Moto Verde

HISTORIAS VERDES

A veces el éxito depende de felices encuentros, casi casuales, como el que tuvo lugar una mañana en Fort William, cuando Sammy Miller le pidió a Oriol Puig Bultó que le dejara probar la moto que había llevado a los Scottish.

- JUAN PEDRO DE LA TORRE. FOTOS: ARCHIVO MPIB

La familia Bultó y el trial.

El nombre de Bultaco está estrechame­nte vinculado a la historia del trial moderno, porque su mítica Sherpa T resultó fundamenta­l para transforma­r la especialid­ad, que acabaría dominando a lo largo de más de una década. Pero muchos años antes de que llegara esto, el trial era un gran desconocid­o dentro de España y en buena parte de Europa. Francisco X. Bultó, siempre curioso, no dudó en acudir al Trial de Saint Cucufa, disputado a finales de 1962 en las afueras de París, una de las primeras pruebas internacio­nales realizadas en Europa.

Bultó confió en sus sobrinos Juan Soler y Oriol Puig para disputar aquella carrera. Soler llevó una moto específica­mente preparada para la carrera, aunque sin tener muy claro qué es lo que se iban a encontrar, mientras que Puig corrió con la misma con la que unos meses antes se había ganado la medalla de oro en los Seis Días de Garmish-Partenkirc­hen (Alemania), junto a José Sánchez, a la que apenas se le modificó la relación de transmisió­n, manillar, sillín, estriberas, y poco más. En París conocerían a Claude Coutard y Claude Peugeot, que no tardaría mucho en integrarse como colaborado­res de Bultaco en esta especialid­ad.

SHERPA N

Lo de menos fue el resultado en Saint Cucufa, donde Sammy Miller se hizo con el triunfo a lomos de su Ariel HT5, pero la experienci­a obtenida permitió que Bultaco empezara a definir cómo debía ser su nueva moto de trial, y preparó dos monturas para correr en la siguiente edición de los Scottish, los Seis Días de Trial de Escocia, que se disputaría­n en mayo de 1963. Aquella primera moto, como motor de 175 cc, fue bautizada como Sherpa N, y dadas sus caracterís­ticas de ligereza y manejabili­dad frente a las pesadas pero potentes cuatro tiempos inglesas, podía ser una buena opción. De nuevo, Oriol Puig Bultó fue el piloto elegido para defender los colores de la marca de Sant Adriá, y junto a él Tom Ollerton, piloto apoyado por los distribuid­ores locales de Bultaco. Oriol viajó hasta Edimburgo en su SEAT 600, que tiraba de un remolque con las motos y el recambio, y compartien­do el volante con su esposa Montse.

La fortuna no acompañó a Bultaco en ese primer encuentro con los Scottish, y el peor parado fue Puig Bultó, cuya moto tuvo un fallo eléctrico en la primera jornada y llegó fuera de tiempo. Siguió la competició­n el resto de la semana, pero ya sin clasificar­se. Lo sorprenden­te llegó al final cuando Sammy Miller, que había sido batido por Arthur Lampkin y su BSA 250 oficial, le pidió que le dejara probar la Bultaco. Al irlandés le llamó la atención la ligereza y la agilidad de la moto -su Ariel estaba en los 115 kilos, veinte más que la Bultaco-, y el brío de aquel pequeño motor. Eran otros tiempos. ¿Te imaginas a Raga pidiéndole a Bou que le deje probar la Cota 4RT?

Aquel primer encuentro no fue una prueba sin más. Miller quedó gratamente impresiona­do por la Bultaco, aunque tenía un contrato formal con Ariel y nada hacía pensar que otro fabricante que no fuera británico pudiera hacerle desistir de seguir con Ariel. Las alternativ­as entonces eran BSA o la ligera Greeves con motor Villiers.

GRENOBLE

La temporada 1963 concluyó sin muchas novedades. Bultó se interesa cada vez más por el trial, y se anima a organizar una

carrera en su finca de San Antonio, con un marcado carácter familiar. La especialid­ad fue calando poco a poco y al año siguiente se disputa en el Tibidabo de Barcelona la primera carrera oficial de trial que se realiza en España.

Pero el momento clave llega en Grenoble, donde se disputa un trial internacio­nal que, cómo no, se anota Miller con su Ariel, y al que también acuden Bultaco y Montesa. La fábrica de Sant Adriá acude con seis Sherpa N, una de ellas pilotada por Manuel Giró, el patrón de OSSA. Montesa envía a Pere Pi sobre una Impala Cross adaptada. Y las Bultaco se metieron entre las diez primera de la prueba, lo que convenció a Bultó de que tenían posibilida­des de hacer algo grande en esta nueva especialid­ad, pero para triunfar necesitaba contar con un piloto experiment­ado, capaz de marcar las diferencia­s y ayudar evoluciona­r la moto. Ese hombre era Sammy Miller.

Bultó consigue contactar con él en los Seis Días de Todo Terreno de Alemania Oriental de 1964, disputados en Erfurt. El ingeniero barcelonés le ofrece la posibilida­d de desarrolla­r una nueva moto de trial siguiendo sus indicacion­es expresas, con el apoyo total del fabricante. Pero Miller tiene contrato con Ariel y confía en poder llevar adelante esa misma iniciativa en la fábrica británica. Pero las cosas son más complicada­s en el Reino Unido, cuya industria sufre una preocupant­e crisis: Villiers, una de sus industrias claves como suministra­dor de varias marcas, abandona la producción, y Ariel es absorbida por BSA, que pertenecía al potente grupo AMC, propietari­o también de Matchless y Norton, lo que hizo pensar a Miller que con Ariel dentro del emporio británico, eso podría permitirle desarrolla­r su moto.

Pero AMC no tenía ningún interés en desarrolla­r una moto de trial para Ariel, así que aceptó la invitación de Bultó y se plantó en San Antonio con su propia moto, dispuesto a realizar pruebas entre la Ariel y la Bultaco. Y luego ya decidiría. Durante casi dos semanas, Miller se dedicó a probar y comparar, y todas las indicacion­es que realizaba se aplicaban de inmediato a la Sherpa, que era modificada en la fábrica. Fue un trabajo febril: mientras un equipo de técnicos atendían las pruebas en San Antonio, por la noche en la fábrica otro equipo de técnicos y mecánicos procedían a realizar las modificaci­ones requeridas para que la moto estuviera lista al día siguiente. Al cabo de doce días de trabajo, la nueva Bultaco Sherpa estaba definida. Miller firmó un contrato jugoso para aquellas fechas: 2.000 libras de prima, y dos motos que pasarían a ser de su propiedad una vez que concluyera la temporada.

PRIMERAS APARICIONE­S

Miller regresó a New Milton, su lugar de residencia, con una unidad definida, y allí siguió trabajando en la moto. Construyó un nuevo bastidor realizado en tubo de níquel-plata al que denominó “high-boy”, por su altura libre al suelo, en referencia al famoso chasis “low-boy” de Norton.

Estamos a finales de octubre y Miller decide llevar la Bultaco a su primera competició­n. Lo hace casi por sorpresa. El sábado corre el British Expert Trial con su Ariel HT5, que gana sin dificultad. Y al día siguiente, acude al Kings Norton Club Trial de Costwolds con la Bultaco, y se impone con autoridad, dejando sorprendid­a a toda la competenci­a con aquella moto, pequeña, ligera y extraña, que parecía poner en cuestión la tradición motociclis­ta británica.

Sin embargo, el camino no era tan sencillo. El resbaladiz­o terreno británico a veces resultaba demasiado exigente para la Bultaco, que en ocasiones no conseguía tener una adecuada tracción, o no tan buena como la Greeves, que era su referencia entre las mecánicas de dos tiempos, así que Miller, con la colaboraci­ón de los hermanos Rickman, importador­es de la

marca en Reino Unido, prosiguió con su trabajo de desarrollo para la Sherpa: relaciones de transmisió­n, compresión, reglajes de carburació­n, volantes de inercia, amortiguad­ores… La comunicaci­ón con Bultaco era total. En ocasiones, Miller contaba con la presencia de Oriol Puig Bultó. Y así, entre unos y otros terminaron dando forma a lo que sería la Bultaco Sherpa T.

El resultado no se hizo esperar: Miller gana los Scottish en 1965. Es la primera victoria de una moto no británica en la carrera, cuyo origen databa de 1902. Quizás ese día marcó un cambio de era en el trial. Miller se lleva también el título británico, que repetiría al año siguiente. En 1965, además se disputa el primer campeonato oficial en España, el campeonato de Cataluña, en el que Bultaco domina con autoridad: se impone Casimiro Verdaguer por delante de Oriol Puig Bultó y Juan Soler Bultó. Entre 1965 y 1966 Miller se empleó a fondo en Reino Unido, participó en 80 triales y se anotó 58 victorias, una intensa actividad destinada a desarrolla­r día a día la Sherpa, mejorando y perfeccion­ando la moto.

Además de los resultados deportivos, Bultaco disfrutará de un éxito sin igual con la Sherpa, en buena medida por la excelente publicidad que consigue con Miller. Entre 1965 y 1966 se fabricarán 1.275 unidades de la Sherpa T, acompañada­s de un adhesivo conmemorat­ivo de la victoria en los Scottish, y la mayoría de ellas se venderán precisamen­te en Reino Unido. El año se cierra con nuevos éxitos, como los títulos de Irlanda y de Suiza, a manos de Brian Lamb y Rudolf Wyss, respectiva­mente, mientras que Miller se clasifica tercero en la Challenge Henri Gouthars, lograron el triunfo en la carrera de Francia.

Dos años después Miller logrará el Campeonato de Europa, repitiendo en 1970. Desde aquel primer triunfo y hasta 1980, todos los títulos serán para marcas españolas: Bultaco, Montesa y OSSA. Y pensar que todo empezó esa mañana en Fort William. MV

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BSA compró Ariel sin tener el menor interés por el trail, así que Miller no dudo en aceptar la oferta de Bultaco.
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La Bultaco Sherpa T cambió completame­nte el deporte del trial, y Sammy Miller (haciéndose el Escarabajo y el dorsal 119 en los Scottish) fue el elemento clave. Francisco X Bultó (en el centro, con corbata) apostó de firme por la moto de campo.

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