Moto Verde

GREG ALBERTYN

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Vivir el sueño americano no ha sido un anhelo exclusivo de los pilotos de motocross europeos. Muchos pilotos de otras latitudes han buscado fortuna en los circuitos indoor y outdoor estadounid­enses, aunque solo un puñado de ellos alcanzado realmente el éxito. Uno de los primeros fue el sudafrican­o Greg Albertyn.

El último mes concluimos la serie de artículos dedicados a los pilotos de motocross europeos que en su momento hicieron las maletas para competir en la escena americana de motocross y supercross. Pero la aspiración de “hacer las américas” fue un reto que sedujo a crossistas de otras latitudes, desde el continente de África hasta el de Oceanía. Empezamos este repaso a los “outsiders” con uno de los pioneros del motocross africano, el gran Greg Albertyn.

ESCALA EUROPEA

Albertyn nació en el año de 1972 en Johannesbu­rgo, una de las ciudades más pobladas y ricas del continente africano. Greg empezó a competir en el certamen nacional sudafrican­o a mediados de los años 80, proclamánd­ose campeón en las categorías de 80 y 100 cc. El certamen tenía un menor nivel, en cuanto a número de participan­tes, que los campeonato­s americanos y europeos, por lo que en muchas carreras los pilotos de las clases pequeñas competían mezclados con los mayores.

Esto permitió a Greg fajarse con pilotos mayores que él, como era su compatriot­a Colin Dugmore (también acabaría compitiend­o en el Mundial), Rob Herring (el británico pasó sus años de juventud en Sudáfrica) y algunos americanos que iban a Sudáfrica a sacarse un extra ganando carreras, tales como Rex “Rocket” Stanten (subcampeón americano en 500).

Estos encuentros provocaron la curiosidad de Alertyn hacia los campeonato­s foráneos, y así fue como en 1990 se produjo su debut mundialist­a, sorprendie­ndo en su primer intento al lograr el quinto puesto en la carrera de Halle (Bélgica) sobre una Kawasaki en la clase de 125, por detrás de Pedro Tragter, Tyson Vohland, Donny Schmit y Bobby Moore.

En 1991, Albertyn completarí­a su primera temporada entera en el Mundial de 125, a los mandos de una Honda, para terminar décimo absoluto después de subir al tercer peldaño del cajón en un par de carreras. El empuje de Greg también propicia la primera participac­ión de Sudáfrica en el Motocross de las Naciones, logrando el trio formado por Albertyn, Gary Nel y Murray Smith el 12º puesto final en la prueba disputada aquel año en el circuito holandés de Valkenwaar­d.

En 1992 el Campeonato del Mundo estrena un nuevo formato de competició­n con el establecim­iento de tres mangas por carrera, aunque todavía con un calendario independie­nte para las categorías de 125, 250 y 500 (la unificació­n del calendario no llegaría hasta 2000). Este año llegaría el despegue definitivo de “Albee”, y ¡de qué manera!, pues el piloto de la CR 125 dorsal 10 completa

un año muy consistent­e, logrando cuatro triunfos y siete pódiums en doce carreras, para convertirs­e en el primero sudafrican­o Campeón del Mundo de Motocross.

En la temporada siguiente, la de 1993, Greg continúa haciendo historia para su país, pero esta vez en la que por entonces ya se había establecid­o como la clase reina del motocross, la destinada a motos de 250 cc y con motores de dos tiempos. Albertyn completa un año sencillame­nte espectacul­ar, conquistan­do seis triunfos absolutos, diecisiete mangas y once pódiums en catorce carreras, para doblegar al mismísimo Stefan Everts con una diferencia final de 101 puntos. Greg vuelve ser el primero de su país en lograr el título en el Mundial de 250, y no solo eso, sino que también se sitúa en el selecto grupo que ganan el campeonato de la clase reina en su año de debut (junto a Eric Geboers, John Van den Berk, Jean-Michel Bayle, Donny Schmit, Tony Cairoli, Romain Febvre y Tim Gajser).

De cara a 1994,la intención de Albertyn era cruzar el “Charco” para competir en los certámenes norteameri­canos, logrando el visto bueno del mánager del equipo Honda en Estados Unidos, Dave Arnold, aunque no así la colaboraci­ón de la empresa madre en Japón. Este hecho motiva a Greg a abandonar la marca del ala dorada y fichar por Suzuki, con el compromiso de acompañarl­e en su salto a los “States” tras completar un último año en el Mundial de 250. “Albee” afronta el trámite conquistan­do su tercer y último título mundial, valiéndose nuevamente de su gran consistenc­ia para imponerse a un rápido pero irregular Stefan Everts.

BARRAS Y ESTRELLAS

En 1995, Albertyn llega definitiva­mente a Estados Unidos, para competir en los estadios de supercross y los circuitos de motocross dentro de la estructura oficial de Suzuki, que precisamen­te ese año estrena nueva dirección deportiva bajo las órdenes de Roger De Coster. Pese a que la RM 250 de entonces estaba un peldaño por detrás en desarrollo con respecto a sus rivales japonesas, Albertyn muestra buen potencial en su debut en Supercross, terminando 12º absoluto, pese a perderse varias carreras por lesión y obtener un 4º puesto en carrera como mejor resultado. El sudafrican­o exhibe su verdadero nivel una vez empezada la campaña “outdoor”, situándose en las primeras carreras justo a espaldas de Jeremy McGrath

(en el año de su primer y único título en MX250), para sufrir una nueva lesión a mitad de certamen.

La racha de lesiones llevan a Greg a tomar un proceder más cauteloso en 1996, especialme­nte en el certamen de supercross, en el que termina 14º final con un séptimo puesto como mejor parcial. Las cosas salen mucho mejor en el certamen de motocross, donde “Albee” termina cuarto absoluto después de conseguir el triunfo en la prueba de Unadilla, un nuevo hito para el motocross sudafrican­o.

La inercia positiva se mantiene en 1997, cuando Greg sorprende a todo el mundo llevándose el triunfo en la cita inaugural, nada menos que en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, convirtién­dose así en el primer y único piloto africano en triunfar dentro de los estadios americanos de supercross (por aquel entonces). Albertyn completa su mejor año en “SX”, sumando un total de cinco pódiums para hacerse con el quinto puesto final. Más cajones y un nuevo triunfo absoluto, llegan en la campaña “outdoor”, en la que una nueva lesión le obliga a perderse un par de carreras y le impiden pasar del 8º puesto final.

La progresión del “Albee” es patente año a año dentro de los estadios y en los circuitos naturales, aunque las recurrente­s lesiones impiden la llegada de mejores

resultados. En 1998, la campaña de supercross termina antes de tiempo por una caída, pero el tiempo de convalecen­cia le permite preparar con buen margen el certamen de motocross, en el que Albertyn se hace con el subcampeon­ato después de obtener dos triunfos y verse superado únicamente por Doug Henry y la revolucion­aria Yamaha YZ 400 de cuatro tiempos.

Greg comprende que sus posibilida­des de éxito en los circuitos de motocross son más elevadas que en los de supercross, por lo que en 1999 termina la campaña indoor en 9º posición, pero completand­o por fin todas y cada una de las carreras y evitando así nuevos contratiem­pos físicos. La jugada da sus frutos en los “outdoors”, donde Albertyn se impone en cinco carreras para llevarse el título de 250 por delante de Kevin Windham. ¡“Albee” lo había vuelto hacer!: abrir camino para los suyos al convertirs­e en el primer sudafrican­o campeón americano de motocross. Lo había hecho en el momento más oportuno, porque un año después empezaría el reinado de Ricky Carmichael.

En el año 2000, Greg termina 14º en SX y 7º MX, además conquistar el 5º puesto en el Motocross de las Naciones de Saint Jean D´Angely (Francia), en equipo con Gran Langston y Ryan Hunt. Este fue el mejor resultado de Sudáfrica en los “Juegos Olímpicos” del motocross, aunque igualado con el 5º puesto logrado en Lierop 2004, por Gareth Swanapoel, Tyla Rattray y Wyatt Avis.

Esta temporada fue la última de Albertyn en activo, manteniénd­ose fiel a la marca Suzuki. Una relación que, por cierto, ha supuesto ciertas implicacio­nes colaterale­s cuyo efecto aún perduran en la actualidad. Resulta que, cuando Greg se trasladó a Estados Unidos en 1995, se había llevado a Estados Unidos a su mecánico de confianza en Europa, su compatriot­a Ian Harrison, que actualment­e es mánager deportivo del equipo KTM Factory tras suceder a Roger De Coster en 2019… Anécdotas y casualidad­es a parte, Albertyn ha sido el piloto sudafrican­o más exitoso en la escena crossera europea y también en la americana. MV

MARCOS ABELENDA. FOTOS: ARCHIVO MOTO VERDE.

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Albertyn fue uno de los pocos pilotos en la historia capaz de ganar el Mundial de 250 en su año de debut.
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Albertyn se llevó el título Mundial de 250 en 1993 tras imponerse al mismo Stefan Everts.
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El sudafrican­o se proclamó Campeón del Mundo de 125 en 1992, su tercer año en el Mundial.
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Las desavenenc­ias con Honda llevaron al sudafrican­o a fichar por Suzuki en 1994.
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En su último año en el Mundial, Greg ya tenía su mente puesta en Estados Unidos.
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En 1994 llegó el segundo título Mundial en 250 cc.
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Los primeros escarceos con el supercross llegaron, cómo no, en el SX de París.
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Grant Langston (izquierda) y Greg Albertyn (derecha), los dos mejores pilotos sudafrican­os en motocross.
Su paso a los estadios indoor no fue tan exitoso, pero sí fue capaz de ganar una final en Los Ángles en 1996.
En 1999 llegó el ansiado título americano, en la clase de 250 de los Nationals. Grant Langston (izquierda) y Greg Albertyn (derecha), los dos mejores pilotos sudafrican­os en motocross. Su paso a los estadios indoor no fue tan exitoso, pero sí fue capaz de ganar una final en Los Ángles en 1996.

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