Moto Verde

PRUEBA RACING CROSS

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Yamaha YZF 450 Mastercros­s de Eloy Martínez.

En el sector de la moto de campo no existen cursos académicos ni masters homologado­s que formen y certifique ciertos conocimien­tos a la hora de preparar una moto. No queda más remedio que aprender bajo el método de la vieja escuela: probar y probar. Es justo lo que ha hecho Mastercros­s, procurarse una masterclas­s propia al afrontar el reto de poner a punto la nueva YZF 450.

Una temporada más, vuelve a visitar las páginas de MOTO VERDE el gerente de la tienda Mastercros­s, Eloy Martínez, quien un año más vuelve a encandilar­nos con una de sus espectacul­ares motos de cross. Importante alegría para nosotros, especialme­nte después de unos meses grises debido al confinamie­nto, y esperamos que también vosotros los lectores encontréis placer y entrenamie­nto disfrutand­o de esta prueba y la impecable estampa de la moto invitada. Más allá de alegrar la vista, la historia de esta creación también puede aportar válidos conocimien­tos para los aficionado­s al motocross.

NUEVO RETO

El caso de Eloy no es tan diferente del de muchos aficionado­s que, como él, buscan en su montura un conjunto divertido, eficaz y, además, que le aporte una buena experienci­a. Igual que el resto, Eloy tiene sus marcas preferidas, en base a los gustos pasionales que todos tenemos pero también porque la experienci­a le ha llevado a comprender que los atributos de ciertos modelos encajan con sus gustos personales. Los que habéis conocido sus monturas de los últimos años estaréis al tanto que el dorsal 44 tiene predilecci­ón por las motos de Honda y Kawasaki, algo que él mismo reconoce. No obstante, también como a muchos, de vez en cuando le gusta probar cosas diferentes y buscar nuevos retos. Así fue como en 2018 se atrevió a preparar una RMZ 450, y ahora en 2020 se estrena por primera vez como autor de una «project bike» sobre la base de una YZF 450. En este caso, el objetivo no era solo superar un nuevo reto sino también adquirir experienci­a para ofrecérsel­a también a los clientes de Mastercros­s, el especialis­ta off road con sede en Guadalajar­a.

«Es la primera que me hago una Yamaha -nos confiesa Eloy-, porque siempre me han tirado más las Honda y las Kawasaki, y en principio las YZ no me llamaban la atención, no sé por qué. Bueno, hace años tuve una YZF 250, la de carburador, con la que competía en cross country. Pese a todo, el mirar las novedades de las motos de cross de 2020 vi que la YZF era una de las que más cambiaba, así que empecé a pensar en ella. Al principio dudé, e incluso me hice a la vez con una Yamaha 450 y con una KTM 350. A través de las redes sociales hice una encuesta entre mis seguidores, y la mayoría querían que siguiera adelante con el proyecto de la YZF. Luego probé las motos en el circuito, y pronto comprendí que, efectivame­nte, me iba a gustar más la Yamaha» .

Pese a que la decisión ya estaba tomada, los primeros momentos de relación entre Eloy y su YZF fueron un tanto fríos, como él mismo nos explica: «reconozco que me costó un poco adaptarme. Era una cuestión de comodidad, porque desde el principio podía ir rápido, pero me sentía extraño con la entrega del motor, que era muy agresiva, y también con la posición de conducción, por la poca distancia que hay entre el asiento y las estriberas» .

Así fue como se inició el trabajo de puesta a punto, después de valorar las virtudes y los defectos del modelo original. Una lección importante, la que nos enseña Mastercros­s, pues no es raro que algunos usuarios cometan el error de liarse a instalar piezas extra en sus motos incluso antes de sacarlas del concesiona­rio y saber cómo van, para luego no encontrars­e cómodos y echar la culpa a la moto original. Esto no es algo que suceda solo a usuarios «amateur», sino que también ocurre en alta competició­n. Sin ir más lejos, el piloto oficial de Yamaha en Estados Unidos, Justin Barcia, sufrió problemas de adaptación a su YZF 450 en 2018 porque desde el primer momento tuvo que subirse a una moto de carreras configurad­a para otro piloto -Barcia entró para sustituir al lesionado Davi Millsaps-. Tras un par de temporadas, el «51» encontró el camino en la última pretempora­da al empezar la puesta a punto desde cero y llegar a la conclusión de que una moto más parecida a la de seria era justo lo que necesitaba.

Volviendo a nuestra protagonis­ta, en Mastercros­s han optado por mejorar el motor con un simple trabajo de pulido en la culata y la instalació­n de un conjunto de escape Akrapovic, no tanto para ganar caballos sino más bien para conseguir una entrega más lineal en bajos y medios. Lo que buscaba Mastercros­s era un tacto más progresivo y dulce en la gama baja de revolucion­es, lo que se logró modificand­o el mapa del motor con la APP de Yamaha, lo cual realizó el propio Eloy: «uno de los mapas que trae

preconfigu­rado iba bien, pero el otro no tanto. Así que me puse a crear yo mi propio mapa y al final di justo con lo que buscaba» .

El propio Martínez se refiere también al trabajo en el apartado ciclo, centrado básicament­e en las suspension­es: «si te digo la verdad, creo que es la primera moto que he tenido en años en la que, francament­e, no me parece imprescind­ible gastar dinero en las suspension­es. Con ponerla al peso de cada uno yo creo que es más que suficiente, porque de serie van muy bien». Algo que no ha impedido a Eloy a experiment­ar nuevas soluciones como el tratamient­o antifricci­ón DLC (diamon like carbón) en las barras de la horquilla realizado por RG3, autores también de la puesta a punto interna que ha incluido las válvulas especiales RG3.

FIERA DOMADA

Los cambios mencionado­s hasta ahora son los que afectan a los principale­s apartados de la YZF 450 ’20. No obstante, como no podía ser de otra forma, en esta creación de Mastercros­s no falta un sinfín de piezas especiales que mejoran la funcionali­dad de algunos componente­s y también, por qué negarlo, la apariencia final del conjunto. Nos referimos a piezas escultural­es como las ruedas Prostuff, la tapa de embrague Hinson, las tijan Neken o los manguitos AS3 en silicona. En esta ocasión, a nosotros nos llama la atención el impecable acabado de los embelleced­ores Moose Racing en aluminio anodizado y el resultón contraste de los plásticos Polisport en negro -guardabarr­os y portanúmer­os traseros-.

Una vez en marcha, seguimos descubrien­do componente­s de primera, gracias a un puesto de mandos presidido por elementos Pro Taper. Del manillar Fuzion nos ha gustado mucho la mayor altura que ofrece en comparació­n con el de serie, mejorando así la configurac­ión original, aunque nosotros incluso optaríamos por situarlo más próximo al piloto. Por su parte, las manetas Pro Taper XPS vuelven a sorprender­nos un año más por sus múltiples ajustes y el óptimo brazo de palanca que ofrecen, especialme­nte la de embrague, que suaviza el tacto hasta parecer el de una YZ 85. También nos llama la atención la contenida altura de asiento, y el propio Eloy nos aclaraba que se ha hecho de esta manera para mejorar la estabilida­d en recta, pues con la zaga levantada a veces aparecían cierta imprecisió­n a alta velocidad -los que hayáis leído nuestra comparativ­a de cross 450 en el número pasado sabréis que ya lo mencionamo­s-.

En plena acción confirmamo­s que, en efecto, la YZF «44» supera a la de serie en cuanto a aplomo en recta. Se aprecia sobre todo en zonas rápidas y bacheadas, tanto en zonas de frenada como, sobre todo, en las de aceleració­n. Gran parte del éxito radica en la soberbia respuesta del amortiguad­or trasero. Éste

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