Prueba: Honda CB1000R+.
Honda ha dado un golpe de timón con su nueva CB1000R, una moto heredera de una naked deportiva nacida en la era de las streetfighter, que se ha convertido en un modelo de diseño exclusivo en la que la estética marca su filosofía.
No hay duda que el cambio que ha dado la CB1000R es espectacular. No se trata únicamente de que su estética haya cambiado, sino de que con ella se haya variado totalmente la orientación de una moto, que ha pasado de ser una deportiva similar a otras de su segmento, a convertirse en una moto particular encuadrada en un nicho individual. Para ello, sin embargo, no ha hecho falta construir una moto completamente nueva, y partiendo de la base de la anterior, se han conseguido estos resultados.
No hace falta fijarse mucho para comprobar que el motor es el mismo, el tetracilíndrico derivado de los modelos deportivos sigue siendo una excelente base, sobre todo si como se ha hecho, la potencia ha aumentado hasta los 145 CV. Probablemente no era necesario que una moto con estas connotaciones llegase a estas cifras, pero en este momento una mil tiene que estar rondando los 145 CV, y para Honda no era ningún problema conseguirlo. Se han realizado las oportunas modificaciones internas, cambiando pistones, relación de compresión o distribución, que cuenta con más alzada en las válvulas, diferentes conductos y una revisada cámara de combustión, un sistema de inyección con mariposas 8 mm mayores, pero sobre todo se ha actualizado el sistema de gestión electrónica, que en la anterior era del siglo
LA HONDA CB1000R HA PASADO DE SER UNA NAKED PARECIDA AL RESTO DE SU SEGMENTO A CONVERTIRSE EN UNA MOTO PARTICULAR
pasado. Ahora, con el nuevo acelerador electrónico se ha abierto la puerta a un moderno sistema de control de tracción combinado con otro de freno motor, que abre las mariposas de admisión al reducir para regularlo. Honda tiene como opción en la versión estándar y de serie en la +, un sistema de cambio rápido que funciona en ambos sentidos, y que se combina perfectamente con ellos.
Las modificaciones aseguran haber aumentado también el par en toda la gama para ganar pulso en los regímenes bajos y medios, pero la CB1000R sigue teniendo el comportamiento típico de los motores de cuatro cilindros en línea, con un bache de par a medio régimen. Para mejorar las aceleraciones, además del aumento del rendimiento, se ha reducido el desarrollo del cambio. También cambia el embrague por uno con un sistema de control de par para evitar bloqueos en las reducciones bruscas.
❚ CAMBIO COMPLETO
El motor ha podido ser adaptado con cambios parciales, y algo parecido, aunque con modificaciones en mayor escala, ha ocurrido con el chasis, que únicamente mantiene su estructura principal, una viga central de acero. Por una parte sus medidas han variado, haciéndose más largo, por otra ha cambiado el sistema de anclaje de la parte posterior, que ahora está formado por placas de aluminio que mejoran su aspecto. El basculante monobrazo es más corto, pero los cambios en el chasis han acabado trayendo como consecuencia que la moto es 10 mm más larga. Y a partir de aquí, la CB1000R es una moto que puede considerarse completamente nueva. El equipamiento en suspensiones y frenos se ha actualizado, la posición de conducción ha variado para erguir al conductor, que cuenta con un manillar más ancho y alto, y la carrocería prácticamente se ha eliminado, ya que más allá del depósito de gasolina, algunos protectores para el radiador o la caja de aire y el colín, la mecánica está completamente descubierta. Honda ha eliminado casi todas las piezas de plástico de la carrocería,
y ha sustituido el guardabarros trasero tradicional por uno sujeto al basculante que permite adelantar bastante la zaga de la moto. El resultado es una moto que no recuerda nada a su antecesora.
Pero aunque el estilo de la nueva CB1000R pueda parecer más calmado, en realidad sus posibilidades en el aspecto deportivo han aumentado. Al aumento de la potencia y el par se suma una mayor capacidad de aceleración por el desarrollo más corto, y también la pérdida de peso general. Es algo que hemos podido comprobar inmediatamente porque sus cifras mejoran las de su antecesora en todos los apartados. Esto confi rma que el trabajo que han realizado en Honda no ha sido simplemente un lavado de cara, sino una mejora integral de una moto a la que dinámicamente se podían hacer pocos reproches.
❚ EL NUEVO OBJETIVO
Hoy en día una moto no se vende únicamente por sus virtudes mecánicas, ni por sus aptitudes ciclísticas, tiene que tener algo más, una personalidad concreta, y si es única, mejor todavía. Definir la nueva Honda CB1000R resulta complicado, porque no puedes encuadrarla en ningún nicho prefigurado. Tiene componentes deportivos, una línea que a algunos les puede parecer que juega con tiempos pasados y a otros con los que no han llegado todavía, pero sin duda destila un carácter propio. Esa ha sido la intención de su creador, el diseñador japonés Soya Uchida, que ha logrado mantener en la moto de serie prácticamente intacta su ª concept bike º mostrada en el Salón de Tokio con el nombre de Neo Sport Café Concept, una definición que Honda sigue conservando en la promoción de su nueva moto. Para el nipón la CB1000R es una moto que no sólo se maneja, también se admira cuando está parada.
Aunque Honda plantea dos versiones, en realidad esta + se diferencia de la estándar en el equipamiento y en el color negro exclusivo. De serie dispone del asistente de cambio, puños calefactables, una tapa para el asiento del pasajero que lo elimina, una visera delante del cuadro de instrumentos y algunas tapas de aluminio pulido; pero mecánicamente es idéntica y sus principales componentes también lo son. Desde luego la nueva CB1000R se separa desde el primer momento de la anterior. La posición de conducción difiere ligeramente, te encuentras un poco más alto, pero sigue siendo una moto bastante baja, con la que llegas bien al suelo, aunque cuando pones los pies en el suelo, te encuentras los estribos en el lugar dónde los apoyarías. Como siempre todo es suave en el funcionamiento de la moto, incluso un cambio que acepta bastante bien que no uses el embrague ni siquiera cuando circulas a bajo régimen. Tienes buena visibilidad, no estás encorvado y nada estorba. El cuadro es bastante simple, todavía monocromo en una época en la que el color empieza a dominarlo todo. El fondo negro se complementa con
HOY EN DÍA UNA MOTO TIENE QUE TENER ALGO MÁS QUE VIRTUDES MECÁNICAS, NECESITA UN ESTILO PROPIO
números dorados, que es un detalle, pero sigue dando aspecto antiguo. También tienes un indicador que cambia de color con el consumo instantáneo y sirve como avisador de cambio de régimen. En general el manejo de las diferentes alternativas electrónicas es sencillo, en parte porque no hay muchas, y puedes hacerlo en marcha.
El motor es uno de los conjuntos en que más se ha trabajado, y la potencia extra se nota, pero sobre todo cuando exprimes el régimen. El bache en medios habitual en este tipo de motores sigue presente, y más que por falta de potencia lo notas porque la aceleración se desboca cuando acaba y el régimen empieza a subir mucho más deprisa. Desde las 7.000 rpm el empuje es realmente bueno, y además es fácil mantener el motor en esa zona porque el cambio es rápido y suave. Con el sistema electrónico puedes olvidarte de operaciones accesorias como acelerar en vacío o hacer patinar el embrague, pues el motor ajusta el régimen solo y únicamente tienes que preocuparte de apuntar frenando al lugar donde quieres empezar a girar. Los discos delanteros tienen buen tacto, son suficientemente potentes pero nada bruscos, y puedes apretar la maneta sin contemplaciones. Las suspensiones de última generación de Showa también trabajan bien, y disponen de un ajuste suficientemente amplio para dejar la moto con el carácter que decidas. En este sentido podrías pensar que el cambio de estilo también ha traído consigo una merma en sus aptitudes deportivas, pero no es así. Además de unas mayores prestaciones, la eficacia del chasis sigue presente y, sobre todo, esa facilidad de adaptación a la que ya disfrutabas antes, y que te permite coger confianza enseguida. Como es lógico, apurar algunas de las posibilidades que ofrece la moto, como la velocidad máxima, es un tanto absurdo, pero si quieres circular deprisa a pesar del viento, la moto no protesta en absoluto. La estabilidad sigue siendo impecable, y a alta velocidad sigue siendo rápida y precisa de movimientos. No es una moto preparada para hacer largas rutas en tanto en cuanto que además de carecer de protección tampoco es muy adecuada para un pasajero, y no tiene una capacidad de carga adecuada. Honda no ha cambiado el paso de su CB1000R para hacer una moto más polivalente sino para convertirla en la de tus sueños, un objeto de deseo en el que sea tan placentero circular sobre ella como admirarla y cuidarla. No la ensucies mucho, porque no es una moto que pueda estar de otra forma que no sea impecable.