Motor Clásico

EL SCOOTER DE HARLEY

- Fernando Hoyos

Afinales de la década de los cincuenta en Estados Unidos las ventas de las motos tipo scooter iban en aumento. Cushman las llevaba fabricando en Nebraska desde hacía años y se importaba una buena cantidad de Vespa, Lambretta e incluso Zündapp¼ lo que tentó a Harley-Davidson a entrar en ese aparenteme­nte prometedor mercado. Pero aunque Harley también fabricaba motos de pequeña cilindrada, nunca habían diseñado un scooter. Para ello se inspiraron en las líneas del anguloso Cushman Pacemaker de 1957, que les parecía más avanzado, más americano, que las redondeada­s motos europeas. Y en cuanto a la mecánica, tampoco siguieron el patrón de ningún probado scooter europeo, diseñando algo bastante original, pero sin conseguir mejorar lo ya existente.

Así el Topper, el primer y único scooter de Harley Davidson, hizo su aparición en 1959, ofreciéndo­se al precio de $450 (1) en colores Granada Green, Strato Blue, y HiFi Red. Destinada principalm­ente al público juvenil, realizaron anuncios en que aparecían actores de series televisiva­s de éxito como «77 Sunset Strip» y «Maverik» (2), donde los protagonis­tas eran desenfadad­os y seductores personajes que afirmaban moverse cómodament­e con sus Topper por los platós de los estudios Warner. También la presentaro­n como moto para ir a la playa ataviado con vistosos pantalones «surfers» que encandilab­an a las chicas (3).

Una Topper participó en un periplo por el caluroso Death Valley de California, sin haberse recalentad­o ni necesitar reparacion­es en todo el recorrido, según informó la revista «Cycle». Pero la realidad es que la Topper sí tenía tendencia al calentamie­nto. Algo de esperar pues su motor (4) iba encerrado en un túnel central y sin refrigerac­ión forzada. Tampoco la suspensión era la ideal. La delantera, una horquilla tipo Earles, llevaba dos muelles pero sólo un amortiguad­or hidráulico, lo cual le confería una apariencia extraña. La posterior, una horquilla basculante con dos muelles horizontal­es bajo el motor, ni siquiera llevaba amortiguad­ores. Esa ausencia, y el hecho de que los muelles trabajaban a extensión y no a compresión, contribuía a una deficiente estabilida­d. Aunque con una velocidad máxima de 75 Km/h, es lógico que en Harley-Davidson no le dieran mucha importanci­a a este apartado.

En cambio, el sistema de transmisió­n Scootaway Drive sí era bastante avanzado. Con embrague automático centrífugo, variador continuo (que hacía las funciones de un cambio automático) y cadena a la rueda trasera. Un sistema efectivo pero complejo que en las primeras unidades iba descubiert­o, provocando que el agua y el polvo hicieran patinar la correa del variador (5).

El Topper, como en todo scooter que se preciara, llevaba escasa instrument­ación: el velocímetr­o delante del manillar y Ð en una posición baja pero accesibleÐ la llave de contacto, la palanca del control de la transmisió­n, el asidero del arranque por lanzadera (como en los cortacéspe­d y los fueraborda) y poco más... También era original su carrocería, pues la parte delantera era de chapa, mientras el resto estaba fabricado en fibra de vidrio.

Harley dejó de fabricarlo en 1965 debido a la baja demanda. Se calcula que sólo se vendieron unas 3.000 unidades en total (cuando Cushman ya vendía 15.000 al año en 1959). La razón quizá fuera que se había metido en un campo desconocid­o, actuando con demasiada autoconfia­nza y acabaron creando un scooter poco competitiv­o. Por otra parte, mientras que en la Europa de los años cincuenta los scooter se veían como una alternativ­a económica a los coches, en los prósperos EEUU era un vehículo casi exclusivam­ente para jóvenes, incluso para repartidor­es de tiendas, pero nunca una alternativ­a a sus enormes motociclet­as y menos aún al automóvil. El mercado no era tan grande como habían pensado. Finalmente, tal vez la maldición viniera de dentro. Ver sus imponentes «Big Twins» asociadas a un pequeño scooter bicolor no parecía lo más sensato desde el punto de vista de la mercadotec­nia. mc

EL TOPPER IBA DIRIGIDO A LOS JÓVENES AMERICANOS DESENFADAD­OS Y SEDUCTORES

Agradecimi­ento a Andrés Ruiz por su asesoramie­nto y colaboraci­ón. (1) 3200 € de ahora aproximada­mente. Ese año también apareció el Mini que se ofrecía por 500 libras (unos 10.000 € actuales). (2) Una serie trataba sobre un gabinete de apuestos detectives y, la otra, sobre dos pícaros tahúres en el Oeste, igualmente apuestos. Ambas se emitieron en España en los años sesenta. (3) Los surfers eran vistosos pantalones estampados cortados por debajo de la rodilla. (4) Monocilínd­rico horizontal de dos tiempos de 165 cc y 9 CV, derivado de un DKW alemán. (5) Posteriorm­ente se subsanó el problema encerrando todo el conjunto.

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Ilustrador. Amante de las máquinas y de los mecanismos artísticam­ente utilizados.

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