Cuatro costillas por un desgraciado
Suena fuerte la palabra, pero es que hace falta ser un auténtico desgraciado para colocar un cable de acero en un camino rural a sabiendas de que puede provocar la muerte a alguien. Sí, la muerte, porque eso es un atentado contra la vida de una persona. Ocurrió en las inmediaciones de la localidad de Beas, Granada, y fue un off roader de 45 años el que sobrevivió a semejante tropelía. Eso sí, pagando el peaje de cuatro costillas rotas y la perforación de un pulmón. La víctima, un aficionado a la moto de campo, se dirigía en moto a su puesto de trabajo por un camino poco transitado cuando el cable de acero, muy tenso, le hizo perder el control. Como resulta lógico, el motero no pudo percatarse de la existencia del cable, que frenó la moto e hizo caer de espaldas al ocupante. Después de dos días en la UCI, este amigo de las dos ruedas se recupera poco a poco de este ataque aun impune.