HISTORIAS VERDES
Cuando Honda decidió introducirse en el segmento de los dos tiempos con un nuevo modelo off road de cross, que llamó Elsinore, orientado al mercado norteamericano, contó con un inesperado colaborador: el actor Steve McQueen.
Steve McQueen y la Honda Elsinore. Destinados a encontrarse.
Steve McQueen y la HONDA
La segunda mitad de los años sesenta marcó el desarrollo del motor de dos tiempos moderno, que por su ligereza y alto rendimiento se convirtió en la mecánica ideal para las motos de campo. El off road cobró nuevo sentido, y los fabricantes japoneses enseguida se interesaron por este nuevo campo. A Honda le costó un poco más. Soichiro Honda llegó a decir que nunca construiría un 2T, pero al final, a regañadientes, el patrón de la marca se tuvo que rendir a la evidencia.
Honda trabajó en una moto pensada especialmente para el usuario norteamericano, que era su principal mercado después de Japón. Las motos europeas habían encontrado en Estados Unidos y en el off road un filón, y los japoneses tendrían que trabajar duro para desbancar a los fabricantes europeos. Honda confió en un grupo de jóvenes ingenieros para adentrarse en el desconocido mundo de los dos tiempos. El grupo de trabajo lo lideraba Shinichi Miyakoshi, un ingeniero que había trabajado en los Grandes Premios del Mundial de Velocidad durante los años sesenta, y que tenía en el joven Youichi Oguma – que con el paso de los años llegaría a ser presidente de HRC- a uno de sus principales colaboradores.
La moto se desarrolló con el mayor de los secretos en Japón. Honda había realizado una 125 4T de motocross en 1969, que pasó sin pena ni gloria, y después evolucionó hacia un modelo 250 de todo terreno (XL250). Finalmente el trabajo con una 250 dos tiempos de motocross vio la luz a mediados de 1971 en Japón. Dejó buena impresión, así que se decidió proseguir con su desarrollo.
Teniendo en cuenta que su destino era el mercado norteamericano, Honda decidió que lo más adecuado sería trasladarse a California para trabajar en su desarrollo sobre el terreno, para conocer al detalle las necesidades de los usuarios y poder ofrecer un producto lo más acertado posible. En aquellos días, California vivía la expansión de la moto de campo, sin límites ni cortapisas. Cada fin de semana, cientos de aficionados se lanzaban al desierto sobre sus motos sin más preocupación que dar rienda suelta a su pasión y asegurarse de que había suficiente gasolina en el depósito. Esos domingos de carreras quedaron reflejados en la célebre película «On Any Sunday» (un domingo cualquiera), en la que se inmortalizó una de esas espontáneas carreras disputada en Elsinore.
Los hombres de Honda vieron «On Any Sunday» y quedaron impactados. Ése, ese sería el destino de su moto. Ésos, sus futuros compradores. El objetivo estaba definido. Entonces se decidió que el nuevo modelo Honda se denominaría Elsinore, porque este nombre evocaría el recuerdo de la película «On Any Sunday», aprovechando el tirón que tuvo entre los aficionados, y comercialmente sería la mejor promoción posible para la nueva moto de cross.
UN DESCONOCIDO EN EL DESIERTO
Los ingenieros de Honda empezaron a trabajar en la moto, denominada oficialmente RC 250 M, en los circuitos de motocross californianos, pero también se desplazaban con frecuencia al desierto de California. Allí realizaban interminables sesiones de pruebas.
Un día, estando en el desierto, apareció un piloto. Montaba una Husqvarna, y le llamó la atención ese grupo de orientales en torno a una moto desconocida para él. No se lo pensó dos veces y se acercó a curiosear. Los japoneses lo recibieron con cierta desconfianza, temiendo que alguna indiscreción afectara a su trabajo. Con todo el desparpajo del
mundo, el desconocido llegó hasta ellos, se apeó de la Husqvarna y se quitó el casco. Oguma no daba crédito: «¡Eres Steve McQueen!»
Efectivamente, era Steve McQueen, la mayor estrella cinematográfica del momento. Pero no sólo era un actor de renombre, también era un gran aficionado a las motos. De hecho, McQueen era un habitual de esas carreras de domingo, aparecía en «On Any Sunday», y le encantaba perderse en el desierto. Su empresa, Solar Productions, financió el mejor documental que se ha hecho nunca sobre el motociclismo, «On Any Sunday», donde McQueen se codea con Mert Lawwill y Malcolm Smith, dos estrellas del motociclismo de la época. «La mayoría de las pelis de motos son sobre gamberros en dos ruedas. Ángeles del Infierno y cosas así, que es lo más alejado del auténtico motociclismo. La película “Salvaje” de Marlon Brando ha hecho que las carreras retrocedan 200 años» , diría McQueen.
El actor tenía una larga experiencia en competición, con licencia internacional. En 1964 formó parte del equipo norteamericano de los Seis Días, aunque no logró terminar por una avería en su Triumph, y habitualmente utilizaba una Metisse Mark 3, la denominada Desert Racer, hasta que las dos tiempos europeas terminaron desbancando a los pesados motores británicos 4T, como los Triumph y BSA Goldstar.
A McQueen no le pasó desapercibida aquella Honda 250 2T. Evidentemente, estaba ante algo completamente nuevo, nunca visto, y se interesó vivamente por ella. Los japoneses se sorprendieron por el nivel de conocimientos técnicos del actor, y Oguma, por cortesía, le brindó la oportunidad de probar la moto. McQueen no se lo pensó dos veces: depósito lleno, y ¡gas!
Aceleró entre las dunas. Desapareció de la vista con la Elsinore. El sonido fue haciéndose cada vez más lejano, hasta no llegar a percibir nada, ni un murmullo. «Ya volverá» , pensó Oguma. Y pasó el tiempo. No había rastro de McQueen ni de la moto. Pasó una hora. Oguma empezó a preocuparse: ¿Le habrá sucedido algo? ¿Se habrá caído? ¿Habrá tenido una avería? Los japoneses no sabían qué hacer. ¿Vamos a buscarlo? Pero, ¿dónde? Nadie sabía el camino que ha podido tomar en la inmensidad del desierto.
Pasaron dos horas. Oguma ya no sabía qué hacer. Y ¿cómo explicar lo sucedido a Miyakoshi? ¿Qué le iba a decir? Algo así como «Miyakoshi-san, un actor americano me ha robado el prototipo...»
De repente, un rumor fue creciendo, acompañado de una nube de polvo. Se dirigía a gran velocidad hacia ellos. Reconocieron el sonido y el brillo metálico del depósito. Era McQueen. Todos respiraron aliviados, sobre todo Oguma. La exquisita educación de los japoneses impidió que McQueen recibiera una severa reprimenda. Tampoco había hecho nada malo, ¿no? Le propusieron probar la moto, y eso hizo.
McQueen se quitó el casco con evidente cara de satisfacción. La moto le gustó. Pero, no obstante, se permitió hacer una serie de indicaciones a Oguma, algunos detalles mejorables en la moto. Y tal como vino, se fue. Recuperó su Husqvarna y se marchó.
La primera Honda Elsinore 250 vio la luz en 1973. Tenía 29 CV de potencia y un peso de 104 kilos. Y desde ese mismo año, obviamente, Steve McQueen contó con una en su garaje. MV