Segunda mano: KTM 250 SXF 2013.
KTM 250 SXF 2013
La temporada 2011 marcó un punto de inflexión para la 250 4T de cross de KTM. Entre esa temporada y la de 2015, la evolución del motor y la parte ciclo fue continua y sin pausa.
Los arranques eléctricos empiezan a ser habituales en las motos de cross de los dos últimos años, pero en 2011 ya era una de las novedades de la SXF 250 -como extra opcional-, junto a la inyección electrónica y muchos otros cambios en el motor -culata, distribución, escape, encendido, cárteres…- y la parte ciclo -chasis más rígido, aparición de las bieletas, carrocería, horquilla WP de doble cartucho…-. Esta versión fue un punto de inflexión para la SXF, cuya edición de 2012 presentaba nuevas revisiones en la inyección, el segundo filtro de gasolina, las suspensiones, la bomba de freno trasero, y los neumáticos Pirelli.
En 2013, llegaría otra profunda renovación, al equipar la mecánica basada en la de la 350, con cilindro más cuadrado, válvulas de mayor diámetro, culata más eficiente, biela con cojinetes de fricción… Tampoco faltaban nuevas especificaciones de rigidez en el chasis, carrocería de nuevo diseño -llegó entonces el singular guardabarros delantero con perfil en «X»- y nuevos ajustes de suspensión. En 2014, llegaron varios cambios pequeños -tapón depósito, bomba de agua, guiacadena...- como el cambio de marchas de 5 velocidades -6, anteriormente-. La SXF 250 '15 llegaba al final de su ciclo, pero no sin nuevos cambios en las punteras del chasis, los ejes de las ruedas y la bieletas, que buscaban mayor estabilidad.
REFERENCIA
Las SXF 250 2011-2012, de las que además se ofrecieron en versión Factory Réplica, de Marvin Musquin y Ken Roczen, marcaban un claro paso adelante para la KTM, igualándose a las MX2 japonesas, con un motor de respuesta equilibrada, un chasis muy ágil y unas suspensiones eficaces aunque no siempre confortables. Pero el paso definitivo se produjo a partir del modelo de 2013, pues la SXF se situó entonces como la más potente de su clase, y con holgada diferencia. Aquella moto rendía 42,9 caballos, una cifra que, cinco años después, ninguna otra marca -salvo Husqvarna- ha alcanzado. La mecánica ofrecía una respuesta en altos fantástica, si bien en bajos no estaba tan llena como otras.
El chasis ha destacado siempre por su agilidad, en detrimento de una estabilidad no tan brillante, que empezó a corregirse en 2015. Bastidor de alta rigidez, preciso, rápido y talante «racing», pero no confortable, en comunión también con unas suspensiones correctas pero siempre un poco secas. Los frenos, simplemente excelentes.
La SXF 250 ha sido una moto con buena fiabilidad pero que, debido a sus altas prestaciones, requiere un mantenimiento minucioso para evitar pérdidas de rendimiento y un mal envejecimiento. Vital, la sustitución de aceite y filtros -10 horas-, y revisar de forma habitual el segundo filtro de gasolina -parte inferior izquierda del depósito-, pues cuando se atascaba se notaba en las prestaciones -y también derivaba en averías de la bomba de gasolina y el inyector-. Pistón -50 horas-, válvulas -100 h- y embrague destacaban por su resistencia, si bien también conviene respetar las horas de uso límite. También es importante no descuidar la horquilla -30 h- y el amortiguador -20 h-, pues perdían eficacia con el uso. MV