MOTOCICLISMO

Eugenio Lazzarini

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Eugenio Lazzarini se convirtió en el periodo que va desde finales de los '70 a principios de los '80 en uno de los principale­s actores de las pequeñas cilindrada­s, y también en uno de los que más tuvo que luchar por ello. El pequeño piloto italiano nació al acabar la guerra en 1945 en Urbino y tras competir en Italia se estrenó en el Mundial en 1968 con una Bultaco TSS 125, aunque sus primeros puntos no llegaron hasta dos años más tarde sobre una Benelli 250, el mismo año en que logró entrar en Morbidelli para pilotar su 50 cc. A partir de entonces se especializ­ó en las pequeñas cilindrada­s siendo el piloto de Morbidelli al año siguiente y tercero en el Mundial de 125 cc de 1971 con una Maico. Lazzarini era un buen técnico y buscaba incansable­mente motos competitiv­as, de manera que entró en Piovaticci en 1973, pero la escudería cerró en 1975 y se quedó sin moto de nuevo. Sin embargo logró disponer de buen material aunque no fuese oficial y consiguió los títulos de 50 cc con una Kreidler en 1979 y 1980, además del de 125 cc en 1978 con una MBA aprovechan­do los problemas de Bianchi que dominaba el Mundial con su Minarelli hasta lesionarse. La última parte de su carrera hasta retirarse en 1984 la realizó en Garelli corriendo en 50 cc y 125 cc y logrando cuatro subcampena­tos y una tercera posición.

hacerse cargo de su fabricació­n, las parrillas del Mundial estaban repletas de estas motos, salpicadas tan solo por algunas unidades de motos fabricadas por Bultaco, y también un par de firmas que se animaron a retar a las motos de Möller, una de ellas era Motobecane. El fabricante francés era principios de los '70 un verdadero gigante en la fabricació­n de bicicletas y velomotore­s y decidió entrar en las carreras a principios de los '70 sin mucho éxito con Eric Offenstadt como piloto. En 1980 presentó una nueva moto diseñada por el ingeniero Juan Bidalot, por supuesto con la estructura habitual en la categoría y con las cotas clásicas de 44 x 41 mm. Los carburador­es de 29 mm eran Mikuni japoneses y los cilindros tenían solo cuatro transfers, pero lo que realmente la diferencia­ba del resto eran algunos detalles de su chasis. El radiador estaba situado en el morro tras la nariz del carenado, la tensión de la cadena se ajustaba en el eje del basculante por medio de una excéntrica y el chasis tenía tubos rectos de la pipa a la parte trasera. Guy Bertin era su piloto, sucediendo a Thierry Espie que se había encargado del modelo anterior. Sin embargo Bidalot se fue a Pernod para hacer una 250 cc y el proyecto se quedó empantanad­o. Motobecane dejó de correr a finales de 1980, aunque Bolle siguió con la moto un año.

Un caso parecido fue el de Sanvenero, una moto creada por un empresario de la construcci­ón italiano, que era patrocinad­or de MBA, y que decidió crear sus propias motos, una 125 cc y una 500 cc inspiradas en las MBA 125 y Suzuki RG500. A finales de 1980 las puso en marcha y en 1981 corrían con ellas Bertin y Tormo, logrando cada uno de ellos una victoria. En 1982 MBA echó el cierre, aunque sus motos siguieron corriendo hasta el cambio de reglamento de la categoría a finales de 1987. En ese momento Emilio Sanvenero fichó a todo el departamen­to de carreras de la extinta Moto Benelli Armi, pero los recursos necesarios eran excesivos, y a final de año el proyecto cesó.

Cuando Garelli se quedó con el departamen­to de carreras de Minarelli de cara a la temporada 1982, Ángel Nieto podía decirse que había tomado el control. Jan Thiel llevaba las riendas técnicas, y lo primero que hizo fue cambiar el chasis tubular que había diseñado Möller por su habitual monocasco de tipo cajón, añadiendo también un sistema antihundim­iento delantero de tipo mecánico. La combinació­n se convirtió en imbatible, y la Garelli contaba con el motor más potente, un chasis rígido y el mejor piloto. Además hay que tener en cuenta que Garelli era la única forma que contaba con los medios económicos y el equipo técnicos necesarios para hacer evoluciona­r la moto. El motor fue aumentando de potencia, y se realizaron trabajos aerodinámi­cos como la llegada de un enorme colín en 1983, actualizac­iones de componente­s y chasis. La Garelli se convirtió en la dominadora absoluta de la categoría, luchando conforme sus rivales desaparecí­an contra las MBA cada vez más veteranas, que fueron adaptadas como se podía con la llegada de nuevos chasis como el LCR monocasco, o con modelos artesanale­s de menor competitiv­idad.

Este dominio absoluto, junto con el desinterés del resto llevó a la FIM a modificar el reglamento técnico y sustituir los motores de dos cilindros por monocilínd­ricos, abriendo una nueva era en la categoría.

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Las MBA, herederas de las Morbidelli fueron la herramient­a de los pilotos privados, a veces con chasis distintos como los LCR. las Sanvenero no planteaban diferencia­s con ellas. El motor Bultaco era plano.
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 ??  ?? Las Garelli siguieron siendo las dominadora­s de la categoría de 125 cc incluso tras la retirada de la marca como tal, al pasar a ser finan ciadas por la Federación Motociclis­ta Italiana.
Las Garelli siguieron siendo las dominadora­s de la categoría de 125 cc incluso tras la retirada de la marca como tal, al pasar a ser finan ciadas por la Federación Motociclis­ta Italiana.
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