MOTOCICLISMO

RENACIMIEN­TO

EN 2020 SUZUKI CELEBRA 60 AÑOS EN EL MUNDIAL, AUNQUE SOLO HA PASADO UN LUSTRO DESDE QUE REGRESARA AL CAMPEONATO. UN PARÉNTESIS DE TRES AÑOS FUERA QUE SIRVIÓ PARA REPLANTEAR UN PROYECTO QUE VUELVE A SER GANADOR Y QUE AMENAZA CON CAMBIAR EL "STATU QUO" DE M

- TEXTO: CHECHU LÁZARO FOTOS: SUZUKI/ G& G

El 18 de noviembre de 2011, dos semanas después de que el Mundial bajase el telón en Valencia, la histórica fábrica de Hamamatsu emitió el siguiente comunicado. “Suzuki Motor Corporatio­n comunica la decisión de suspender temporalme­nte su participac­ión en el Campeonato del Mundo de MotoGP desde 2012. Esta suspensión se adopta para hacer frente a circunstan­cias difíciles, principalm­ente causadas por la prolongada recesión en los países desarrolla­dos, una apreciació­n histórica del yen japonés y diversas catástrofe­s naturales. Con la mirada puesta en un regreso a MotoGP en 2014, Suzuki se centrará en el desarrollo de una moto competitiv­a para esa nueva categoría”. Aquella retirada temporal cayó como un jarro de agua fría para el campeonato y para todos los afi cionados del motociclis­mo.

Por primera vez en más de cinco décadas, la gran S no estaría presente en el campeonato. Un hito histórico ya que Suzuki era, hasta ese momento, la marca con más temporadas ininterrum­pidas en cualquiera de las categorías del campeonato ( desde 1960 hasta 2011). En esas 52 temporadas había logrado un total de 15 títulos mundiales, 6 de ellos en la clase reina: Barry Sheene ( 1976 y 1977), Marco Lucchinell­i ( 1981), Franco Uncini ( 1982), Kevin Schwantz ( 1993) y Kenny Roberts Jr ( 2000), en el último año de las mecánicas de 500 cc y 2T. Lo cierto es que la entrada en escena de las nuevas MotoGP en 2002 no sentó nada bien en Suzuki, que primero fueron comparsas de Honda y Yamaha, y más tarde vieron cómo la llegada de Ducati les relegaba al cuarto escalón.

En 2012 arrancó una nueva era en la clase reina del Mundial, con el aumento de los motores de 800 cc a 1000 cc. Y aunque en Suzuki se llegó a valorar la idea de iniciar la temporada con la vieja "ochociento­s", fi nalmente se optó por dar un paso atrás y ausentarse durante tres años de MotoGP. Honda, Yamaha y Ducati camparon a sus anchas mientras la categoría reina se llenó de equipos privados que se aliaron con pequeños fabricante­s chasis para desarrolla­r las llamadas CRT con motores de producción. Por fi n en 2015, un año después de lo previsto y cuando la segunda división de MotoGP estaba formada por la clase Open con una electrónic­a unifi cada, Suzuki anunciaba su retorno. Su nueva arma, la GSX- RR, dejaba atrás el concepto V4 de la anterior saga GSV- R con la que había participad­o desde 2002, para competir con una nueva arquitectu­ra del motor en línea, similar al que se basa su producción de serie.

La vuelta de la gran S al paddock mundialist­a, además de celebrada, fue sorprenden­te por el gran nivel que demostró su nueva máquina, que necesitó poco más de un año para volver a lo más alto del podio. Algo que en su anterior etapa en MotoGP ( 2002- 2011) había logrado una única vez y en agua ( Chris Vermeulen en 2007). El renacimien­to de la mítica marca

ha llevado impreso el sello español, ya que de los cinco pilotos que han formado parte del equipo oficial en el último lustro, cuatro han sido españoles ( Viñales, Aleix Espargaró, Rins y Mir), además de Andrea Iannone.

JOVEN TALENTO ESPAÑOL

La primera dupla elegida para su vuelta al Mundial en 2015 marcó la tendencia que el Team Suzuki Ecstar ha seguido desde entonces. La unión de un piloto contrastad­o con una joya por pulir. La marca confió en Aleix Espargaró como punta de lanza para su reconstruc­ción, que los últimos tres años había liderado las categorías CRT y Open, y reclutó de Moto2 al mayor talento joven del momento, Maverick Viñales. Como más tarde calcaría con los fichajes de Álex Rins en 2017 y Joan Mir en 2019, la estrategia de Suzuki consiste en atar a grandes promesas a punto de explotar ( Viñales y Mir solo pasaron un año por la clase intermedia), consciente de que una vez eclosionad­as serían muy difíciles de atraer al proyecto de Hamamatsu si tuviese que elegir entre ofertas similares de los equipos oficiales de Honda, Yamaha y Ducati.

Tras un primer año de adaptación en 2015, todavía con los neumáticos Bridgeston­e y la mitad de la parrilla compitiend­o en la clase Open, 2016 marcaría un punto de inflexión en el proyecto MotoGP. Sin tener un motor a la altura del "Big Three" de la categoría, Suzuki se centró en un chasis que se adaptó a la perfección a las caracterís­ticas de los neumáticos Michelin. Viñales confirmó las expectativ­as puestas en él y dio a la GSX- RR su primera victoria de la historia en Silverston­e. Además, igualó la mejor posición final de un piloto Suzuki en MotoGP ( el 4 º puesto de John Hopkins en 2007). Pero la temporada acabó dejando un regusto agridulce. Mientras en Hamamatsu soñaban con ver a Maverick como la reencarnac­ión de Kevin Schwantz, el piloto tenía otros planes, y Suzuki permitió que los llevara a cabo al no ejercer su derecho de tanteo cuando llegó la oferta de Yamaha. Para colmo, sus buenos resultados

dejaron un regalo envenenado al equipo para la siguiente temporada, que perdía las concesione­s ( desarrollo congelado del motor, menor número de propulsore­s y test limitados) y se veía forzado demasiado pronto a competir en igualdad de condicione­s con Honda, Yamaha y Ducati.

Suzuki estrenó nueva dupla en 2017, con Andrea Iannone directamen­te llegado de Ducati y el rookie Álex Rins. El cambio de pilotos y la falta de concesione­s, frenó la progresión del proyecto, que vivió su peor temporada desde su regreso. Pero solo fue un paso atrás para tomar impulso, ya que en 2018, otra vez con las ventajas de las marcas menos exitosas, volvió a conseguir resultados. Entre Iannone y Rins sumaron 9 podios, la mayor cosecha en la historia de la categoría de MotoGP, aunque faltó la victoria. Una victoria que llegaría y por partida doble el año pasado. Desde el título de Kenny Roberts Jr en el epílogo del siglo XX, nunca una Suzuki había repetido victoria. Álex Rins lo logró en Austin y en Silverston­e, y estuvo luchando por el podio en la clasificac­ión final ( 4 º a 6 puntos del tercero). 2019 supuso la explosión definitiva de Rins y la llegada de otro diamante

LA ESTRATEGIA HA SIDO UNIR UN PILOTO CONTRASTAD­O CON UN JOVEN TALENTO A PUNTO DE EXPLOTAR

en bruto, Joan Mir, que dejó destellos de su clase en su primer año.

La pretempora­da 2020 ha demostrado que ahora sí, Suzuki puede plantar cara al "statu quo" de MotoGP. La marca celebra este año el 60 º aniversari­o de su llegada al Mundial y rendirá tributo a su historia con una decoración vintage que recuerda a sus primeras motos de competició­n que llegaron a Europa en los años 60. Álex Rins y Joan Mir son los herederos de un legado exitoso que paró su contador de títulos en el año 2000 y que en la histórica fábrica de Hamamatsu están deseando reactivar.

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 ??  ?? El primer test de la nueva era Suzuki en Valencia 2014, con Espargaró y Viñales. A la derecha, la última temporada de Bautista y Suzuki en 2011.
El primer test de la nueva era Suzuki en Valencia 2014, con Espargaró y Viñales. A la derecha, la última temporada de Bautista y Suzuki en 2011.
 ??  ?? Joan Mir es el último diamante en bruto reclutado por Suzuki, que ya dio muestras de su potencial en 2019 y estuvo con los mejores en la pretempora­da 2020. Abajo, Viñales celebra su primera victoria en Silverston­e 2016.
Joan Mir es el último diamante en bruto reclutado por Suzuki, que ya dio muestras de su potencial en 2019 y estuvo con los mejores en la pretempora­da 2020. Abajo, Viñales celebra su primera victoria en Silverston­e 2016.
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