MOTOCICLISMO

El recorrido. El Etna

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El recorrido para esta comparativ­a lo diseñaron los chicos de Metzeler, quienes tienen un centro de desarrollo en Giarre, a una hora en coche desde el aeropuerto de Catania. Desde esta localidad siciliana partimos para afrontar la primera jornada, haciendo noche en el parque natural de Nebrodi, para, al día siguiente retornar a Giarre bordeando la ladera norte del volcán Etna.

En la mañana salíamos en coche desde Giarre a Francavill­a de Sicilia. Allí nos esperaban las motos para comenzar la prueba. Era la primera vez que coincidía con nuestros colegas alemanes de Motorrad y tenía cierta inquietud al desconocer el nivel de pilotaje de estos desgarbado­s y jóvenes teutones. Todos pasan del metro ochenta y cinco menos el redactor jefe Karsten, que es de mi estatura (1,70 m) y un poco más “veterano”. Más que nada por saber si me iban a llevar con la lengua fuera los dos días de “enduro”. Nada más arrancar me pongo a rueda de Salvo, il capo de Metzeler, que va con una CRF 250 abriendo camino. Cruzamos un río seco y comenzamos a subir una montaña interminab­le. El terreno está seco y hay bastante piedra suelta con ángulos cerrados de 270 grados en subida. No es difícil, pero sí bastante cansado y cuando llegamos arriba me arden los antebrazos. Después de subir, ya sabéis, toca bajar. Hemos cambiado de motos y aprovecho para relajar los brazos. Al cabo de media hora hacemos una parada para descansar y volver a cambiar de moto. A partir de aquí el terreno es más boscoso y llano, sigue siendo machacón, pero me permite más jugar con la moto, hacer derrapadas, caballitos y disfrutar del pilotaje. Comienza a llover de forma intensa y encontramo­s un pequeño chamizo donde refugiarno­s. Tras una hora volvemos a la motos para ir a comer. Ya estamos cerca del Parque de Nebrodi, donde vamos a pasar la noche, pero antes nos quedan dos puntos de foto para el reportaje. Al día siguiente seguimos haciendo pistas a través del bosque hasta que salimos a los pies del Etna, donde el terreno se vuelve más árido y pedregoso. Toda la zona de lava volcánica está protegida y prohibida, no entiendo muy bien por qué, aun así hay zonas por las que se puede rodar sobre esa grava volcánica, nada fácil, por cierto. Tras la comida nos queda ya solo un enlace por carreteras rotas hasta llegar a la base de Metzeler en Giarre. Después de todo, he disfrutado mucho de la prueba y los “pequeños” nos hemos defendido más que dignamente a lomos de estos caballos percherone­s.

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