Ver, tocar, sentir
El pasado año 2020, y también lo que llevamos de este 2021, que de momento es igual o más infausto que el anterior, hemos asistido a muchos cambios en nuestra vida. Uno de ellos, de los más importantes, ha sido la limitación de la movilidad y de las reuniones. Nos quedamos sin poder concentrarnos, y con esta limitación actividades que hasta entonces eran habituales dejaron de serlo: ir al cine, a un concierto, convocar una boda o un bautizo, reunir amigos para tomar algo. De igual manera que en la actividad general, el mundo de la moto ha tenido que adaptarse a las restricciones. Hemos tenido una temporada de carreras en la que no hemos podido ir a los circuitos, las concentraciones se han anulado, y también los habituales salones en que se presentaban las nuevas motos.
Sin la Covid19, la regla establecida era que los fabricantes trabajaban a destajo para tener lista a finales de otoño su batería de nuevas motos. Dependiendo de la época el certamen de una u otra ciudad era el elegido para ello. IFMA en Colonia y EICMA en Milán se convirtieron en las grandes pasarelas de la moda de las dos ruedas. La pandemia también las canceló en 2020, y las primeras noticias no son halagüeñas para ellas en el futuro. Los grandes certámenes correr peligro. La anulación de Milán allá por primavera ha dado tiempo a los fabricantes a replantearse sus plazos, no los de diseño o fabricación, con los que se trabaja en mayores plazos que un año en las grandes empresas, pero sí en los de sus departamentos de comunicación, que han podido trabajar de manera menos angustiosa, porque no han necesitado lanzar toda su artillería de novedades de golpe en una andanada.
Estamos en el mes de febrero, y como podéis comprobar en estas páginas seguimos presentándoos nuevas motos, y no será este el último en que lo hagamos este año. La gran presentación física se ha sustituido por la virtual, la comunicación cara a cara y de uno a uno por la digital con programas de vídeoconferencia en los que el representante de cada marca se dirige a un mosaico de caras expectantes que realmente están a cientos o miles de kilómetros. Esta está siendo la dinámica de las novedades 2021, en que vemos las motos en una foto o un vídeo insertados en una presentación del programa Power Point o alguno similar. No hay una moto real para comprobar sus volúmenes según cambia la luz, en la que buscas sus posibles defectos en el detalle, en la que puedes comprobar como si fuera un vestido qué tal te sienta.
En los salones no solo los periodistas podíamos disfrutar del contacto real con la moto, también lo hacían, y de mayor manera los aficionados. Ver, tocar y sentir una moto es algo que no puede compararse con un vídeo o una foto, las largas colas para hacerlo con las motos expuestas en uno de nuestros habituales certámenes lo atestigua. Puede que jamás tengas la posibilidad de hacerte con una moto del precio de una Ducati Superleggera, pero al menos la podías observar a centímetros, comprobar el tacto de su acelerador o su freno, ver sus dimensiones, estar dentro de ella.
Todo esto viene a cuenta del anuncio por parte de BMW de su renuncia a seguir participando en los grandes salones como Colonia o Milán en el futuro. Markus Schramm, director de BMW Motorrad declaraba a finales de enero que la marca cambiaba su estrategia tradicional de grandes "stands" para hacer uso de formatos digitales y locales en vivo, lo que les permite programar sus estrenos mundiales y concentrarse en el público objetivo de esos productos, sin renunciar a salones regionales. Evidentemente si esta política se expande el gran evento anual que no es otro que Milán, tiene un negro futuro. EICMA no era solo una exposición de motos, allí estaba presente todo el sector de las dos ruedas, incluyendo el equipamiento, los accesorios, la industria auxiliar o los pequeños fabricantes. Todos se aprovechaban del tirón de las grandes marcas y del público que acudía a verlas desde todos los rincones. Se trataba de la gran reunión anual de la industria en la que se forjaban muchos negocios y que servía para coordinar en poco tiempo multitud de citas. Sin las grandes marcas es difícil sostener eventos como ese, porque además de expositores y profesionales es necesario contar con el público. Si no podemos ver, tocar y sentir las motos de nuestros sueños, un salón no tiene mucho sentido. Esperemos que lo digital no sustituya a la realidad.
SENTIR EN DIRECTO UNA MOTO NO ES LO MISMO QUE VERLA EN FOTOS O EN UN VÍDEO