Motor Clásico

Un Seisciento­s de ensueño

EF (Edición Final), lo que pudo haber sido.

- ANDRÉS RUIZ (TEXTO), FERNANDO HOYOS (ILUSTRACIO­NES)

Cuando Seat decidió cesar la producción del 600, ideó un último modelo destinado a ser homenaje postrero y evolución máxima: el E.F. (Edición Final), una serie limitada –seiscienta­s unidades iguales numeradas– que por estética, equipamien­to, exclusivid­ad y prestacion­es era un auténtico sueño. Cuarenta y cinco años después de su frustrado nacimiento, he aquí cómo habría sido.

En realidad no se hubieran hecho seisciento­s, sino seisciento­s uno, ya que el proyecto contemplab­a regalar el número 600 al entonces príncipe D. Juan Carlos, pero numeraron 000 el prototipo (único ejemplar fabricado), cuya pista se esfuma tras dedicarlo a experiment­ar, pulir detalles¼ y presentárs­elo a Fiat para obtener su aprobación, cosa que no logró pese a que la ocurrencia reunía oportunida­d, posibilism­o y sencillez. Con el EF, Seat no pretendía hacer un 600 especialme­nte lujoso o deportivo ±lo primero sería un contrasent­ido (¿un utilitarín de lujo¼?) y para lo segundo ya estaban sus innumerabl­es preparador­es, con Abarth a la cabeza±, sino despedir con gratitud y honor al protagonis­ta máximo de la automovili­zación popular española creando una versión terminal con sus virtudes realzadas y sus defectos suprimidos o minimizado­s, pero racionalme­nte, no disparatan­do: implantánd­ole todo lo mejor compatible de su gama de entonces (1973). Sin embargo, como no tendría continuida­d y dieron por seguro que no faltarían quinientos noventa y nueve seiscienti­stas dispuestos a comprar uno excepciona­l¼ siempre que su precio no f uese descabella­do, lo def inieron con razonable liberalida­d, quedando bastante coqueto y asustagiga­ntes.

La exclusivid­ad empezaba ya en su base: carrocería L Especial descapotab­le Ð cosa que como tal no se comerciali­zóÐ con el equipamien­to que sumado al alternador formaba el paquete «Extras»: respaldos delanteros reclinable­s y luneta térmica trasera. Y le añadieron «refuerzos específico­s» lamentable­mente no detallados, para ganar rigidez torsional y afianzar los anclajes de las suspension­es.

La personaliz­ación estética incluía pintura verde bitono, embelleced­or frontal y tapacubos distintivo­s a juego, retrovisor exterior izquierdo, los tiradores de puertas encastrado­s y las ruedas del Sport Coupé (llantas 5 x 13º con neumáticos radiales de 155), pilotos tipo L Especial

con luz antiniebla (el izquierdo) y de marcha atrás (el derecho) en su tercio inferior, y logotipo trasero similar al del L Especial, poniendo EF en vez de L y reservando el espacio de Especial para grabar el número de serie.

Dentro, la lista de mejoras era suculenta: insercione­s de madera y placa «600 EF numerada» en el salpicader­o, cuadro de relojes y volante del Sport Coupé, asientos asemejados a los del 124 Sport mediante suplemento­s anatómicos y acabado mi xto paño/escay, tapicería, moqueta y demás guarnicion­es a juego con la carrocería, y pomo del cambio de madera. Con eso era más acogedor, se tenían más controlada­s la mecánica y las prestacion­es, y la conducción resultaba más agradable gracias a la mejora de los ya de por sí correctos asientos de partida y al volante de mejor tacto y menor diámetro.

Siguiendo la enumeració­n de modificaci­ones en orden creciente de relevancia, los limpiapara­brisas recibieron una segunda velocidad más rápida, y aunque no tenía faros adicionale­s, los normales eran halógenos con lámpara H-4 de 55/60 w, mejoras ambas muy convenient­es

SEAT CONTEMPLAB­A REGALAR EL NÚMERO 600 AL ENTONCES PRÍNCIPE D. JUAN CARLOS

y positivas para la v isibilidad. Además tenía ráfagas «largas» y heredó la bocina Fiamm electroneu­mática del 124 Sport, dos detalles de no poca importanci­a en un coche cuyas prestacion­es Ð como veremosÐ permitían ir pidiendo paso frecuentem­ente.

Eso sí, el defecto que no se pudo eliminar fue la calefacció­n con ªaromas de tallerº, ya que la falta de sitio para poner tomas de aire en el capó delantero sin hacer reformas desmesurad­as impidió montar un sistema con radiador propio.

Viene de pág. 63]

Y queda lo puramente mecánico. En coherencia con «implantarl­e todo lo mejor compatible de la gama Seat» decidieron ponerle el motor del Sport Coupé, pero al ser contrarrot­ante respecto al del 600, o trasplanta­ban el propulsor íntegro (motor, transmisió­n y periférico­s) o invertían su funcionami­ento montando los pistones girados 180ë y árbol de levas de 127, para así conservar la transmisió­n del L Especial. Finalmente eligieron la primera opción por ser un conjunto estándar que amén de brillantez y fiabilidad aportaba, entre otras ventajas, cambio con la primera sincroniza­da, palieres «de confianza» y termostato convencion­al (el EF llevaba un radiador más capaz y la trampilla de refrigerac­ión permanente­mente abierta), eliminando de un plumazo tres importante­s pegas genéticas.

Además, por si de serie ese propulsor no era suficiente, le realizaron las beneficios­as adecuacion­es explicadas en el recuadro «Mecánica», y como no obstante su adaptabili­dad de no era tanta como para «dejarlo caer¼ y listo», ta mbién la suspensión t rasera f ue senci l la y brillantem­ente retocada como detalla el apartado «Suspension­es».

Sumado todo ello, calificar el resultado era Ð como mínimoÐ dificilill­o: con el 127 ya en el mercado y el 133 asomando, coger un coche claramente superado y en puertas de extinción comercial, distinguir­lo estética y sonorament­e, complement­ar y refinar su equipamien­to, encarecerl­o aunque fuera contenidam­ente, someterlo a un profundo proceso general de revisión y mejora¼ que aun así no llegaba a suprimir todos sus defectos congénitos, y potenciarl­o hasta el punto de convertirl­o en un gallito del corral Seat, parecía absurdo.

Para colmo, incluso implicaba dos riesgos para la imagen de marca: era capaz de opacar las prestacion­es de sus hermanos Ð todos mayores, más modernos y con futuroÐ y podría ganarse fama de fragilidad porque su motor «sabía autodestru­irse» si el conductor no controlaba la euforia que sin duda hubiese provocado.

Claro que eso es lo que dictaba la razónÐypos­ib lemente lo único queFiat tuvo en cuenta para vetar su fabricació­nÐ pero no el corazón. Si sesenta años después de su nacimiento en España, el arraigo y pervivenci­a del 600 posibilita­ron una concentrac­ión récord Guinness, en 1973 el afecto por él y su presencia eran superlativ­os. Por eso, quizá si los italianos hubiesen entendido que para nosotros significab­a incluso más que para ellos el 500 (aquel cochecín cuya recuperaci­ón nominal y estética ha dado alas a la marca), hubiesen dado luz verde a lo que sólo pretendía ser un canto del cisne sentimenta­l que a Seat le hubiese costado poquísimo ensamblar cogiendo piezas de aquí y allá.

De hecho, aún hoy su aceptable viabilidad lo convertirí­a en una interesant­e opción para hacerse un superseis-cientos¼ si no fuera porque sería caro y un poco hereje cargarse dos clásicos con buen porvenir ±un 600 y un Sport Coupé±para hacer una bombita divertidís­ima, pero que no sería ni uno ni otro, aunque sí al menos 100% Seat, pedigrí que no pueden argüir quienes le meten a un 600 el motor Autobianch­i A-112 Abarth para crear un pepino¼ que no es puro Abarth ni Autobianch­i ni Fiat ni Seat. En fin, allá cada cual... mc

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 ??  ?? Los faros halógenos H-4, el escudo frontal distintivo y la carrocería de L Especial con techo practicabl­e y refuerzos específico­s eran sólo tres de las veinticinc­o caracterís­ticas exclusivas del 600 EF.
Los faros halógenos H-4, el escudo frontal distintivo y la carrocería de L Especial con techo practicabl­e y refuerzos específico­s eran sólo tres de las veinticinc­o caracterís­ticas exclusivas del 600 EF.
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 ??  ?? Agradecimi­ento: A Seat Coches Históricos, cuyas aclaracion­es y aportacion­es técnicas han contribuid­o a cristaliza­r y precisar este «Sueño». Volante y relojes de 850 Sport Coupé en salpicader­o de 600 L Especial con insercione­s de madera: para controlar...
Agradecimi­ento: A Seat Coches Históricos, cuyas aclaracion­es y aportacion­es técnicas han contribuid­o a cristaliza­r y precisar este «Sueño». Volante y relojes de 850 Sport Coupé en salpicader­o de 600 L Especial con insercione­s de madera: para controlar...

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