MOTOCICLISMO

PARA PAZ LA DE YUKIKO, LA MAMÁ DE TOMIZAWA

- MELA CHÉRCOLES [ ENVIADO ESPECIAL A LOS GGPP DESDE 1999]

Pensaba titular la columna de este gran premio "Ni batti cinque ni choca los cinco", por lo acontecido el jueves, nada más llegar a Misano, en la sala de prensa del Marco Simoncelli entre Rossi y Márquez. Escribiré de ello, claro, pero mejor titular con una paz real e interior, que con una paz imposible…

El pasado 5 de septiembre se cumplieron ocho años de la pérdida de Shoya Tomizawa, precisamen­te en este escenario, y fue más que reconforta­nte volver a ver repartiend­o cariño y simpatía a Yukiko, la madre del simpático piloto nipón. Ella acudió una vez más al punto en el que su hijo sufrió tan trágico accidente, para rendirle homenaje con una emotiva ofrenda fl oral y colocar otra pegatina de su hijo en el guardarraí­l interior del fatídico lugar del accidente.

Le acompañaro­n los miembros de la escudería CIP, en la que militaba, con Alain Bronec a la cabeza, el capitán de su otra familia, la de las carreras. Yukiko no estuvo acompañada de su marido, Teruyuki, el papá de Shoya, porque le da miedo volar, pero eso no impidió que ella cumpliera lo que dijo el año pasado en Motegi, que intentaría venir a Misano. Y es de agradecer, porque su paz interior contagia felicidad y alegra mucho ver su satisfacci­ón por comprobar que la memoria de su hijo sigue muy viva en el paddock mundialist­a.

Después de presenciar algo así, jode mucho más ver que en esta pista se celebren y jaleen las caídas de Márquez más que en ninguna otra. Y es que en este circuito perdió la vida un piloto hace ahora ocho años y, además, lleva el nombre de otro malogrado, el del añorado SuperSic. A ello contribuye Valentino, por no poner fi n a una guerra deportiva con Marc que va mucho más allá de la pista. Por no pedir a sus incondicio­nales que se ahorren este tipo de comportami­ento.

El español no es un santo, claro, pero el que quedó retratado y sin careta en esa rueda de prensa fue el italiano. Se llegó a ella con unas declaracio­nes previas de Marc diciendo que le gustaría hacer algún día las paces con Valentino, y cuando llegó el turno de preguntas de los periodista­s, Carles Pérez le preguntó a Valentino qué opinaba sobre eso. El Doctor dijo que le sorprendie­ron esas palabras y que no era necesario hacer las paces porque no pasaba nada entre ellos. Lo decía con cara de pocos amigos y haciendo teatro, al mismo tiempo que se notaba incómodo al de Cervera con su respuesta. Por eso, cuando llegó mi turno, le pregunté a Rossi que, si la situación era tal como él decía, por qué no aprovechab­a para darse la mano con su rival en ese momento, al tiempo que a Marc le pregunté qué opinaba sobre la versión del 46. Lo que pasó ya lo sabéis. Márquez le tendió la mano y Rossi se la negó. Él mismo que había dicho que no tenía nada contra Márquez negaba su mano. Feo gesto y foto para el recuerdo, con uno negando y el otro tendiendo la mano al vacío.

Segurament­e, de haber estrechado sus manos tampoco hubiera cambiado nada, porque ya lo hicieron bajo el podio de Montmeló, dos días después de la muerte de Salom, y todos vimos después que aquella paz era una paz fi cticia. Para paz real e interior, la de Yukiko, la mamá del añorado ¡¡¡ TO- MI- ZA- WA!!!

Feo gesto y foto para el recuerdo, con uno negando y el otro tendiendo la mano al vacío

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