FINAL DEL CAMINO
Gracias a su carácter polivalente, la Alpina se mantuvo en el mercado hasta prácticamente el cierre de la marca, convirtiéndose en uno de los modelos más longevos de Bultaco.
Todo empieza con el lanzamiento de la primera Sherpa T en 1965. La accesibilidad y sencillez de este modelo creó una auténtica revolución en el segmento del off road. Por un lado, se impulsaba enormemente la práctica del trial a nivel popular y por el otro, los aficionados se encontraban de golpe con un modelo cuya facilidad de pilotaje animaba también a utilizarlo de forma mucho más lúdica que la de una práctica meramente deportiva. La sencillez del motor de 2T (hasta entonces todos los modelos de campo equipaban pesados y complicados motores de 4T) y la gran ligereza de la moto abrió literalmente las puertas del campo a la moto y los caminos y senderos de nuestra geografía empezaron a poblarse por una nueva especie, la del motorista de montaña.
Con este auténtico «boom» del uso de la moto fuera del asfalto, rápidamente las motos de trial (Montesa y OSSA se habían unido ya a la fiesta lanzando sus respectivos modelos de esta especialidad) empezaron a mostrar sus carencias de cara a recorridos más largos en aspectos como la autonomía y confort, además de la imposibilidad de llevar pasajero.
CRUZ ROJA
El paso lógico siguiente fue adaptar las motos a esta nueva utilización, que ampliaba enormemente sus posibilidades comerciales, pero aprovechando la buena base de los modelos de trial. Una vez más, Bultaco se adelantó a su rivales, pero curiosamente la iniciativa no partió de la fábrica, sino de un voluntario de la Unidad Alpina de la Cruz Roja, destinada a los rescates en alta montaña: Manel Fabregat, quien era a su vez practicante del off road, quien se puso en contacto con Bultaco para contemplar la posibilidad de adaptar la Sherpa T a este nuevo cometido. La respuesta fueron seis unidades equipadas con un depósito de mayor capacidad y un asiento más cómodo, además de otras pequeñas modificaciones. Esta versión en serie limitada se demostró realmente eficaz y el paso a un modelo de serie fue una consecuencia natural de aquella buena idea, traduciéndose en 1971 en la primera Bultaco Alpina, nombre que recibió en honor a su origen.
La cogida comercial fue inmediata, continuando el modelo en catálogo y recibiendo las mismas actualizaciones técnicas de las que iba disfrutando el modelo base, la Sherpa T. A la primera versión de 250 cc se unió dos años más tarde la de 350 cc, junto a las de 125 y 175 cc, destinadas a mercados exteriores donde estas cilindradas gozaran de alguna ventaja a nivel fiscal o de permiso de conducción. El cambio generacional más importante se produjo en 1976, con una carrocería completamente nueva en la que depósito y tapas laterales pasaban a ser elementos separados, componentes que se mantendrían con ligeras variaciones hasta la última versión que ilustra este artículo, lanzada en 1978 y que se mantendría en catálogo hasta el mismo cierre de la marca, a principios de los años 80. MV
Texto y fotos: JOAN CARLES ORENGO. Motocicleta restaurada perteneciente a la Colección de Motos de Campo de los HERMANOS LOZANO.