PRUEBA RACING CROSS
Seguimos conociendo las habilidades del preparador A2 a la hora de sacar el máximo potencial a las motos de cross de competición. La impresionante YZ 65 del pequeño Olguer Riba es un nuevo ejemplo de las habilidades de cosecha propia de Alberto Tomé.
Yamaha YZ 65 A2 de Oleguer Riba.
En ocasiones ocurre que ciertas motos de cross no reciben el mérito que realmente se merecen por parte de los pilotos, los usuarios y la opinión pública. Nosotros pensamos que la YZ 65 es uno de esos modelos injustamente infravalorados.
Vale, es cierto que se trata de una moto infantil, solo para chavales de entre 8 y 12 años. Y también hay que reconocer que ni su motor 2T ni su ciclística suponen una revolución tecnológica en el segmento. Ahora bien, su gran equilibrio y su mera existencia marcan una interesante alternativa para los jóvenes alevines y un posible cambio de tendencia para la marca Yamaha.
La firma de los diapasones es la única entre las japonesas que sigue apostando por las mecánicas de dos tiempos en su gama de cross. Así se comprobaba en 2015, cuando Yamaha actualizó la estética y algún que otro componente de las YZ 250/125. La tendencia 2T se reafirmó en 2019, con la renovación de la YZ 85 y, sobre todo, con el lanzamiento de la nueva YZ 65. La marca japonesa completaba así su gama de cross, ofreciendo modelos para usuarios de todas las edades y buscando situarse como una alternativa válida al dominio de KTM en el segmento de las cross de dos tiempos y los modelos juveniles.
Más allá de la comparación entre una y otra marca, desde esta revista consideramos que la variedad de opciones ayuda al interés general de fomentar la pasión por la moto entre los más pequeños. También es positivo que los jóvenes adquieran hábitos deportivos y saludables, y no que se ensimismen únicamente en sus dispositivos electrónicos.
ARTESANÍA
Otro mérito de la 65 azul es que, entre todas YZ 2T actuales, la pequeña es la que mejor se puede equiparar sin complejos frente a las opciones naranja, blanca y roja. La “Yamahita” ofrece un conjunto muy, pero que muy competitivo, especialmente por la sana respuesta del motor, por la alta eficacia de los frenos y el buen equilibrio general. Basta fijarse en cualquier parrilla de la clase de 65, ya sea de un certamen nacional o continental, para ver que las YZ han ganado más terreno y protagonismo que en las clases de 85 y 125.
Eso sí, la KTM, la Husqvarna y la GASGAS tienen a su favor una estructura más popular y asentada en el mercado, lo que se traduce en una mayor oferta de piezas especiales y servicios de potenciación de múltiples preparadores. La YZ 65 lleva apenas un par de años en los circuitos, por lo que las opciones se reducen a los kits GYTR que ofrece la propia Yamaha y a las preparaciones artesanales que poco a poco van surgiendo. Una de ellas es la que nos presenta Alberto Tomé, de A2, autor de la preparación
de la protagonista de estas páginas, la Yamaha 65 del joven piloto catalán Oleguer Riba, de 11 años, con la que compite en el Campeonato de España y el certamen catalán.
La YZ de Riba llegó a A2 con varios componentes del kit GYTR, pero entonces Alberto Tomé recurrió a su dilatada experiencia en mecánicas de dos tiempos para aplicar sus conocimientos artesanales: “es un motor con el que me gusta mucho trabajar, la verdad, porque tiene la base de la YZ 85, y se nota que es robusto y fiable, por lo que hay margen para mejorar. Normalmente, de serie, las marcas apuestan por distribuciones bajas y motores suaves, para los niños que están empezando y van abriendo y cerrando gas constantemente, para que no sea agresiva. Pero arriba no dan todo lo que pueden. Por eso mi trabajo se ha centrado en variar la distribución y la altura para sacar el máximo potencial del motor”.
La mecánica volvió a su configuración original, con la culata y el cilindro de serie (no los del kit), pero ambos trabajados internamente por A2. Se ha procedido igual con el escape, que aunque sigue siendo el conjunto GYTR por dentro ha recibido diversas modificaciones. También se ha optado por una bujía más pequeña, proveniente de la industria del karting. Así mismo, se ha descartado el CDI JD del kit por un GET programado por el propio Tomé (de hecho los nuevos kits GYTR para la YZ vendrán próximamente con CDI GET). Del pack de piezas GYTR sí se mantiene la caja de láminas V-Force y otros elementos reforzados como la tapa de embrague.
Otra de las grandes novedades de esta preparación es el cambio de carburador, pues se ha descartado el Keihin original de 36 mm por un elemento especial. Tomé no quiere desvelar el secreto del fabricante pero sí nos explica que cuenta con sistema powerjet, un circuito específico para aportar un extra de gasolina a altas revoluciones. Por otra parte, también se ha procurado una mejora de la refrigeración, al detectar las “cafeteras” que se generaban en circuitos exigentes de arena, incluso con el tapón GYTR de 2 bares de presión (1 bar, en el de serie). Por eso se ha optado por un radiador sobredimensionado que asegura la estabilidad de la temperatura.
La YZ 65 de Oleguer Riba también recurre a una buena lista de modificaciones en el apartado ciclo, aunque éstas ya se habían realizado antes de que la moto llegara a las manos de A2. Destacan las suspensiones Öhlins, puestas a punto por AndreaniMHS. Además, se ha recurrido a un basculante más largo y unas punteras de horquilla modificadas para mejorar la estabilidad en recta.
JUGUETE DE CARRERAS
El comportamiento en pista de la YZ 65 A2 de Riba es poco menos que impresionante. El modelo original, que probamos en su día, destaca por su sana respuesta en bajos, con un tacto de gas muy directo y fácil de aprovechar, a costa un alto régimen correcto pero no tan espectacular. La YZ con kit GYTR, que también pasó por nuestras manos, aporta un extra de alegría en la gama alta de revoluciones. Pues bien, la preparación de A2 consigue unificar lo mejor de ambas configuraciones para dar como resultado una curva de potencia plena y muy completa.
La YZ 374 sale de abajo con soltura, con fuerza suficiente para desperezarse sin tener que abusar excesivamente de la maneta del embrague. Pero en el medio régimen se desata el potencial de esta mecánica en forma de una patada de potencia sensacional. Los “caballitos” de esta 65 van ganando ritmo hasta convertirse en buenos corceles, para terminar en una estirada fulgurante y cargada de energía.
Este motor parece más puntiagudo y elástico que la YZ 65 GYTR que probamos hace unas temporadas, pero sin caer en una curva de potencia demasiado radical y difícil de gestionar, pues en bajos y medios la eficacia parece más que suficiente para que su joven piloto no tenga que pelearse con el moto y pueda concentrarse en la conducción.
Los cambios en el apartado ciclo también suponen una clara mejora en eficacia. El basculante alargado y las punteras de horquilla aportan una dosis extra de aplomo a alta velocidad, mientras que el material Öhlins transmite un tacto de moto grande, más preciso, estable y constante. Tampoco flaquean, en absoluto, los frenos, que simplemente reciben unos discos Galfer para las pinzas y las bombas de serie, conformando un conjunto con buen aguante y alto mordiente. También convencen los beneficios del elevado manillar Neken y las generosas estriberas Scar, aunque sí es cierto que sale a relucir un conjunto carrocería/ asiento algo compacto para los alevines más creciditos. En cualquier caso, queda claro que la YZ 65 posee una excelente base que, en manos expertas como las de A2, se puede convertir en un auténtico juguete de carreras. MV