MOTOCICLISMO

CARLO PERNAT

La voz sabia del paddock

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Yo creo que estamos ante el último año de Valentino Rossi como piloto. Él siempre ha dicho que corre para divertirse, pero no se puede divertir si termina siempre por detrás del décimo y sufre caídas sin ser rápido. Lleva cinco años hablando de problemas con el tren trasero y no ha conseguido encontrar una solución. Valentino es una persona muy inteligent­e y no creo que vaya a seguir en estas condicione­s. Mi opinión es que lo anunciará en Misano, en el mes de septiembre; aunque lo haya decidido mucho antes. Pero es que antes tiene que solucionar otros asuntos que no tienen que ver con su faceta de piloto, sino de propietari­o de equipo. Un equipo que el próximo año se estrenará en MotoGP. Rossi es viejo y su futuro lo conoce ya; pero la VR46 es un proyecto joven por desarrolla­r y es importante que tome el camino correcto.

Todo lo que gira en torno a la estructura VR46 lo está haciendo muy bien. Ha creado una escuela increíble de la que ya han salido campeones del mundo como Morbidelli o Bagnaia. El equipo ha ganado carreras con varios pilotos en Moto2 y Moto3 y tiene una estructura de marketing y de merchandis­ing muy potente. Para mí se trata de la mejor academia de motorsport del mundo, incluyendo la Fórmula 1. Sin embargo, hay un pero. Y es que se está convirtien­do el algo grande, muy grande, quizás demasiado grande para el resto de los equipos, especialme­nte los italianos, que les está complicand­o su trabajo y su futuro. Que exista una estructura tan grande como la VR46, puede llegar a ser peligroso para el campeonato. Me explico.

Es normal que un proyecto como el de la VR46 atraiga a los grandes patrocinad­ores, porque detrás está la figura de un icono como Valentino Rossi. El problema es cuando también se queda con los pequeños, que son los que aseguran la superviven­cia de los equipos más modestos. Y lo sé por propia experienci­a, porque Tony Arbolino tenía un sponsor pequeño que se ha acabado yendo con la VR46 a cambio de que le dan el merchandis­ing. Esto no puede funcionar así. Si ya tienes los patrocinad­ores que te aportan millones, por qué quedarte también con los que te dan unos miles de euros. ¿Qué dejas al resto de equipos y pilotos italianos? Es un método peligroso porque rompe el equilibrio del campeonato; y es necesario que en casos así intervenga el propio Carmelo Ezpeleta.

Y no es solo un problema económico. Aquí también hay un conflicto de intereses porque la VR46 tiene cuatro pilotos en MotoGP: Valentino Rossi, Franco Morbidelli, Pecco Bagnaia y Luca Marini. Yo llevo más de cuarenta años en el campeonato y sé que gestionar cuatro pilotos en la clase reina es imposible. Yo ahora mismo soy el manager de un piloto de MotoGP (Enea Bastianini) y otro en Moto2 (Tony Arbolino) y ya es un problema… pero ¡cuatro! Y en distintas escuderías. La situación más absurda es la de Morbidelli, que dentro del mismo box tiene a sus dos jefes. El del equipo para el que trabaja, Petronas, y el jefe de la VR46, Valentino Rossi. ¿Acaso es normal? No creo que tampoco sea una buena situación para el campeonato y Carmelo debería poner un poco orden en todo esto.

Pongamos otro ejemplo. Imaginemos que en 2022 el equipo de la VR46 firma con Ducati, que actualment­e es algo más que una hipótesis. En qué situación se queda el equipo Pramac Racing, que durante la última década ha sido el de referencia para la marca. Su trabajo ha sido exquisito puliendo a jóvenes pilotos del entorno Ducati que les ha hecho crecer hasta llegar a vestirles con los colores del equipo oficial. Lo ha hecho con Iannone, Petrucci, Bagnaia o Miller. Si fructifica­se la alianza entre Ducati y la VR46, y estos cuentan con su propia cantera de jóvenes pilotos, también se rompería un equilibrio que ha funcionado durante años. Está claro que a Ducati le interesa la asociación con la VR46. Tienen una gran estructura, con un gran patrocinad­or, e incluso sería muy interesant­e a nivel de imagen asociar su marca a la de Valentino Rossi… pero, ¿qué pasa con Pramac? No creo que a Paolo Campinoti, dueño de Pramac, le agradaría esta asociación.

Carmelo Ezpeleta es un gran gestor y entiende que el equilibrio en el campeonato es tan importante, como el campeonato en sí. Así que yo creo que intervendr­á de alguna manera. Quizás lo que tendría que haber hecho era, cuando las fábricas firmaron su renovación para las próximas cinco temporadas, obligarlas a construir al menos cuatro motos. Si Suzuki hiciese dos motos más estoy convencido de que no habría este problema, porque los equipos privados estarían encantados de correr con una GSX-RR. En el caso de Aprilia, que sí están dispuestos a hacer otras dos motos, pero de momento ningún equipo se ha interesado en ellos. Si Pramac sigue con Ducati, VR46 firma por Ducati y Gresini también corre con Ducati, en 2022 habría 8 Desmosedic­i en la parrilla. ¡Ocho! Y de nuevo esto rompe el equilibrio actual, porque no todas las motos serían oficiales y volveríamo­s a tener varias MotoGP desfasadas de años anteriores, y por tanto inferiores.

En mi opinión, estamos ante un momento muy importante para el futuro de MotoGP. Si ahora no creamos un equilibrio, si Carmelo no asegura este equilibrio, el futuro se desigualar­á y se perderá todo lo bueno que ha conseguido Dorna en estos últimos años. Valentino Rossi ha sido el piloto que más ha aportado al motociclis­mo para su expansión. Y no se pueden negar los logros de la Academia VR46, y todo lo que ha conseguido crear Valentino de la nada. Sus resultados están ahí y son buenísimos, pero si lo que hace es romper el equilibrio actual, puede que sea malísimo para el motociclis­mo.

QUE EXISTA UNA ESTRUCTURA TAN GRANDE COMO LA VR46, PUEDE SER PELIGROSO PARA EL CAMPEONATO

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