El día y la noche
Por muy diversas razones, los nombres propios en la categoría intermedia fueron los dos pilotos que iniciaron el proyecto Sky VR46 en 2014. Entonces Fenati era el piloto número 1 de la Academy y la gran apuesta de Valentino Rossi. Bagnaia no era más que otro joven talento que buscaba hacerse un nombre en el Mundial. Cinco años después, uno aterrizará en MotoGP con un contrato de fábrica ( y quizás con un título de Moto2 bajo el brazo) y el otro puede que ni esté en el campeonato. La bochornosa acción de Fenati presionando el freno delantero de la moto de Manzi en plena recta y a 217 km/ h se saldó con bandera negra y dos carreras de suspensión para el controvertido piloto italiano. Y a todos en el paddock nos supo a poco. Más allá de esta vergonzosa acción de Fenati, la carrera tuvo muy poca historia en lo que se refiere a la lucha por la victoria. De las tres categorías, Bagnaia era el favorito más claro el domingo, y todo lo que no hubiera sido ganar, habría sido una sorpresa. El italiano, como todos los pilotos de la Academy, tiene muchos kilómetros rodados en Misano y los sacó a relucir. Otro de los habituales de este circuito, Mattia Pasini, trató de seguirle al inicio y acabó desfondado. Pecco lograba así su sexta victoria en 12 carreras, pero su diferencia en la provisional apenas aumentaba. Y es que Oliveira supo minimizar las pérdidas con la segunda posición. Al portugués se le están atragantando los sábados, pero está salvando los domingos y sólo cede 8 puntos con el líder, a pesar de tener cuatro victorias menos que Pecco. El otro gran protagonista del día fue Marcel Schrötter, que 150 GG. PP después logró su primer podio mundialista. Lo del alemán es un caso inexplicable, por la cantidad de cuartos que tiene en su palmarés. Como casi inexplicable fue el arriesgado intento de pasar a Oliveira en la última vuelta, y que a punto estuvo de costarle el cajón. Desde luego, no le podremos decir que es conformista. El gran amigo de Schrötter en este paddock siempre fue Folger, dos alemanes que compartían casa en España cuando entrenaban en invierno. Los que les conocían decían que Folger era el talento y Schrötter el trabajo. Y con mucho curro y perseverancia por fin encontró el ansiado podio.