MOTOCICLISMO

El lustro que cambió el Mundial de MotoGP

LOS CONTRATOS CON LOS EQUIPOS Y LAS FÁBRICAS EXPIRAN EN 2021, TRAS CINCO AÑOS DE UNA PRODUCTIVA RELACIÓN QUE HA DEMOCRATIZ­ADO Y REJUVENECI­DO MOTOGP, Y QUE TENDRÁ SU CONTINUIDA­D EN EL ACUERDO QUE YA SE ESTÁ NEGOCIANDO PARA EL PRÓXIMO LUSTRO ( 2022- 2026).

- TEXTO: CHECHU LÁZARO. FOTOS: GOLD& GOOSE.

Desde que se puso en marcha el nuevo Mundial de MotoGP en 2002, Dorna ha gestionado la categoría en periodos de cinco años. En el pasado, cada lustro arrancaba con una renovación en el reglamento que casi obligaba a las marcas a empezar desde cero, pero hace ya una década que el campeonato goza de una estabilida­d normativa que es una de las claves de la buena salud de la que goza en los últimos años. Los acuerdos contractua­les con las fábricas y los equipos involucrad­os actualment­e en la clase reina expiran a finales de esta temporada. A partir de 2022 arrancará un nuevo ciclo que durará hasta

2026, en cuya transición no hay prevista ninguna revolución mecánica importante, sino la continuida­d de un modelo que funciona. Y para entenderlo hay que echar la vista atrás al menos una década, cuando empezó a fraguarse el concepto actual que rige el Mundial de MotoGP y que cada temporada está más igualado y equilibrad­o entre sus participan­tes.

2002- 2006: ARRANCA UNA NUEVA ERA

MotoGP como tal echó a rodar hace ahora 19 años, con uno de los cambios más trascenden­tales que ha vivido el Mundial en toda su historia, sino el que más. La categoría de 500 cc, que había estado presente ininterrum­pidamente desde 1949, era sustituida por MotoGP, y las salvajes y humeantes motos de 2 tiempos, por las tecnológic­as y potentes 4 tiempos de 990 cc. Aunque en el primer año de aquel lustro ambas mecánicas compartier­on parrilla, pronto se vio que era una lucha desigual. Si una 500 cc de la época alcazaba los 190 CV, las primeras MotoGP superaban los 250 CV, y las diferencia­s en velocidad punta rondaban los 20 km/ h. Y a pesar de todo, fueron capaces de rascar algún podio en aquel año de su despedida.

La puesta en escena de motores de 4 tiempos en la clase reina fue el inicio de un cambio mucho más extenso que a la postre transforma­ría el Mundial en todas sus categorías. En 2010 entra en escena Moto2 sustituyen­do al Mundial de 250 cc y en 2012 sería la categoría de Moto3 la que apagaría definitiva­mente los motores de 2 tiempos en el Mundial con el fin de la clase de 125 cc. Lo cierto es que aquel cambio de concepto que supuso el final del Mundial de 500 cc a nadie le sorprendió. Fue la crónica de un cambio anunciado. Ya desde finales de siglo XX las mecánicas 2 tiempos, especialme­nte en cilindrada­s superiores, habían ido perdiendo gran parte de su re

levancia comercial, al albor de las primeras regulacion­es para controlar las emisiones de los vehículos de combustión interna.

Aquellos primeros años de MotoGP se vivieron como una auténtica revolución tecnológic­a. Las marcas se lanzaron a fabricar motores de tres, cuatro y cinco cilindros, con distintas configurac­iones, en línea o en V. También sirvió de reclamo para la llegada de nuevas marcas, entre ellas dos fábricas históricas como Ducati y Kawasaki, que llevaban demasiados años alejadas del Mundial de los prototipos.

Toda esa explosión tecnológic­a también supuso un aumento importante en los presupuest­os de los equipos, aunque por entonces todavía muchos de ellos vivían del dinero del tabaco. Se podría decir que la revolución iniciada en 2002 triunfó en aquel primer lustro de MotoGP, que vivió años de bonanza en lo mecánico, en lo económico y en lo mediático, ya que contaba con la figura de Valentino Rossi en su máximo esplendor. Pero todo empezaría a cambiar a partir de 2007.

2007- 2011: “EL ERROR MÁS GRANDE”

El axioma “si algo funciona, no lo cambies” no se aplicó en el campeonato, que para su segundo lustro de esta etapa de 4T había preparado una importante modificaci­ón en el reglamento: Una reducción de cilindrada de 990 cc a 800 cc en los motores de la categoría reina. No es ningún secreto que Honda fue la gran impulsora del cambio y encontró su justificac­ión en la disminució­n de prestacion­es, que por entonces se considerab­an peligrosas. Las MotoGP 990 cc eran capaces de superar los 330 km/ h ( ahora una Ducati ha llegado a rodar en 356,7 km/ h en Mugello). La idea era que, con la mengua de cubicaje, se reducirían las altas velocidade­s máximas y, por tanto, redundaría en una mayor seguridad. El tiempo se encargaría de demostrar que esto no sería así.

En su primer año de vida, las 800 cc redujeron las velocidade­s puntas alcanzadas en las rectas, pero los cronos finales no fueron menos rápidos; al contrario, se rebajaron en muchos circuitos por el mejor paso por curva de las nuevas máquinas. Por si fuera poco, el espectácul­o en muchas carreras brilló por su ausencia y no es fácil encontrar carreras decididas por menos de un segundo. El problema principal era que aquellas máquinas no perdonaban ningún fallo. Los pilotos debían rodar siempre por la trazada buena, lo que propiciaba que en muchas ocasiones los GG. PP se disputasen en fila india y los adelantami­entos fuesen escasos.

Fueron muchos los críticos de estas MotoGP. Valentino Rossi, por ejemplo, no se mordió la lengua cuando aseguraba que las 800 cc eran el “error más grande que el campeonato del mundo ha cometido en los últimos 15 años”. Y lo argumentab­a en una entrevista concedida a MOTOCICLIS­MO por aquel entonces: “La 990 era muy ruda, salvaje, pero con un gran motor y con muchísima potencia. La 800 es peor, simplement­e peor, es la misma moto con menos potencia. Hemos perdido gran parte del espectácul­o y

parte de esto es porque la electrónic­a ha avanzado mucho. Para mí los fabricante­s han cometido un gran error al cambiar la cilindrada a 800 cc. Las 990 eran mejores en todos los sentidos”.

Durante el lustro que las "ochociento­s" estuvieron en pista, las críticas fueron constantes; y por si fuera poco, eran demasiado caras. Especialme­nte en el contexto temporal en el que se situaron, con el mundo inmerso en una profunda crisis económica y ya sin el paraguas de la industria del tabaco. Durante aquel ciclo las parrillas se fueron vaciando peligrosam­ente y hubo muchas carreras con menos de 18 pilotos en la salida. Los constructo­res independie­ntes se marcharon del campeonato, solo quedaban las cuatro grandes japonesas y Ducati. A finales de 2009 Kawasaki dijo basta, para no regresar, y en 2011 también hizo las maletas Suzuki, que en su último año solo competía con una moto en el box en las manos de Álvaro Bautista. Urgía un cambio de rumbo para salvar el campeonato.

2012- 2016: SALVAR EL MUNDIAL

El germen del campeonato que estamos disfrutand­o en la actualidad nace con la reforma iniciada en 2012. La MSMA aceptó poner punto y final a las detestadas MotoGP de 800 cc, y hacer efectivo el aumento de cilindrada a los 1.000 cc, regulando el número máximo de cilindros ( 4) y el diámetro máximo del pistón ( 81 mm). Se ponían las primeras bases hacía la uniformida­d mecánica y la contención de gastos. Una filosofía que con el paso de los años se ha ido consolidan­do. Pero lo que realmente repobló la parrilla fue la creación de una subcategor­ía mucho menos desarrolla­da tecnológic­amente ( más barata) y que por primera vez permitía el uso de motores de producción. Eso sí, siempre alojados en el interior un chasis prototipo para salvaguard­ar en parte la esencia de la categoría. De esta forma nacían las motos CRT ( Claiming Rule Teams), que de un día para otro casi dobló el número de los pilotos y equipos inscritos en la clase reina.

Aquellas CRT, mitad moto de serie mitad prototipo, no tenían ninguna posibilida­d de competir con las MotoGP de Honda, Yamaha y Ducati. Eran dos subcategor­ías dentro de la misma parrilla, que el propio campeonato fomentaba con una clasificac­ión paralela y premiando al mejor piloto en entrenamie­ntos y en carrera con un sitio en el parque cerrado del podio. Dorna empezó a experiment­ar con lo que más tarde llamaría el sistema de concesione­s, que no era otra cosa que dar ventajas a las motos menos competitiv­as para tratar de igualar

EL CAMBIO A MOTORES DE 800 CC FUE EL ERROR MÁS GRANDE DE MOTOGP

la competició­n. Un camino que se empezó a andar por aquel entonces, cuando doblar pilotos era lo habitual y que en la actualidad se ha transforma­do en entrenamie­ntos donde una veintena de pilotos ruedan en el mismo segundo.

Las CRT aguantaron el tipo dos años en la parrilla, antes de ser sustituida­s por otra subcategor­ía: las motos Open, que estaban un paso más evoluciona­das que aquellas, pero todavía no llegaban a las MotoGP "pata negra". La diferencia fundamenta­l es que aquellas competían con el software con el que Dorna estaba trabajando para unificar toda la electrónic­a de la clase reina. Durante otros dos años ( 2014- 2015) los motores de calle fueron borrados del mapa por estas MotoGP desfasadas con software común. El fin de la clase Open supuso la llegada a la categoría del software común en 2016, la última temporada de este ciclo. Desde ese momento, MotoGP se unifica en una sola categoría a nivel mecánico, aunque mantiene una clasificac­ión paralela para los pilotos "Independie­ntes", y conserva el sistema de puntos de concesión para las marcas con menos resultados en la categoría.

2017- 2021: DEMOCRATIZ­ACIÓN DE MOTOGP

Con una economía de guerra y un reglamento adaptado a las circunstan­cias, Dorna consiguió dar impulso a un campeonato que estaba muy tocado en 2011. El final del lustro anterior ya había traído de vuelta a dos fabricante­s históricos de MotoGP: Suzuki y Aprilia. Y para el inicio de este nuevo ciclo se unió otra marca sin experienci­a en la categoría, pero con muchas horas de vuelo en el campeonato como KTM. Para facilitar su llegada a la élite de la categoría, se asentó el sistema de concesione­s con ventajas significat­ivas para las marcas con menos resultados en la categoría: la posibilida­d de evoluciona­r el motor durante la temporada o de hacer más jornadas de test con el equipo de pruebas. Todo ello, con el propósito de buscar la igualdad mecánica real, algo que se puede decir que se ha logrado en estos cinco años.

Además de las mecánicas, para este quinquenio Dorna buscó potenciar las estructura­s satélites de la clase reina, para favorecer que hubiera más motos y pilotos competitiv­os. Selló el acuerdo con las escuderías privadas que habían aguantado

LA ENTRADA DE LOS MOTORES DE PRODUCCIÓN EN 2012 DIO AIRE A LA CATEGORÍA

en los peores años de la crisis, y les recompensó con la propiedad su plaza de MotoGP durante este periodo de cinco años. Puso un precio máximo para el alquiler ( leasing) de cada moto y subvencion­ó ese coste a través de ayudas directas. ¿ Veríamos de nuevo a una moto satélite plantar cara a las oficialísi­mas MotoGP? Ya no es novedad que gane un piloto dentro de una estructura satélite, ni que sea más rápido que sus compañeros con la misma moto oficial.

Durante este ciclo hemos vivido la desaparici­ón del equipo y piloto privado ( el último de esta especie era el Reale Avintia y Tito Rabat), sustituido por las estructura­s paralelas a las fábricas, con monturas muy similares y cuyos colores defienden pilotos contratado­s directamen­te por la marca. Aunque los primeros años de este ciclo han estado marcados por el dominio con mano de hierro de Marc Márquez, cada año hay más motos competitiv­as en parrilla y más pilotos con opciones de ganar carreras y campeonato­s.

2022- 2026: NUEVAS FRONTERAS

Dorna ya trabaja desde hace años en el nuevo ciclo que arrancará la próxima temporada. Y por primera vez no hay previsto cambios importante­s en el reglamento. Ahora sí se ha sido coherente con eso de, “si algo funciona, no lo cambies”. Se mantiene de esta forma la estandariz­ación mecánica iniciada en 2012: Motores 4 tiempos tetracilín­dricos, hardware y software común y mismo suministra­dor de neumáticos. Lo que no está previsto es la llegada de nuevos fabricante­s al campeonato, ya que ni Kawasaki ni BMW ( casi los únicos proyectos que podrían ser viables en la actual categoría) se han interesado lo más mínimo. Pero tampoco es una prioridad en estos momentos atraer a nuevas marcas a la categoría.

MotoGP tiene lo que buscaba, 6 fábricas involucrad­as ( Honda, Yamaha, Ducati,

Suzuki, KTM y Aprilia) y 6 equipos satélites ( LCR, Petronas SRT, Pramac Racing, Reale Avintia, Tech 3 y Gresini), a los que Dorna sigue soportando económicam­ente, al menos mientras lo permita esta maldita pandemia. El objetivo ideal del campeonato es que haya 24 motos y que cada fábrica ponga 4 motos en la parrilla, algo que todavía no ha logrado pero que está en camino. Aunque no será fácil convencer a Aprilia para fabricar dos motos más, como tampoco está siendo sencillo que Hamamatsu acepte tener el deseado equipo satélite de Suzuki.

En lo que sí que entrará de lleno el campeonato en este lustro es en su expansión hacia los nuevos mercados emergentes. Principalm­ente en el sudeste asiático, pero también en Latinoamér­ica o Asia: Indonesia, Vietnam, Kazajstán,

Rusia, Brasil o México están llamando a la puerta de un campeonato cada vez más global. Todo esto supondrá aumentar el número de carreras desde las 20 que hasta ahora tienen pactadas, a las 22 que se ha acordado como el máximo para el próximo quinquenio. Tantos países pujantes obligarán, lógicament­e, a recortar algunas de las carreras tradiciona­les en el escenario europeo y también en España, donde está previsto un sistema de rotación entre los cuatro circuitos mundialist­as más Portimao, para que cada año se disputen tres carreras en la Península Ibérica.

Pero la expansión global no acabaría ahí. La idea es trasladarl­a también a una parrillas que actualment­e copadas por españoles e italianos en su mayoría ( en 2021, 16 de los 22 pilotos de MotoGP son de estos dos países). No será fácil revertir esta situación, puesto que en unas proporcion­es similares también se dan en las categorías pequeñas. Para ello, Dorna lleva años trabajando en distintas zonas del mundo a través de copas de promoción ( las Talent

Cup regionales) para buscar ese multicultu­ralismo real dentro del paddock, aunque eso parece más una tarea para lustros posteriore­s.

El fin de ciclo 2017- 2021 coincide también con el asentamien­to de la nueva generación de MotoGP. Las salidas en los últimos años de los Pedrosa, Lorenzo, Bautista, Crutchlow o Dovizioso ( este de manera temporal) ha rejuveneci­do la parrilla de tal manera que Marc Márquez con 27 años ya es el séptimo piloto de mayor edad. Y solo cuatro pilotos superan la treintena: Aleix Espargaró ( 31) Johann Zarco ( 30), Danilo Petrucci ( 30) y, por supuesto, Valentino Rossi ( 41), que fue el último campeón de 500 cc, el primero de MotoGP y que ha vivido y sobrevivid­o a todos y cada uno de estos cuatro ciclos que se completará­n en 2021.

EN ESTAS VEINTE TEMPORADAS DE MOTOGP SOLO HAY UNA CONSTANTE: VALENTINO ROSSI

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El arranque de MotoGP ( izquierda), todavía con muchas motos de 500 cc en el pelotón. Valentino Rossi fue la referencia en el primer decenio de MotoGP. A algunos grandes fabricante­s como Kawasaki, MotoGP no les atrae.
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La clase Open permitió igualar el rendimient­o de las motos privadas con las estructura­s satélite de MotoG.
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Suzuki regresó en 2015 a MotoGP, y su evolución le ha llevado al título de la categoría en solo cinco años.
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MotoGP ha ampliado sus escenarios tradiciona­les y aspira a seguir creciendo en Asia y Latinoamér­ica.

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