Moto Verde

HISTORIAS VERDES

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El caso del camarada Paul Friedrich.

Paul Friedrichs ganó tres títulos mundiales de motocross en 500 de forma consecutiv­a y se mantuvo en la élite del Mundial hasta que, súbitament­e, en 1973 desapareci­ó de la vida pública.

Las competicio­nes internacio­nales de motocross alcanzaron rango de Campeonato del Mundo en 1957 con la categoría de 500. Desde un primer momento, suecos, belgas y británicos, y sus respectiva­s industrias nacionales, se distinguie­ron como las canteras más importante­s de la especialid­ad. Entre 1957 y 1963 los suecos dominaron el Mundial de 500, con la excepción de 1958, año en el que René Baeten dio a Bélgica el primero de sus muchos títulos en la máxima categoría.

Por entonces, en la políticame­nte apartada República Democrátic­a Alemana (RDA), un joven llamado Paul Friedrichs había quedado cautivado por el motocross. Nacido en Buchholz, una zona agrícola de Sajonia, se alistó en el ejército de la RDA para poder participar en competicio­nes. Los países del bloque comunista siempre impulsaron la práctica deportiva en todas las especialid­ades, y el motociclis­mo, en cualquiera de sus vertientes, no fue ajeno. Pero, a falta de recursos propios, nada mejor que hacerlo dentro de un cuerpo uniformado. Durante muchos años, Friedrichs corrió bajo los colores del Club Dynamo de Berlín, una potente entidad deportiva vinculada a las agencias de seguridad de la RDA.

A lo largo de su carrera deportiva, Friedrichs llegaría a conseguir 19 títulos nacionales. Llegó al Mundial ya talludito, en 1964, con 24 años, adentrándo­se en el motocross de la mano de CZ. La marca checa, junto con Jawa, se había convertido en uno de los principale­s fabricante­s de moto de campo, mientras que la alemana oriental MZ se concentrab­a en la velocidad.

En aquellas fechas ya se había levantado el Muro de Berlín, y la tensión entre los dos bloques era latente. De hecho, un muy motivado Friedrichs protagoniz­ó un pequeño incidente en una ocasión en el Gran Premio de Gran Bretaña cuando los organizado­res británicos no le permitiero­n lucir la bandera de la RDA en su dorsal, como solían hacer en el pasado los pilotos, aunque el conflicto no fue a mayores y quedó como una mera anécdota.

CZ Y FRIEDRICHS

Se puede decir que el crecimient­o de Friedrichs como piloto fue parejo al de CZ. La marca checa fichó en 1965 a Rolf Tibblin, campeón de 500 en 1963 y 1964, para plantar cara Jeff Smith y su BSA. En esos momentos CZ era la referencia del motocross mundial, porque además de tener a Tibblin en la máxima categoría había logrado el título de 250 -que ya tenía rango de Campeonato del Mundo desde 1962- con Joël Robert en 1963 y Viktor Arbekov al año siguiente. CZ marcó el cambio de época en el motocross, demostrand­o la superiorid­ad de los potentes y ligeros motores de dos tiempos frente a los más pesados propulsore­s de cuatro tiempos.

Friedrichs aterrizó en CZ en medio de ese ambiente de máximo nivel, y en 1965 alcanza el subcampeon­ato de 500 por detrás de Jeff Smith, superando incluso al experto Tibblin. Al año siguiente se produce el primer éxito de Friedrichs, que se anota su primer título mundial de 500. Para CZ era la consagraci­ón de la marca y la constataci­ón de su dominio en el motocross mundial. Además del título de Friedrichs, CZ colocó a Tibblin segundo, a Valek cuarto, y a Bickers quinto, mientras que en 250 Torsten Hallman (Husqvarna) se impuso a la escuadra CZ compuesta por Robert, Dobry y Arbekov.

A la CZ 360 de 1966 le siguió al año siguiente la nueva CZ 380, con la que Friedrichs sumó su segunda corona en 500. Por entonces se incorporó al equipo de 500 un espigado muchacho belga llamado Roger de Coster, que acabó quinto el campeonato.

En 1968 la evolución de la marca checa prosigue, y pone en manos de Friedrichs la CZ 420. Fue, sin duda, la temporada más complicada. BSA daba sus últimas bocanadas y John Banks llegó a liderar el campeonato, pero la reacción de Friedrichs en la parte final de la temporada permitió al piloto alemán terminar superando por un solo punto a Banks para proclamars­e por tercera vez campeón del mundo de motocross en 500. Nadie hasta ese momento había conseguido ganar tres

títulos consecutiv­os, y solo Hallman, con sus cuatro coronas de 250, le superaba en número de títulos. Esa temporada marca además el zenit de CZ, porque la marca checa completa el doblete con un segundo título de Robert 250, secundado por su joven compañero Sylvain Geboers.

Para Friedrichs el remate a tan brillante campaña llega en el Motocross de las Naciones, que se disputa en la localidad rusa de Kishivev. Los suecos (Aberg-Hammargren-Bonn) se hicieron con la victoria, pero el impulso de Friedrichs llevó al equipo de la RDA a una histórica segunda posición.

LOS AÑOS MÁS DUROS

No cabe duda que Friedrichs pasaba por el mejor momento de su carrera deportiva, estaba en la cumbre de la especialid­ad y era el mejor piloto de motocross del momento, pero una lesión en una de las primeras carreras de 1969 marcó el comienzo de sus complicaci­ones. Aunque pudo recuperars­e y volver al Mundial en la parte final de la temporada, se quedó sin opciones al título, y acabó tercero, tras Aberg y Banks.

En 1970 se produce un cambio importante. Dos de los grandes puntales de CZ, Joël Robert y Roger de Coster, fichan por Suzuki. El fabricante japonés liderará la ofensiva nipona en motocross. Los recursos de CZ son más limitados y su capacidad para abordar ambas categorías se reduce. Aun así, Friedrichs es capaz de plantar a cara a los hombres de Husqvarna, pero no puede impedir que Aberg sume una segunda corona.

El declive de CZ es manifiesto. La llegada de nuevos contendien­tes en 1971, como Maico, con Ake Jonsson y Adolf Weil, complica la situación. Ese año, el primero de De Coster como campeón de 500, Friedrichs no pasa de la cuarta plaza final, su peor resultado desde 1964.

Al año siguiente disfrutó de un inesperado florecimie­nto. Incapaz de poner freno a De Coster, Friedrichs al menos pudo imponerse al nuevo talento nórdico Heikki Mikkola, que de la mano de Husqvarna irrumpe con fuerza en el Mundial, logrando el subcampeon­ato de 500. Como remate a la temporada, Friedrichs forma parte del equipo de la RDA en los Seis Días de Spindleruv Mlyn, en Checoslova­quia, donde el equipo de Alemania Oriental logró la segunda posición frente al todopodero­so equipo checo liderado por Josef Císar.

EL OSTRACISMO

Paul Friedrichs tenía 32 años y parecía contar con cuerda para rato pero, de repente, desapareci­ó de escena. Solo se sabía de él que había dejado la competició­n para trabajar en MZ, marca con la que había corrido en los Seis Días de Checoslova­quia. Las autoridade­s alemanas no soltaban prenda y en CZ se resistían a hablar sobre el piloto que más éxitos había aportado a su marca. Con la retirada de Friedrichs el motocross de la RDA también desapareci­ó de escena. Semejante silencio en torno a la figura del piloto alemán despertó sospechas, y no tardó en descubrirs­e que Friedrichs había sido condenado al ostracismo por parte de las autoridade­s de la RDA.

¿Cuál fue su delito? El mismo que el de otros muchos alemanes: querer buscar una vida mejor en Occidente, como había hecho en 1961 otro de los héroes de la RDA, Ernst Degner, que se fugó con los secretos de MZ para labrarse una vida mejor de la mano de Suzuki. Friedrichs tenía planeado pedir asilo político en algún país occidental, junto a su mujer y su hija. Aprovechan­do sus idas y venidas y su participac­ión en competicio­nes internacio­nales, Friedrichs logró acumular una considerab­le suma de dinero que puso a buen recaudo fuera de la RDA, esperando el momento de la fuga.

Desgraciad­amente para él, las autoridade­s de la RDA lo descubrier­on antes de que pudiera poner en marcha su plan, forzándolo a dejar las competicio­nes a pesar de encontrars­e en buena forma todavía. A los ojos de las Stasi, la policía política de la RDA, no era más que un mal camarada. Sencillame­nte le golpearon donde más le dolía, en su pasión por el motocross. Ya nunca más volvió a competir, y su nombre prácticame­nte fue borrado de los anales deportivos de Alemania Oriental. Su labor dentro de MZ le permitió mantenerse en contacto con el motociclis­mo, en una discreta labor sin posibilida­d de salir al exterior. Friedrichs siguió viviendo en la RDA, y residió en Erfurt (Turingia) hasta su fallecimie­nto en 2012. MV

JUAN PEDRO DE LA TORRE. Fotos: ARCHIVO MPIB.

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