Iker Larrañaga. El que siempre se levanta.
El joven piloto vasco conoce bien el lado amargo del motocross, el de las lesiones. Esta temporada ha sufrido una de las más graves de su carrera, justo en su mejor momento. Pero una vez más, su fuerte determinación le permite ver ya la luz al final de túnel, porque todos sabemos que Iker puede estar tocado, pero nunca hundido.
La localidad indonesia de Pangkal Pinang acoge por segundo año una prueba del Mundial de MXGP, la 12ª ronda de 2018, con 16 pilotos mundialistas entre los que Iker Larrañaga está presente. Llega allí tras conseguir los mejores resultados del año, con brillantes actuaciones en Francia, Italia y Gran Bretaña (7º absoluto), que le permiten situarse 12º en la tabla y captar la atención de varios equipos oficiales.
En el transcurso de la primera serie de MX2, Larrañaga marcha 12º a rueda del holandés Davy Pootjesm cuando, en una rápida recta con fuerte frenada, Iker suelta una mano del manillar para quitarse un tirable de las gafas. Justo en ese momento, Pootjes cambia de trazada, por lo que el vasco no puede evitar la colisión y se va al suelo, sufriendo un impacto fortísimo contra la dura tierra indonesia. Las consecuencias: luxación posterior del hombro, con rotura del labrun, tendón supraespinoso y tendón bicipital, en el lado izquierdo; y luxación anterior, con rotura del troquin, en el derecho. Una lesión muy grave, llegando incluso a correr el riesgo de sufrir «mano de garra» por el daño en los tendones.
Las horas posteriores siguen con una deficiente atención en un hospital local, donde incluso agravan la lesión. Tras unas infames veinticinco horas de vuelo en avión cargadas de dolor, Iker regresa a Europa y, por consejo de su equipo, se opera finalmente en Alemania, donde le intervienen los dos hombros a la vez. Ante las dificultades y penurias de no poder mover los brazos y verse solo en el extranjero, decide acometer la recuperación en España. Concretamente, en la clínica Reydes, en Guadarrama, Madrid, donde Iker completa sesiones de recuperación maratonianas, junto a su fisioterapeuta Miguel Quiros, para recuperarse cuanto antes. Sorprendentemente animado y positivo. Así es como nos encontramos a Iker cuando acudimos a Reydes para realizar esta entrevista. - ¿Qué tal te encuentras actualmente? - «Estoy en la última fase de la lesión, se puede decir que ya está curado todo, pero falta muscular y fortalecer las articulaciones. El hombro derecho va un poco por delante del izquierdo, porque tenía un poco más de lesión. La moto seguramente ya la podría estar cogiendo ahora, pero como la temporada se ha acabado y ahora empieza la pretemporada, prefiero ponerme físicamente a tono, fuerte al cien por cien. Por ahora no tengo urgencia por montar». - ¿Cómo ha sido la recuperación? - «Me paso toda la semana aquí -en Guadarrama- y los fines de semana me subo para mi casa en Vitoria. Mis jornadas de recuperación empiezan a las 12 de la mañana y terminan a las ocho de la tarde, parando un rato para comer. Es un proceso diario, que tiene sus altibajos, porque hay semanas que vas muy bien, y otras te notas más cargado. Pero aquí en Reydes se lleva muy bien porque vienen muchos pilotos de moto -Lorenzo Santolino, Xurxo Prol, Alfredo Gómez, Alonso López…-, por lo que somos todos del mismo ambiente. Además, he podido realizar entrenamiento físico para mantener el nivel, ya que al principio la intención era recuperarme para las Naciones, pero cuando vimos que era una locura llegar decidimos descansar». - ¿Qué tal estaba yendo la temporada hasta la lesión? - «A nivel personal estaba yendo muy bien, aunque tuve un momento bastante difícil con el cierre de mi equipo, el Ottobiano. Fueron varias carreras de incertidumbre porque no sabíamos si podíamos seguir corriendo, si el equipo iba a estar en las carreras, cómo iban a estar de material las motos… Porque estaban justos de presupuesto y eso se veía. Aquello me afectó anímicamente durante tres o cuatro carreras, porque no estaba con la cabeza totalmente centrada en correr. Sobre el mes de mayo cambié de equipo al Husqvarna Diga, las cosas mejoraron y pude conseguir mis mejores resultados, haciendo un 6º en Inglaterra y buenas actuaciones en Francia y Ottobiano, pese tener molestias en la rodilla. En ese momento las cosas estaban saliendo bastante bien». - ¿Qué balance haces de estos tres años en el Mundial? - «Tuve un primer año de aprendizaje, con el equipo CreyMert, en el que tenía que vivir en Bélgica y me tocó madurar bastante. Luego tuve dos años muy parecidos, quizá este último con más destellos de velocidad y estar más arriba, pero me quedo con el mal sabor de ver que las lesiones me han cortado un poco la progresión que me gustaría. De cara al año que viene, quiero ser un piloto más seguro. Yo en la moto me siento seguro, pero quiero evitar esos errores por falta de concentración en algunos momentos. Quiero ser más constante, porque es lo que te lleva arriba». - ¿Y cómo has llevado el vivir fuera de casa en este tiempo? - «El primer año estuve en Bélgica, con una familia de allí. Fue duro porque todavía no tenía resultados suficientes para poder contar con un mecánico, que me ayudara con la moto y los entrenamientos, por lo que tenía que hacerlo todo por mi cuenta. Ahí aprendí lo duro que es ir tú solo, y también a valorar el trabajo de un mecánico. Los dos últimos años han sido ya más una vida de piloto profesional, en los que me he podido centrar en mi preparación y no tanto el resto. En Italia me encontraba muy a gusto, porque los italianos son más como nosotros, de carácter latino, mientras que los alemanes, con los que estuve en los últimos meses, eran más estrictos y cuadriculados con los horarios. Además, he tenido la suerte de que mi mecánico italiano me acompañó también a Alemania, y la temporada que viene volverá a estar conmigo». - ¿Te encargas tú mismo de tu preparación o tienes algún entrenador? - «Hasta ahora lo he hecho por mi cuenta, y también por los consejos de compañeros como Tanel Leok o mi mánager Paco Rico. Juntando un poco de todos hacía mi planteamiento que hasta ahora me iba bien. Pero sí que me he dado cuenta que ahora mismo el Mundial está muy profesionalizado. Los pequeños detalles cuentan y es uno de los cambios que quiero hacer para la temporada que viene. Me voy a poner en manos
de Joel Roelants -expiloto mundialista-, que me va a llevar la preparación física, el entrenamiento en moto, la alimentación… Quiero rodearme de una persona que ha trabajado con mejores pilotos, aunque me suponga una inversión, porque quiero ver si me ayuda a dar ese paso adelante que me falta». - ¿A qué crees que se debe que en los últimos años haya tantas lesiones? - «Yo lo achaco a todas las carreras que tenemos en el año. En el Mundial son veinte carreras, y en cada una de ellas salimos seis veces a pista, y los equipos nos exigen darlo todo en cada una de ellas. Por eso, el riesgo en un fin de semana de Mundial es altísimo, sobre todo si le sumas el hecho de que la competición está muy igualada. Hay muchos que pilotos que estamos muy cerca y si no arriesgas no consigues el resultado que quieres. En mi caso, yo tengo que ir casi al límite para estar delante. Y claro, alguna vez libras la caída, pero no siempre se puede». - El próximo mes se disputará el MXoN y tú parecías un buen candidato para el equipo español… - «Sí, desde principios del verano hubo como una preselección, en la que estábamos los cinco o seis pilotos con más posibilidades. Más tarde, cuando concluyó el Nacional, nos comunicaron que en principio los pilotos íbamos a ser Prado, Butrón y yo mismo. Luego ocurrió lo de mi lesión, y me preguntaron -la RFME- si creía poder llegar a tiempo para RedBud. Entonces les dije que quería tratar de recuperarme lo más rápido posible para tener al menos un mes de preparación antes de la carrera, y que les informaría del proceso para que pudieran decidir. A mí me hacía mucha ilusión, por lo que intentamos llegar, e incluso conseguimos una Husqvarna 350 para competir en la clase Open, porque estoy convencido de que con ella iría más rápido que con la 250. Pero a principios de septiembre vimos que todavía no estaba listo para coger la moto. Les comunicamos que no estaba para rendir al cien por cien y que no quería ocupar el sitio de otro piloto que estuviera mejor que yo. Me agradecieron mi honestidad, y finalmente hicieron lo que tenían que hacer, contar con otro piloto, que en este caso ha sido Campano». - Este año el mercado de fichajes ha estado muy incierto. ¿Qué nos puedes contar de tu futuro? - «En mi caso ha habido dos fases claras: una en la que estaba en la pista, y otra, en la que no… Cuando las cosas estaban saliendo bien, en junio, había equipos oficiales interesados en mí. Se llegaron a poner en contacto con nosotros, y estábamos barajando las posibilidades. Después de la lesión, retomamos el contacto pero las opciones ya eran mucho menores, pues apenas quedaban motos oficiales libres, ya que en total tampoco hay muchas, unas 7 u 8. Todavía teníamos una oportunidad pero finalmente se decantaron por otro piloto, y ahí desaparecieron mis opciones de ir a un equipo oficial. Quizá si hubiese podido estar peleando en la pista habría tenido más posibilidades. Entonces pensamos en mantenerme con el equipo Diga, pero lo veían difícil para hacer todo el Mundial con dos pilotos. Finalmente, sí que hemos encontrado otra buena opción, y aunque todavía no puedo decir cuál, porque mi contrato actual termina en octubre, sí que puedo confirmar que en 2019 haré el Mundial con otro equipo». - ¿Seguirás entonces en MX2, te planteas cambiar a 450 u otra opción? - «Ahora mismo estoy centrado en hacer mi mejor temporada en MX2 el año que viene. Al siguiente tendría que subir a 450 por edad, pero no me planteo todavía qué haré llegado el momento. A lo mejor me decido a probar una temporada de supercross en Estados Unidos, o también puede que pruebe la 450 y me encuentre rápido como para subir a MXGP, porque además con mi futuro equipo tengo dicha opción asegurada si consigo terminar entre los diez mejores en MX2. Pero ya veremos». - Ya que mencionas el supercross, te fue muy bien en el certamen alemán, que ganaste dos años. ¿Te plantearías probar en USA? - «No lo descarto. El año pasado volví a correr el ADAC de SX y me llamaron para correr el Supercross de París, que es lo más parecido a Estados Unidos, porque ya se trata de un circuito grande y serio. Reconozco que me gusta el supercross, incluso más que el motocross, por la manera de pilotar, por el show… Como te decía, ahora me voy a centrar en hacerlo bien con la 250 el año que viene, pero en el futuro sí que me gustaría probar de nuevo en América. Pero no solo dos carreras como la otra vez, sino una Costa completa». - Este año has ganado tu cuarto título nacional, con un gran dominio en Élite-MX2, imponiéndote en todas las mangas. No debe ser fácil hacer algo así… - «Bueno, en realidad es el quinto, porque gané dos de 65, uno de Sub18 y dos de MX2. Pero sí, este año en el Nacional me ha salido todo redondo. No ha habido ningún imprevisto con la moto, y yo estaba en un gran momento de forma. Claro, cuando ves que en los cronos le sacas dos segundos al siguiente, te da mucha seguridad y estás confiado en que todo salga muy bien. Esta confianza te la aporta el correr el Mundial, donde sí que hay una presión altísima y sabes que tienes que darlo todo para acabar lo más adelante posible. Luego vienes al Nacional y te sientes más liberado y seguro. También es verdad que han sido solo seis carreras, así que no es el mismo mérito que si fueran 20. El año que viene quiero volver a correr el Nacional, porque me gusta, y quiero que suba el nivel de los pilotos jóvenes gracias a vernos a pilotos como Butrón, Valentin, Zaragoza, o yo. También estaría bien que corrieran Prado y Rubén Fernández. Todos, para que se viera que en España hay muy buen nivel. Yo creo que ahora hay bastantes españoles en el Mundial, y es bueno para los chavales que vienen por detrás, que al vernos a nosotros se motivarán y pensarán que es posible llegar ahí». MV
«EN 2019 QUIERO COMPLETAR MI MEJOR AÑO EN MX2. LUEGO, YA VEREMOS SI SUBIMOS A 450 O LO INTENTAMOS EN SUPERCROSS»