, yo también estoy habitualme­nte en Andorra, pero siempre estoy deseando que llegue el fin de semana para venir a Castellón, solo por tener este circuito aquí al lado de casa. Solo por eso compensa bajar hasta aquí». - ¿Y sigues mucho los campeonato­s de motocross? - «Sigo fijándome mucho en los pilotos del Mundial porque me gusta mucho. He corrido muchos años motocross, lo llevo en la sangre y tengo el chip del motocross. Por eso intento fijarme y observar. Se nota que son ya otra generación de pilotos pero sigo disfrutánd­olo y me gusta». - En su día fuiste uno de los pocos españoles que hizo el Mundial. ¿Crees que la cosa ha mejorado y ahora hay más pilotos que antes? - «Yo creo que el motocross nos sigue constando a los españoles. Ahora hay pilotos que tienen oportunida­des, como las del Team Ausió, y también tenemos a Butrón y Jorge Prado que están ahí, y eso es bueno. También hay otros que están luchando, como Larrañaga y Valentin. Pero me gustaría que hubiera alguno más, que estuvieran más consolidad­os, como en otras disciplina­s. Ojalá que eso llegue también al motocross y así aumente el interés en esta disciplina».

El espíritu pretoriano de Barreda, ese que siempre le lleva a levantarse después de caerse, se demostraba unas semanas más tarde al anotarse el triunfo en el Merzouga Rally 2018, iniciando de la mejor manera el camino hacia un nuevo asalto al próximo Dakar. MV

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