LOS ANTECEDENTES DEL TURBO
CASI TAN ANTIGUO COMO EL AUTOMÓVIL
Louis Renault patentó un compresor centrífugo en 1902, aunque no movido por los gases de escape, que es lo que caracteriza al turbocompresor. Pero, por lo que se puede ver en otras patentes suyas de la época, quizá la idea le pasó por la cabeza porque era consciente de que parte de la energía que se pierde por el escape se podría aprovechar.
Alfred Büchi fue quien obtuvo la primera patente del turbocompresor, en 1905, y Auguste Rateau fue el primero en aplicarlo con éxito. Después de experimentarlo sobre un motor de aviación Lorraine, en 1916, y en un Gnôme & Rhône un año después, en 1918 fabricó una pequeña serie de motores turboalimentados Renault 12 Fe (12 cilindros) para el bombardero Breguet XIV. El turbocompresor en ese motor Renault podía girar a 30.000 rpm, pocas cosas lo habían hecho tan rápidamente hasta ese momento y, ni las tolerancias en la fabricación ni la metalurgia, estaban suficientemente avanzadas para tanto.
Desde entonces, el turbocompresor se fue instalando en motores Otto aeronáuticos, Diesel navales y ferroviarios. En la década de los 50, se implantó en motores Diesel para camiones (MAN y Volvo) y, en 1962, en un coche de producción con motor de gasolina, el Oldsmobile Jetfire.