DE CINCO A CUATRO
Uno de los mayores dramas que ha sufrido Yamaha en lo que se refiere a sus diferenciaciones técnicas ha sido la necesidad de prescindir de una de sus señales identificativas, sus culatas de cinco válvulas. Esta configuración se materializó por primera vez en su FZ750 de 1985, un año especialmente prolífico en cuanto a novedades por la presentación también de modelos como la Suzuki GSX-R750. Desde entonces, uno de los reclamos de la firma japonesa era su exclusivo sistema de distribución. Cinco válvulas permitían reducir el tamaño de las válvulas de admisión y con ello su inercia de funcionamiento, lo que daba pie a aumentar el régimen máximo. También era posible aumentar la superficie de trasvase en la culata. Sin embargo, con el tiempo las ventajas se fueron diluyendo, porque sus rivales con culatas tradicionales lograban los mismos o mejores resultados sin la complejidad técnica de ese sistema. La puntilla vino de la mano de las carreras, en la que la mayor compacidad de las culatas de cuatro válvulas supuso el abandono primero en las carreras y luego en la serie del sistema.