MOTOCICLISMO

TURISMO EN SILENCIO

- TEXTO: PEPE BURGALETA. FOTOS: LLUIS LLURBA.

CLA ELECTRIFIC­ACIÓN VA AVANZANDO IMPARABLE EN EL TRANSPORTE, INCLUYENDO EL SECTOR DE LA MOTO, Y POCO A POCO VAN ABRIÉNDOSE NUEVAS POSIBILIDA­DES COMO LA QUE EL DEPARTAMEN­TO DE TURISMO DEL PAÍS VASCO HA CREADO ESPECIALME­NTE PARA ESTE TIPO DE VEHÍCULOS, CON DIFERENTES RUTAS EN LAS QUE SIEMPRE PODRÁS RECARGARLA A TIEMPO.

uando nos planteamos la posibilida­d de optar por un vehículo eléctrico, y no necesariam­ente una moto, siempre nos asalta una primera duda, la posibilida­d de no poder realizar los trayectos que queramos con la autonomía disponible. Para qué engañarnos, nuestro país todavía no es precisamen­te un modelo en el que fijarse en lo que respecta a los puntos de recarga. Las redes no se crean porque no hay demanda suficiente y como no hay red, los usuarios no compran vehículos, es la pescadilla que se come la cola. Sin embargo, no todo es un erial en este sentido, y buena prueba de ello es la iniciativa de Turismo de Euskadi, que ha diseñado ocho rutas con una longitud adecuada para cualquier moto eléctrica, en las que además se garantizan lugares en los que pernoctar que disponen del equipamien­to necesario para que a la mañana siguiente, podamos iniciar de nuevo la aventura.

EN ZERO

Aprovechan­do esta infraestru­ctura, hemos tenido la posibilida­d de probar una de las motos más capaces para hacer ruta, la gama SR de Zero, en sus dos versiones, la SR-S naked y la SR-F dotada de carenado. Son dos motos muy parecidas, ya que solo cambian partes de la carrocería y de la posición de conducción.

Se han diseñado ocho rutas que permiten ser realizadas una tras otra y que rodean Euskadi partiendo de Bilbao, permitiend­o visitar los lugares más atractivos, y mira que los hay, de esta región, además de aprovechar uno de sus grandes atractivos, la gastronomí­a. En nuestro caso, desgraciad­amente solo hemos tenido tiempo de hacer las tres primeras, que son las que discurren por la costa cantábrica y sus alrededore­s. Además hay que tener en cuenta que la etapa más larga de las que consta el catálogo tiene 160 km, la mayoría ronda el centenar, y con nuestras Zero esa distancia se puede realizar sin el menor problema.

A lo largo de esos tres días, acompañado­s por nuestro guía, Gaetán, no solo hemos podido disfrutar de paisajes, carreteras, monumentos, gastronomí­a y gente, sino conocer la historia de cada una de nuestras paradas. Todos sabemos que los vascos están muy apegados a su tierra y sus tradicione­s, y esto también ha ayudado a mantener todo en un estado impoluto, a lo

que hay que sumar todo lo que se ha hecho de nuevo en los últimos años, y Bilbao es un perfecto ejemplo de ello.

DESDE BILBAO A SAN SEBASTIÁN

Nuestra ruta comenzó en el concesiona­rio de Zero en Bilbao, Intermoto, para realizar un recorrido por la ría viendo lugares ya realmente míticos como el Museo Guggenheim o el Puente Colgante Bizkaia, que cruza la Ría, fue el primer de su tipo en el mundo en 1893 y todavía es uno de los únicos ocho que se conservan a día de hoy uniendo Getxo y Portugalet­e. Esta primera etapa de las rutas tiene como título “Siempre junto al Cantábrico” y hace honor a su nombre. Dejando atrás Getxo y la Ría de Bilbao seguimos en las localidade­s de

Sopela, Plentzia y Gorliz, y nos adentramos ligerament­e en el interior para disfrutar de las primeras curvas. Euskadi puede que otras cosas no tenga, pero desde luego costa y carreteras de curvas, las tiene todas. Según abandonas una, te encuentras con las otras. Así, yendo y viniendo a la costa pasamos por Gorliz y Bakio. Entre Bakio y Bermeo con su famoso puerto, se encuentra la Ermita de San Juan de Gaztelugat­xe, situada en una pequeña península y con una escalinata de acceso que se ha hecho muy polular al aparecer en la serie Juego de Tronos. Ahora es lugar de peregrinac­ión no religiosa, sino para hacerse “selfies”. Y llegamos a Mundaka. Esta localidad costera es muy famosa entre los surfistas por su “ola de izquierdas”, que cuando llegamos, la verdad es que estaba de vacaciones, pero que es motivo de peregrinac­ión entre los aficionado­s a las tablas. De Mundaka hasta volver a la costa no queda más remedio que bordear toda la Ría hasta Guernica, sede de la Casa de Juntas de Vizcaya y tristement­e famosa por su bombardeo en la Guerra Civil e inspirar al cuadro más famoso de Pablo Picasso. La última parte de la ruta no abandona el agua hasta llegar a Lekeitio. Y entre tanto puedes parar a comer en cualquier establecim­iento, ninguno te defraudará. 120 kilómetros de relax sobre las Zero.

SOBRE UNA ZERO CON SU FUNCIONAMI­ENTO SILENCIOSO EL TURISMO ADQUIERE UNA NUEVA DIMENSIÓN

MAR Y MONTAÑA

Así se titula la segunda ruta, que enlaza con la anterior desde Lekeitio y que en menos de 100 km te vuelve a hacer disfrutar del paisaje, las carreteras y la historia. Esta ruta además de costa ya incluye bastante montaña. No son grandes picos y empieza en la costa visitando localidade­s tan pintoresca­s como Ondarroa o Mutriku, un pueblo dedicado durante siglos a la caza

de la ballena. Deba es el lugar en el que desemboca el río de su mismo nombre, y de ahí al interior para llegar a Azpeitia, otro lugar muy conocido por la basílica de San Ignacio de Loyola, construida junto a la casa de la familia. De nuevo a la costa siguiendo el río Urola acabaremos en Zumaia donde una larga parada para ver su playa con el impresiona­nte Flisch es obligatori­o. Se trata de una formación estratific­ada que se levanta verticalme­nte desde la playa a lo largo de varios kilómetros formada por el movimiento del fondo marino sedimentar­io, que nos muestra la evolución de la tierra a lo largo de millones de años. Investigac­iones en el Flisch fueron junto a las realizadas en otras formacione­s parecidas en Italia y Dinamarca, las que certificar­on en los años 70, antes del descubrimi­ento del enorme cráter del Yucatán, que los dinosaurio­s desapareci­eron junto a la mayor parte de la vida en la tierra. En capas datadas exactament­e en esa época se encontraro­n fuertes rastros de Iridio. El final del día ruta nos llevó a Getaria y Zarautz, dos localidade­s en las que sus palacetes dan a entender su nivel de vida.

COMER, COMER

Todo el País vasco es un inmenso reino de gourmets, pero una buena parte de los restaurant­es más famosos de nuestro país se encuentran en Guipúzkoa. De Zarautz a San Sebastían puedes ir directamen­te, pero nosotros lo hicimos en un recorrido en forma de “U” pasando por Orio, Hernani, Astigarrag­a, Oiartzun e Irún. Hondarribi­a, nuestra siguiente escala. Se ha convertido en otro centro turístico de primer nivel, con una parte vieja perfectame­nte conservada y magníficas vistas de la desembocad­ura del Bidasoa con Francia y Hendaya en la otra orilla. Allí comienza la montaña de Jaizquibel, con una ruta de curvas más que famosa en la que incluso se celebra una carrera de aceleració­n de un cuarto de milla dentro de los actos del “Wheels and Waves” cuyo centro de operacione­s es la cercana localidad gala de Biarritz. Jaizquibel nos lleva a Pasai Donibane con sus restaruran­tes junto a la ría, al otro lado de la cual se encuentra Pasajes de San Pedro con su famoso puerto. Y no nos queda nada para llegar a San Sebastián, Donosti, la Bella Easo, como la quieras llamar. La playa de la Concha, la Parte Vieja, los Peines del Viento, el monte Igueldo. Es también el reino de la gastronomí­a en España y el fin de la tercera etapa de la Ruta Vasca y el final de nuestra excursión. Tres días de asueto, parando constantem­ente, disfrutand­o de la ruta y también de lo que ofrece con toda la calma que permite una moto eléctrica, sin ruido, sin cambio, pero con todas las aptitudes dinámicas de un modelo convencion­al.

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Euskadi ofrece una variedad increíble de recorridos, mar o montaña, de indudable belleza en los que disfrutar del turimo en silencio.
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Además de disfrutar del dinamismo de las Zero, el silencio de las motos eléctricas nos permite disfrutar del turismo de otra manera,.
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 ?? ?? Cultura, naturaleza, gastronomí­a. No renunciamo­s a nada en nuestras rutas por Euskadi.
Cultura, naturaleza, gastronomí­a. No renunciamo­s a nada en nuestras rutas por Euskadi.
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El turismo con moto eléctrica es. sin lugar a dudas, menos intrusivo y te conecta más con el entorno.
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Turismo a mesa puesta. Mientras nuestras motos recargan las baterías, nosotros hacemos lo mismo.

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