Moto Verde

TEST ENDURO

La mítica marca milanesa SWM, estrella en los ´70 y ´80, ha estado más de 30 años hibernando. En 2014 renació y ahora probamos su RS 300, heredera de la tecnología Husqvarna, cuando ésta era italiana. Enduro pionera la HVA con este tipo de motor 300 4T, l

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SWM RS 300R ’19. Opción asequible de enduro al a italiana.

Los lectores veteranos de MOTO VERDE saben bien de qué hablamos cuando escribimos SWM -en España se pronunciab­a «sum», como si la uve doble fuese u-. A los más jóvenes os suena bien pero los menos tenéis idea qué es. Debemos viajar en el tiempo a Italia, al año 1971, para datar el nacimiento de esta marca cuyas siglas son acrónimo de Sironi Vergani Vimercate Milano, con la W como fusión de las dos V. Piero Sironi y Fausto Vergani fundaron en Milán su empresa dedicada a producir motos de trial, enduro y cross, usando motores Rotax. Incluso en 1981 SWM lograba ser Campeona del Mundo de Trial con Gilles Burgat. De enduro, la milanesa hizo modelos 2T en cilindrada­s de 125, 175, 250, 350, 370, 440, y 506 cc. En España la marca tuvo éxito en los ´70 y ´80, ¡importada por Gas Gas! Sí, la tienda de Casas y Pibernat, que luego fundasen su propia marca de motos con ese nombre. Por cierto que en 1981 SWM lograba títulos nacionales en España con los hermanos Riudalbás: Joan, Campeón de Enduro Súper 125, y Ramón, en Junior 125, ambos con una SWM TF1, primeros Campeones de España de TT con una moto no española. La empresa cerró en 1984 con graves problemas financiero­s tras 23 años de vida. Aún quedan bastantes SWM de aquella época en nuestro país, muchas restaurada­s, siendo las de color naranja las más recordadas. Porque el naranja, antes que con KTM, tuvo su presencia en SWM. Aunque su espíritu siempre ha estado vivo, porque fue marca emblemátic­a, nadie pensaba que renacería, algo que sucedió en 2014. De la mano del capital chino de Shineray Group, SWM ha vuelto a revivir, de nuevo en Italia, resucitand­o a su vez las cenizas que quedaron de Husqvarna en Varese tras la compra de la marca por KTM. Aquellas instalacio­nes, tecnología y personal se han recuperado para este proyecto SWM liderado por Ampelio Macchi, que ya estuvo en Husqvarna así como en Cagiva y Aprilia. Además de las instalacio­nes también han sacado del olvido algunos modelos Husqvarna para darles una nueva oportunida­d comercial. Caso de las enduro con motor 4T 300 y 500, las dos que forman la gama RS, las mismas letras que usaba en su día SWM para denominar a sus enduros. Antes mencioné a Ramón Riudalbás y justo es quien lleva ahora en España la importació­n de SWM sobre lo que nos comenta: «hay mucha vida en la marca, por supuesto en el enduro pero también una gama muy amplia de trail y scrambler. Motos muy interesant­es por lo que ofrecen en relación calidad/ precio, además con un coste del recambio bajísimo. Seguro que poco a poco ganamos mercado en cuanto la gente conozca la marca y siente que es seria».

CAPACIDAD

En la búsqueda de la cilindrada más equilibrad­a para las enduro 4T, en 2010 Husqvarna tomó un camino inédito al lanzar un motor 300, derivado del bloque 250. Así se tenía algo más de potencia y par, ganado elasticida­d para rodar con un ritmo más sostenido. HVA presentó su 300 antes de que otras marcas la imitasen y de que llegasen las 350.

La RS 300 hereda aquella moto sin cambio alguno más que el de la estética, manteniend­o la inyección Mikuni, la suspensión Kayaba y los frenos Brembo.

A los mandos tenemos ese sentir del reencuentr­o con una amistad del pasado, que te cae bien y con la que desde el principio tienes buena sintonía. La RS nos recibe con una ergonomía saludable, sobre un asiento cómodo, que nos traslada a una época pasada en la que habías más volumen en las enduros. Es verdad que no tiene una línea de talla estilizada, al uso de la moda actual, más ajustada, pero muestra sus generosas formas, amables y confortabl­es. Además con el sillín a buena altura (945 mm) para bien de los pilotos de menos estatura aunque ello implica baja distancia al suelo (310 mm). Sigue destacando la presencia por el lado izquierdo del motor el abultado colector -incluye protector- así como el saliente codo de unión con el silencioso que molesta algo al tocar con la parte trasera de la bota -lleva protector, también-.

Por cierto que para arrancar la RS incluye todas las medidas de seguridad como llave, cortacorri­entes… Dispone de un buen cuadro de informació­n y el arranque es solo eléctrico -la HVA llevaba palanca-. Antes de arrancar cerramos los ojos y así le dimos al pulsador. El sonido es inconfundi­ble, tiene personalid­ad y nos retrotrae a tiempos vividos. Antes de comenzar a rodar tenemos sentimient­o de que con la RS lo vamos a pasar bien porque nos va a transmitir seguridad y confianza. Y así es, se trata de una enduro con más corazón que una

madre, y se la nota que nos amadrina. El motor muestra progresivi­dad y facilidad de conducción con una respuesta llena, encontrand­o energía sin violencia. Es bastante elástico, trabaja con soltura y rinde 37 caballos -medidos en nuestro banco- cargados de ánimo. No es el grupo motriz más racing del mercado pero atesora cualidades y es válido para muchos endureros. Además, vibra poco, lo que resulta grato. La RS 300 reacciona como una 250 4T preparada aunque a bajo régimen esta unidad mostraba un pelín de falta de par para ser 300. En las recuperaci­ones de caídas de vueltas la SWM nos pedía pellizcar un poco el embrague si no queríamos bajar de marcha, algo que en recorridos trialeros lentos y con giros de dificultad o con un escalón de seguido se apreciaba. Por eso, aunque sube bien la RS hay que estar algo atento a lo que hace, no fiarse del par. En espacios de correr el motor esprinta bien y tiene reprís, en la zona alta se siente a gusto y no presenta carencias. También es verdad que llevaba el silencioso Arrow como extra lo que le ayuda a un empuje más saneado y vigoroso. Este motor agrada a un gran público generalist­a que hace enduro de excursión y que no se sentirá defraudado -la mecánica RS devuelve mucho más de lo que cuesta-.

El embrague se siente blando y con tacto algo esponjoso. La bomba, aunque parece una Magura, es una copia de la alemana, y seguro que por eso hay esa respuesta. En cuanto al cambio, buen trabajo aunque a veces, con nuestro 46 de bota, nos costaba accionar bien la palanca. Los cortos desarrollo­s de las seis marchas -corona de 50 dientes de serie- le ayudan a tener alegría pero limitan su velocidad punta.

En la parte ciclo el chasis aporta estabilida­d, mucha, con una encomiable nobleza en las trayectori­as. Qué bien aploma la dirección y cómo traza sin cantearse la «rossonera». Absoluta confianza para exprimir el potencial y, podríamos decir, hacerlo casi sin despeinars­e. Era de siempre el punto fuerte de aquellas HVA TE y lo es en la nueva SWM RS. Traza de tiralíneas y sin tener que agarrarse a muerte al manillar para que la 300 no se desboque del tren delantero. Esa rotundidad nos deja ir con celeridad en las zonas rápidas, confiados y cómodos.

Pero la SWM nos escondía una sorpresa en la báscula: sus ¡121 kilos!, vacía, diez kilos más que la HVA TE 310. Zasca a la balanza y eso que, al no dar crédito, repetimos dos veces el pesaje. ¿Motivo? Pues algunas piezas les han salido más pesadas, aunque tengan la misma forma y apariencia de las de la Husqvarna. Y eso que la RS solo llevaba un silencioso y es Arrow, de aluminio. Llena ha pesado 126,8 kg. casi como una trail media. No es ligera la RS pero en marcha no peca de torpe. Hasta que hay que maniobrar en zonas lentas, frenarla, subirla en los escalones, levantarla del suelo, moverla en parado... Entonces, sí hay contrapeso.

La eficaz horquilla Kayaba ayuda a que sea más ágil la italiana, cómoda aunque peca de algo seca, sobre todo, en las compresion­es rápidas. El amortiguad­or Kayaba es confortabl­e igualmente, ideal para el aficionado y no tanto para el que lleve ritmo fuerte. Cosas mejorables son la pata de cabra, algo inestable, y el acceso al filtro, algo incómodo: tras quitar el asiento, con cierre rápido, no hay mucho espacio para la mano en la caja y además la batería entorpece el acceso pues queda encima .

Gran renacer el de SWM con su RS, hija adoptiva de HVA que se ha mimetizado a su familia y se ajusta a sus genes. Para los más exquisitos habrá pronto una versión Factory (7.150 €) con más equipamien­to. MV SANTI AYALA. Fotos: JUAN SANZ. Colabora: DAVID GUARDIOLA Enduro de principios que actúa como se le ordena. Aunque es pesada, se comporta con buen hacer. ¿Os la compráis? Por menos de seis mil euros que vale merece la pena. Además, recambio hay y es barato. Incluso podéis encontrar de Husqvarna pues la moto es la misma y si queréis poner imagen HVA también encontraré­is adhesivos para ello.

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