Motor Clásico

Ferrari 308 GTB Quattroval­vole

LA INFANTERÍA MODENESA

- MANUEL GARRIGA (TEXTO). PERE NUBIOLA (FOTOS)

Un Ferrari con motor V8 no es un Ferrari de verdad, clamaban los puristas cuando el Dino 308 GT4 —primero fabricado en serie con esa mecánica— salió de Maranello. Pero los V8 han demostrado estar a la altura, hasta el punto de convertirs­e en la base del éxito actual de la marca italiana. Estos cuatro modelos ilustran su evolución a lo largo de un cuarto de siglo. Veamos qué supone convivir con ellos a nivel de usuario.

Aqu í t enemos lo s c u at r o escalones que entre 1975 y 1999 formaron la «gama b a ja » de Fe r r a r i ; t o do s ellos propiedad de coleccioni­stas que poseen otros clá sic os depor t ivos, en algunos casos de marcas reputadas por su solidez y fiabilidad, pero coinciden en reivindica­r un uso quizás no intensivo pero por lo menos habitual de sus V8 italianos. «Sí, sí que puedes salir con ellos; ni te dejan tirados ni son tan incómodos como dicen algunos. Hay mucha leyenda interesada en eso», me dice uno de ellos, nada más empezar. Entonces ¿un Ferrari «de base» puede ser un vehículo utilizable en la vida real? Sonará a perogrulla­da, pero estamos tan acostumbra­dos a contemplar­los como piezas de colección, leyendas mecánicas, joyas sobre ruedas u otras zarandajas que a veces olvidamos su intrínseca naturaleza «auto-móv il», su condición de máquina creada para circular por sus propios medios y no solo para ser idolatrada.

Lo más interesant­e de este cuarteto es que despliega una panorámica de su evolución, de cómo se desarrolla un concepto técnico y estilístic­o cuya simiente brot a a f i na les los a ños 6 0. Cua ndo E n z o Fer ra r i encarga al ingeniero Angelo Bellei crear un prototipo de motor central-trasero, cuyas líneas dibujadas por Aldo Brovarone convertirá en carrocería Pininfarin­a. Concebido inicia lmente con un V6 long itudina l, el Commendato­re ordenará a Bellei que lo disponga de forma transversa­l. Sergio Pininfarin­a refina y concreta el modelo de serie prefiguran­do unas líneas básicas, con las tomas de aire laterales que nacen a mitad de la puerta y terminan en sendos huecos circulares sobre los pasos de rueda traseros, mantenidas durante un cuarto de siglo no sin algún meandro estilístic­o.

Si el prototipo Dino 206 es el nacimiento del concepto, el 246 GT supone su infancia, el 308 GT4 la adolescenc­ia y con el 308 GTB alcanza la mayoría de edad. Sin abandonar la configurac­ión de berlineta experiment­a una metamorfos­is en la estructura del chasis y la arquitectu­ra mecánica. El V6 de 2 litros aumenta a 2.4 y luego su sitio a un V8 de 3, que más tarde sube a 3.2. Los 255 CV del primer V8 se convertirá­n, veinte años después, en 380 para la versión final, ya prov ista de gestión electrónic­a y culata de cinco válv ulas por cilindro, solución ésta última experiment­ada prev iamente en la F1.

Como sabemos, el Dino 308 GT4 apor taría unas cuantas novedades: ser el primer V8 de serie de Ferrari y el primer cuatro plazas de motor central. Pero a pesar de sus br i l la ntes prestacion­es no log ra reempla za r con éxito al muy apreciado 246. La carrocería en cuña de trazos cubistas formulada por Marcello Gandini y realizada por Bertone resulta demasiada osada para la clientela tradiciona­l de la casa, amante de formas tal vez más voluptuosa­s.

CON EL 308 GTB, EL CONCEPTO ORIGINAL FORMULADO POR BELLEI Y BROVARONE EN EL PROTOTIPO DEL PRIMER DINO ALCANZA SU MAYORÍA DE EDAD

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 ??  ?? Atravesado. Así se sitúa el V8 en el vano motor del 308. En efecto, sacar las cuatro bujías del lado que no vemos supone una autentica pesadilla...
Atravesado. Así se sitúa el V8 en el vano motor del 308. En efecto, sacar las cuatro bujías del lado que no vemos supone una autentica pesadilla...

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