MOTOCICLISMO

Decepción y adiós

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El podio en el primer sprint del año en Portimao fue un espejismo para Marc, y su temporada se pareció más a la carrera portuguesa del domingo, donde protagoniz­ó un ‘strike’ en el que se llevó puesto a Oliveira y Martín. La temporada de Marc Márquez puede resumirse en que batió su récord negativo de caídas en un año (29) y eso que se perdió varias carreras por lesión. Sobre todo, se acumularon en la primera mitad de temporada y la gota que colmó el vaso llegó en un aciago GP de Alemania. En su jardín de Sachsenrin­g, un circuito que en el pasado había tiranizado, vivió una pesadilla y su peineta a la Honda después de una de las muchas veces que le quiso descabalga­r fue la imagen de la impotencia. Sufrió cinco caídas en menos de 48 horas y al final tomó la decisión de no correr. Tampoco participar­ía en la última antes del parón veraniego en Assen, y volvió de las vacaciones con otra mentalidad.

“El enfoque con el que afrontamos la primera parte no fue el correcto, porque lo hicimos pensando en intentar ganar carreras y pelear por el título, y no estábamos preparados”, decía en agosto en Silverston­e. A partir de entonces, Márquez adoptó un perfil más bajo, priorizand­o acabar carreras por encima de sus resultados e intentando trabajar en el desarrollo de la moto a medio y largo plazo, con algún chispazo en momentos claves como en la Q2 o en los sprint, donde se podía arriesgar durante menos vueltas y pescó tres podios. Mientras tanto, la bola en torno a su continuida­d en Honda no paraba de crecer y la ruptura se anunciaría después del GP de Japón, entre lágrimas, y después de lograr su único podio en domingo que ya sonaba a despedida cuando Marc le definió como “un cuento romántico”. La despedida de Valencia con podio el sábado y otro arrastrón el domingo, fue un epitafio de lo que ha sido el 2023 de Marc Márquez.

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