MOTOCICLISMO

La visión de Starck

HACE 25 AÑOS APRILIA SE ENCONTRABA EN UN MOMENTO DULCE CON SUS MOTOS DE CARRERAS GANANDO TÍTULOS MUNDIALES Y SUS SCOOTER VENDIÉNDOS­E COMO CHURROS. PARA IVANO BEGGIO, SU PROPIETARI­O, HABÍA LLEGADO EL MOMENTO DE CREAR UNA MOTO QUE SE RECORDARA PARA SIEMPRE.

- TEXTO: KLAUS NENNEWITZ

Ivano Beggio, el “patrón” de Aprilia, la joven y prometedor­a empresa italiana de motociclet­as del Véneto, hizo grandes apuestas a fi nales de los años ochenta. Sus dudosos asesores fi nancieros le habían aconsejado “diversifi car”, e invertir sus gigantesco­s benefi cios en empresas ajenas a la industria de la moto, como de muebles, gafas de sol o empresas de ropa. Gracias a sus ingeniosos scooter, que llegaron al fl oreciente mercado italiano con un diseño fresco y con nuevos conceptos, Beggio fue capaz de sacar su cabeza de la soga justo a tiempo. En ese momento se movía en niveles VIP y se reunía con gente importante, incluyendo el arquitecto estrella Philippe Starck, que acababa de terminar la renovación de los salones privados del Presidente francés François Mitterand en el Palacio del Elíseo. Para Beggio, esta era una gran oportunida­d para crear algo para la eternidad, un icono del diseño como el Fiat 500 o la Vespa.

“Conocí a Starck en una exposición de muebles - escribe en su biografía-. Era muy simpático, brillaba con energía y me contagió con su pasión por las motos. Cuando era adolescent­e, como yo, trabajaba en todo tipo de motos y cuando lo conocí, tenía una Bultaco, una vieja Triumph y una Harley en su garaje. Me hizo entender que le hubiera encantado trabajar con Aprilia para diseñar una nueva moto que llamó “espiritual”. En pocas semanas habíamos acordado que la Motò ( el nombre fue elegido por el propio

Aprilia ya disponía de un motor para su nuevo diseño, pero el resto se dejó en manos de Stark, que realizó una moto en la que todos los elementos estaban interrelac­ionados. Cada una de sus piezas contaba con una imagen que encajaba en el conjunto visualment­e, aunque para ello algunos principios de la ingeniería se viesen comprometi­dos. La Motò 6.5 era en sí misma una obra de arte.

Starck) sería tan fascinante como una Harley- Davidson y tan intemporal en diseño como una Aprilia Scarabeo. Después de un mes me presentó los primeros bocetos”.

DOS MUNDOS ENFRENTADO­S

Los primeros borradores mostraron algo sin precedente­s: la moto compacta tenía un depósito de gasolina en forma de huevo y formas redondas. Cualquier objeción del departamen­to de desarrollo sobre su viabilidad fue barrida de la mesa por Beggio, Starck tenía vía libre.

Alberto Cappella era en ese momento un joven diseñador de Aprilia, y se aseguró de que los diseños de Starck fueran realmente implementa­dos a escala 1: 1.

El primer prototipo de diseño todavía llevaba el motor monocilínd­rico de 350 cc de la Suzuki DR 350 porque debía ser una máquina sencilla y compacta, para ciudad y para clientes sin experienci­a que se sintieran atraídos por el extraordin­ario diseño. Sin embargo, debido a la caída del Yen, el precio del motor se disparó, y se encontró un sustituto en el proveedor austriaco Rotax, que ya equipaba a la Pegaso con uno de los motores monocilínd­ricos más potentes de la categoría. El problema era que este motor era mucho más grande, Starck no estaba dispuesto a hacer concesione­s en el paquete original: “El arquitecto francés obviamente no estaba acostumbra­do a encontrar compromiso­s ni a coordinars­e con un departamen­to de desarrollo

en reuniones, como era habitual en el trabajo diario de desarrollo de una moto. Starck considerab­a cada cambio propuesto como una blasfemia”, escribe Beggio.

Starck visitaba a menudo el departamen­to de diseño en Noale y, junto con su colega Thierry Gauguin, obtuvo una visión general del progreso del desarrollo. Cappella informa de visitas amistosas y sociables, durante las cuales observó el prototipo durante horas desde perspectiv­as muy diferentes, siempre acompañada­s de deliciosos dulces y vino prosecco que traía para los modelistas.

La Motò era compleja y el departamen­to de desarrollo tuvo que idear nuevas técnicas para crear las formas especiales. También herramient­as especiales de estampació­n para formar los tubos curvos elípticos que formaban el bastidor, y el enorme sistema de escape, que parecía un trineo y se encontraba situado bajo el motor. También tenía un radiador de agua convexo y un depósito de gasolina en forma de huevo, un asiento envolvente con poca comodidad y carecía casi por completo de tapas en la carrocería. Todo era de un monótono color gris, que llevó a los técnicos a la desesperac­ión en su búsqueda de manguitos de goma y latiguillo­s de freno resistente­s a los rayos UV. Los mecánicos del departamen­to de desarrollo necesitaba­n una destreza excepciona­l para montar los primeros prototipos que eran extremadam­ente compactos.

Con una gran habilidad diplomátic­a, Cappella logró unir el diseño original con pequeños e invisibles compromiso­s, y lograr que la conducción de la “Starck”, como se la llamó internamen­te, se encontrase en un nivel aceptable. El proceso normal de desarrollo de unos 2 años se acortó en 6 meses para presentar la moto en el Motor Show de Bolonia a finales de 1994.

“Starck también se comprometi­ó de manera excepciona­l en la presentaci­ón de la moto en el Salón de Bolonia - explica Beggio más adelante- al presentarl­a revelándol­a poco a poco debajo de una serie de telas concéntric­as. También diseñó un libro con personalid­ades famosas como Peter Gabriel, Lucio Dalla, Bigas Luna y otras estrellas del espectácul­o, que posaron con la Motò. En los primeros días después de la presentaci­ón nos abrumaron las órdenes de todo el mundo y nos convencimo­s de que habíamos creado un icono de diseño atemporal. Pero después de que todos los arquitecto­s, diseñadore­s, empresario­s y abogados pidieran la moto, el boom se ralentizó para nuestra gran sorpresa. El motociclis­ta “normal” no pudo acostumbra­rse a este diseño redondo y sofisticad­o y prefirió la rugosa y musculosa Ducati Monster de Miguel Galluzzi”.

La Motò fue el mayor fracaso de Aprilia, después de unos 2 años y de unas 6.200 máquinas producidas, la producción se detuvo. A lo largo de los años, Beggio se consoló en el hecho de que la moto formaba parte de la Exposición de Motociclet­as del Guggenheim, y que era cada vez más apreciada como un icono del diseño. Mientras tanto, un culto se ha desarrolla­do alrededor de la moto en Italia.

Después de la Motò 6.5 hubo otro proyecto con Philippe Starck: el X Ray 1000 con el motor de dos cilindros de 1000 cc de la Aprilia RSV 1000. Se realizó un estudio de diseño y un prototipo funcional, pero en este último, las dificultad­es técnicas provocadas por un bastidor tubular minimalist­a, un depósito de gasolina demasiado pequeño y apenas espacio para el airbox revelaron la inviabilid­ad del proyecto, que se detuvo rápidament­e cuando las malas noticias del departamen­to de marketing anunciaron su previsión de un bajo volumen de ventas.

La Motò 6.5 era el proyecto favorito de Beggio y tuvo otra gran aparición el 16 de marzo de 2018, cuando tras su fallecimie­nto, el ataúd de Beggio el “Padrone”, fue escoltado por una treintena de motos en su último viaje a través de su ciudad natal de Noale. Esto es lo que el visionario empresario había deseado en su biografía publicada poco antes de su muerte.

REFORMAS INMEDIATAS

Las primeras 100 motos que salieron de la cadena de montaje tenían un ángulo de dirección muy cerrado y, al igual que los siguientes, tenían problemas de tracción al acelerar y una cierta oscilación a alta velocidad. Para corregirlo en las series posteriore­s se abrió ligerament­e el ángulo de dirección y las barras de la horquilla se bajaron 12 mm, lo que obligó a cambiarlas por unas más largas. En la primera serie también había problemas en la autonomía, porque el depósito estaba demasiado abajo y parte de él se encontraba por debajo del carburador. Además, los primeros grifos de gasolina estaban montados relativame­nte altos. La solución fue instalar una bomba de gasolina de vacío y dos grifos de gaso

PHILIPPE STARCK CONSIDERAB­A CADA CAMBIO PROPUESTO COMO UNA BLASFEMIA

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El diseño defi nitivo tuvo que seguirse a rajatabla, pero alrededor de la Aprilia Motò 6.5 se crearon multitud de accesorios. Alberto Cappella y su equipo se encargaron de transforma­r el papel en metal.
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Los primeros prototipos del diseño marcaron las líneas defi nitivas que después variaron poco, como puede apreciarse en las dos fotos que muestran el primero y el último, en el que la carrocería se ha aligerado un poco en su parte posterior.
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Claudio Pellizzon tuvo que probar cada evolución del desarrollo de la Motò 6.5, aunque muchas de sus observacio­nes cayeron en saco roto para no cambiar el diseño.

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